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La CIG convoca una huelga para exigir un convenio gallego en la construcción

Las diferencias salariales entre provincias alcanzan los 350 euros | Habrá piquetes en las grandes firmas de la comarca, y las manifestaciones serán en Pontevedra y Santiago

Salomé Soutelo

Salomé Soutelo

Lalín

Desde hace 50 años el sector de la construcción no se moviliza para mejorar sus condiciones laborales, según indicó ayer Javier Iglesias, representante de la CIG, junto al secretario comarcal de este sindicato, Antón Merallo. Por eso, la formación convoca en solitario una huelga para el próximo miércoles, 5 de noviembre. Hoy, a las 19.00 horas y en su sede de la rúa Ponte, en Lalín, organiza una asamblea abierta para informar a todos los trabajadores del ámbito de los motivos del parón.

Una de las demandas es un convenio de ámbito autonómico que remate con los distintos criterios que manejan los convenios provinciales y que pueden suponer diferencias salariales de hasta 350 euros, como indicó Iglesias. «En A Coruña y Ourense los convenios son tercermundistas, ya que no cumplen ni el salario mínimo», apostilla Merallo. En Pontevedra, la patronal y los sindicatos había firmado un acuerdo para una subida del sueldo en un 4,8%, «pero nos pararon la propuesta en Madrid, y no fue la patronal, sino otros sindicatos», que apoyaban la propuesta de que una parte de ese incremento en el sueldo fuese destinado a un fondo privado de pensiones.

Ese convenio autonómico evitaría, además, que una empresa con sede en Pontevedra, por ejemplo, aplique el convenio de Lugo o de otra provincia cuando realiza obras en esas zonas. Esto afecta mucho a la comarca dezana, donde las grandes firmas de construcción o de actividades vinculadas tienen buena parte de sus trabajos fuera de la provincia.

La CIG recalca que no falta mano de obra en la construcción, sino que el sueldo es tan bajo que los trabajadores se van a otras comunidades. Esos puestos se están cubriendo con obreros portugueses, de Ecuador o del Magreb, a los que se les ofrecen contratos «que parecen una millonada, y no lo son», incide Iglesias. Los dos sindicalistas apuntan que la CIG ya hizo reclamaciones por las condiciones en que las se contratan a las personas inmigrantes, puesto que el último convenio establecía que en verano en la construcción solo se trabaja por la mañana para evitar las altas temperaturas, y sin embargo a obreros ecuatorianos se les obliga a trabajar también en turno de tarde con la excusa de que «están acostumbrados». A estas personas, además, no se les suelen impartir cursos prevops de formación en seguridad laboral, que también se ve afectada por otra mala práctica, la de los contratos a destajo.

El sindicato acabará de colocar esta semana la cartelera de la huelga. El día 5 habrá piquetes informativos en las empresas más grandes y las protestas serán en Santiago y Pontevedra.

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