Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

Aquí sí hay quien viva

La comunidad de vecinos de los bloques 102 y 104 de la Avenida de Santiago se organiza desde hace ya cuatro años para decorar las zonas comunes y celebrar juntos el Samaín y la Navidad. Una iniciativa pensada para los más peques, pero que ha cogido fuerza hasta convertirse en ADN de la comunidad.

Los vecinos celebrando el Samaín el año pasado.

Los vecinos celebrando el Samaín el año pasado.

A Estrada

En la Avenida de Santiago 102 y 104, en A Estrada, todavía se conserva algo que en muchos lugares se está perdiendo: el espíritu de comunidad. Allí, 28 familias comparten algo más que paredes y garajes. Comparten ganas de celebrar, de convivir y de llenar sus portales de luz y vida cada vez que llega el Samaín o la Navidad.

Todo empezó en 2021, cuando una vecina, Patricia Rajoy, lanzó una idea sencilla: decorar juntos las zonas comunes para darles un aire festivo. «Daquela tiña nenos pequenos e comenteillo ao resto de mamás veciñas. A todas lle pareceu ben». Aquel primer año bastó para encender una chispa que ya no solo no pudo ser apagada, sino que cada año crece más.

Para coordinarse, los vecinos crearon un grupo de WhatsApp con nombre propio: «Espíritu de la Navidad». Allí se lanzan ideas, se reparten tareas y se organizan los turnos para montar y recoger la decoración. «Foi o grupo que creamos cas familias que quixeron participar na decoración cando empezamos», cuenta Patri, entre risas, consciente de que ese chat se ha convertido en algo más que una herramienta: es el corazón digital de la comunidad.

Pero la historia no se quedó solo en la Navidad. El entusiasmo fue tal que, desde el año pasado, los vecinos también celebran Samaín, y de hecho esta semana ultiman preparativos para una nueva edición. Esa noche, los portales se transforman en escenarios de película de terror: luces, telarañas, calabazas y hasta un photocall para hacer fotos en familia. «Facemos unha xuntanza con pinchos, sandwiches, bebida, música e luces de festa na sala de reunións que temos no baixo», explica Patricia, antes de añadir el único requisito que todos deben cumplir: «É obrigatorio vir disfrazados».

Aunque los adultos también disfrutan, los niños son, cómo no, los grandes protagonistas. En los dos edificios viven 33, y a ellos se suman algunos amigos invitados. «Esa tarde fan o truco ou trato polos dous bloques. Para eles, a festa xa empeza cando abrimos as bolsas para a decoración», dice Patri, sonriendo.

Además, como es de esperar, estas celebraciones han servido para estrechar lazos. «Durante o ano cruzámonos cos coches no garaxe ou no ascensor, pero pouco falamos. Nas festas si que nos xuntamos todos, e pasámolo moi ben», confiesa. Hoy, los vecinos se conocen mejor que nunca, se ayudan más y se sienten parte de algo común. «Hai quen, sen estar na Estrada esas datas, participa igual. Somos todos moi ben levados», asegura.

Su entusiasmo empieza ya a traspasar las fronteras de su propio bloque, y cada año son más los curiosos que se acercan a ver cómo luce la decoración en sus fachadas. Y aunque Patricia prefiere mantener el misterio, adelanta: «A festa de Samaín será este venres, e haberá sorpresas!».

Así, entre luces, disfraces y risas infantiles, esta comunidad demuestra que todavía hay lugares donde los vecinos siguen siendo eso: vecinos, y no simples desconocidos que comparten portal.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents