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El arranque de la caza cumple las expectativas

Tras casi cinco meses de sequía, el intenso aguacero que cayó sobre las comarcas desde la madrugada del sábado al domingo amenazaba con borrar los rastros de la caza menor durante la apertura de la temporada. La niebla obligó a suspender la actividad en las zonas más altas del Tecor de Lalín.

El aguacero, intenso por 
momentos, no impidió 
las salidas al monte. 
| Bernabé/Ángel Abeledo

El aguacero, intenso por momentos, no impidió las salidas al monte. | Bernabé/Ángel Abeledo

Salomé Soutelo

Salomé Soutelo

Lalín

La lluvia no pudo con las ganas de estrenar esta nueva temporada de caza menor. El miedo de los deportistas era que las intensas precipitaciones borrasen los rastros de conejo y perdiz, pero las treguas a lo largo de la jornada y el hecho de que el conejo no se encame (como sí hace el jabalí con la lluvia) permitió levantar varias piezas en el Tecor de Dozón. «Tuvimos compañeros que levantaron siete y ocho conejos, otro levantó diez pero abatió a tres», explica el presidente del colectivo, José Rodríguez.

Cartel de los comuneros 
de Bermés en O Carrio. 
|  Bernabé/Ángel Abeledo

Un cazador con una pieza en Castro de Abaixo. / Bernabé/Ángel Abeledo

La niebla, y no la lluvia, importunó esta primera jornada de caza menor en los montes de Lalín. Por seguridad, no se puede cazar con niebla que impida la visibilidad a menos de 50 metros, así que quedaron descartadas ya por la mañana las zonas más altas del Tecor, como puntos de Monte Carrio o de la Serra do Candán, «que son las mejores en cuanto a población de conejo», explica el presidente, José Luis Montoto. Sin embargo, sí se cobraron piezas, pero de perdiz, en enclaves de menor altitud como Doade, Castro o Val do Boi. Ocurrió lo mismo en los montes que gestiona la Sociedade de Caza de Rodeiro. «Por la mañana llovió bastante y estaban borrados los rastros, yo levanté un par de conejos, pero hubo otros cazadores que sí tuvieron piezas de perdiz», explica el presidente, Álvaro Juiz. Las lluvias desanimaron a varios cazadores dezanos, que prefirieron no salir de nuevo al monte durante la tarde.

Dos cazadores muestra un conejo 
abatido en la zona de O Carrio. 
|  Bernabé/Ángel Abeledo

Dos cazadores muestra un conejo abatido en la zona de O Carrio. / Bernabé/Ángel Abeledo

Al margen del arranque de la caza menor, desde el pasado 16 de agosto y hasta el 22 de febrero está en vigor la temporada de caza del jabalí, para el que además la Xunta declaró días atrás la emergencia cinegética para controlar los daños en cultivos. El presidente del Tecor de Dozón incide en la gestión que realizan las cuadrillas de jabalí sobre esta especie, para evitar el furtivismo, y recuerda que de media, en cada temporada, en este municipio se abaten más de un centenar de ejemplares.

Un cazador con 
una pieza en Castro 
de Abaixo.  
|  Bernabé/Á. Abeledo

Cartel de los comuneros de Bermés en O Carrio. / Bernabé/Ángel Abeledo

Dozón también es uno de los municipios en los que están asentadas manadas de lobos. En los últimos meses no se han denunciado daños de ganaderías producidos por este animal, que suele ser un depredador de corzo y de jabalí. Al igual que ocurre con la declaración de emergencia cinegética, desde el mundo de la caza se critica la decisión de la Xunta por dejar en manos de los deportistas la gestión de esta especie. A la espera de conocer el censo actualizado de la administración, un estudio de la USC calcula un 40% de las 93 manadas cifradas en 2021-2022.

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