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La reforma de una plaza que divide a los estradenses

Las obras de humanización de la céntrica Praza da Farola generan división de opiniones entre la vecindad. Donde unos ven una mejora para el comercio y el paseo, otros critican un gasto «innecesario» y la «desatención» de otras zonas.

Obras de humanización en la Calle Don Nicolás de A Estrada.

Obras de humanización en la Calle Don Nicolás de A Estrada. / S. P.

A Estrada

El comienzo de las obras de humanización de la Praza da Farola marca uno de los proyectos urbanos más amplios y ambiciosos del Concello de A Estrada, donde sus calles anexas empiezan a mudar de piel, dentro de un proyecto que busca peatonalizar completamente el centro urbano. La obra, que cuenta con un presupuesto de un millón de euros, del cual el 80% lo aporta la Diputación, lleva generando un encendido debate entre los vecinos de A Estrada desde el primer momento en que salió el tema a la luz.

La intención de reformar uno de los espacios más emblemáticos de la villa sigue diviendo a los estradenses, que se posicionan entre quienes ven esto como un paso adelante en la modernización urbana. Un paso similar al de ciudades como Pontevedra, con proyectos de humanización y peatonalización de su casco urbano que son la envidia de muchos otras grandes urbes. Por otro lado, hay quienes consideran que el gasto, los cambios y la reducción del tráfico en el centro son innecesarios para un municipio como A Estrada.

Desde que empezaron este miércoles las obras en la Rúa Don Nicolás, la conversación habitual en los paseos por el casco urbano de A Estrada lleva como tema principal las reformas que los vecinos y vecinas observan en una plaza que se llena de vallas y operarios trabajando en la avenida que lleva hacia la iglesia. Para muchos, el debate mismo de mover la Farola de sitio es más importante incluso que la propia obra de peatonalización, pues para los estradenses, esta es un símbolo que lleva acompañándolos toda la vida, donde su céntrica localización hace que la inmensa mayoría se refiera a ella como la Praza da Farola y no como Praza de Galicia.

Más espacio humano

Con la nueva reforma, aproximadamente dentro de un año los vecinos deberían poder disfrutar de las ventajas de una plaza completamente peatonal, de unos 1.500 metros cuadrados de superficie total. Esta, además, se uniría de manera natural a toda la humanización y peatonalización de la Calvo Sotelo, una obra que también creó polémica en su día y con la que la mayoría de los estradenses coincidirán en su éxito. El proyecto busca esa unión entre la Praza de Galicia y la Porta do Sol, la vértebra de A Estrada, que dote a la villa de un casco urbano pensado por y para los peatones, los comercios y los visitantes.

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Marité López, vecina de A Estrada

«Merece la pena la inversión si sirve para mejorar y dar más vida a nuestro pueblo»

«A mí hacer zonas peatonales me parece muy bueno, porque aquí la gente pasea mucho, y es una maravilla, y así vas con los niños sin miedo a que te atropelle un coche», explica María Teresa López Neira, vecina de A Estrada. Maritere, como la conocen, apoya la actuación municipal, aunque reconoce que le preocupó al principio la posibilidad de que desapareciese el símbolo central de la plaza. «Lo que no me gustaba era que quitaran la farola, porque hace juego con las otras farolas de alrededor. No sé por qué iban a eliminarla», comenta. Maritere defiende que la inversión, de un millón de euros , «merece la pena si sirve para embellecer y dar vida al pueblo». En su opinión, las zonas peatonales benefician al pequeño comercio. También sugiere que las actuaciones de mejora urbana se extiendan a otros espacios, como la zona verde próxima a la iglesia de San Antón: «Ahí deberían hacer unos jardines o un parque, algo verde que dé vida al pueblo. Me encantaría ver más flores por las plazas, como en otras villas. A Estrada ya es muy bonita, pero aún podría serlo mucho más», concluye ella.

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Elena Bernárdez, vecina de San Pedro de Ancorados

«Me parece innecesario peatonalizar un pueblo que no necesita esa reforma»

Una opinión muy diferente expresa Elena Bernárdez, vecina de la parroquia de San Pedro de Ancorados, quien critica duramente el proyecto de humanización. Para ella, la peatonalización es innecesaria en un pueblo que no tiene la dimensión de otras grandes ciudades. «Me parece bastante innecesario, porque al final lo que están haciendo es peatonalizar un pueblo que no necesita que lo peatonalicen», asegura. Bernárdez señala que la peatonalización complica la vida de los vecinos, especialmente de los mayores, y agrava «el difícil problema del aparcamiento en el centro». Además, cuestiona que el gasto de un millón de euros sea una prioridad, considerando que los fondos podrían destinarse a otras necesidades urgentes: «Podrían gastarse en muchas más cosas, más ayudas para residencias para mayores, ese tipo de cosas, o por ejemplo, las carreteras de las aldeas, que están destrozadas, pero no arreglan eso», sentencia. Sin embargo, sí coincide en que la farola «es un símbolo que debe conservarse» y cree que, al ser desplazada, «pierde parte de su significado como centro del pueblo».

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Socorro Míguez, vecina de A Estrada

«Ya se vio con la Calvo Sotelo, que esto es algo que va a darle más vida a la zona»

En el otro extremo del debate se encuentra Socorro Míguez Bahamonde, que ve con buenos ojos la transformación del centro urbano: «Para mí todo lo que sea bueno para el pueblo y los comercios, fenomenal. Ya se vio con la calle Calvo Sotelo, que ahora hay más vida, más gente paseando, y mucho más movimiento». Socorro cree que la peatonalización favorece la actividad comercial, aunque reconoce que algunos vecinos son reacios por comodidad. «Somos muy cómodos, queremos llevar el coche hasta la puerta del comercio. Pero si vas andando, al final entras en dos o tres tiendas, no solo en una, y eso ayuda a todos», dice. Eso sí, también coincide en defender el mantenimiento de la farola original: «Lo único que no quiero es que la quiten. Esa farola es el símbolo de A Estrada, y si la sacan, la gente se enfadaría muchísimo». Aunque valora positivamente el proyecto, señala que «lo del Concello no me gusta nada. Aquello quedó horrible, todo cemento. En verano te mata el sol y en invierno patinas. Espero que la Farola no quede así, porque eso sí que fue un gasto mal hecho, eso sí podrían reformarlo».

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Lupe Castro, vecina de A Estrada

«Está bien que la gente quiera pasear, pero todo el centro no puede ser peatonal»

Lupe Castro, vecina de la villa, se alinea con quienes creen que el presupuesto podría haberse invertido mejor, especialmente en las parroquias, donde ella vivió muchos años. «La Farola siempre fue la Farola. Pudieron haberle puesto el nombre que quisieran, pero es que no lo iban a cambiar», enfatiza ella, que recuerda con nostalgia aquel punto como lugar de encuentro de la gente en su juventud. «Ahora, ¿reformarla? Tienen más cosas que hacer. Las pistas y otras carreteras que hay por el rural están llenas de baches, y los edificios del centro se caen a pedazos. Antes de meterse en una obra así, deberían mirar alrededor. Iigual tenían que haber empezado por eso», indica. La ampliación de las zonas peatonales tampoco la convence: «Está bien que la gente quiera pasear, pero también pueden pasear por el campo. Todo el centro no puede ser peatonal. A veces necesitas ir en coche, cargar cosas o simplemente moverte. Tendrían que dejar algo de espacio a los coches», comenta. Para ella, este lugar es un sitio emblemático de A Estrada, que «debería mantenerse como está, cuidando las zonas verdes», remata.

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