El hombre por el que lloran las campanas
Comenzó como campanero en 1952 cuando solo tenía diez años. Hoy, con 83, Ismael Riveira nos habla de sus años en la iglesia de Santo André de Vea, de su aprendizaje como músico y de su trabajo como forestal. Pero sobre todo nos habla de sus añoradas campanas, esas que hoy toca un campanero más joven.

Ismael Riveira y su mujer, Mari Carmen Barcala, ante la iglesia de Santo André de Vea. | Bernabé/Javier Lalín
A sus 83 años Ismael Riveira echa de menos dos cosas. Una de ellas es el monte. Desde muy joven hasta su retirada este vecino de Santo André de Vea trabajó como forestal por los montes de la zona. «Ahora lo tienen muy fácil con tantas grúas y camiones. En mi época íbamos con una carroceta y cargábamos nosotros los troncos», afirma golpeando el hombro que durante años se tiñó de color negro por el esfuerzo. La segunda son las campanas. «A veces me acuerdo y me apetece volver a tocarlas», afirma un hombre que durante más de setenta años fue el encargado de hacer sonar las campanas de la iglesia parroquial.
«Empecé cuando tenía 10 años», nos cuenta sentados en el teleclub de Santo André de Vea, a solo unos metros de una iglesia que conoce bien. «De aquella estaba de cura Don Manuel Lago Ferreiro. Yo vivo muy cerca de la iglesia y él me dijo de ir a ayudarlo en la misa. Hacía de monaguillo. Nací en el 42 y empecé en la iglesia en el 52. Íbamos juntos de un lado un lado para otro y lo ayudaba en lo que necesitase», recuerda. Así fue como el joven Ismael Riveira comenzó a realizar la función de tocar las campanas. «Él me decía cómo tenía que hacer. Al principio no tocaba bien. Era un chaval y hacía lo que podía. Tocaba un poco de un lado y otro poco del otro. Fui mejorando con el paso de los años y con la práctica», explica.
Manuel Lago falleció en el año 1960, llegando después Antonio González Vázquez, quien estuvo 61 años como cura de la parroquia estradense. «Yo seguí con él, aunque ya no lo ayudaba en misa, solo me encargaba de tocar las campanas, especialmente para entierros y misas», recuerda. Sin embargo, después de 73 años realizando las labores de campanero, Ismael Riveira se vio obligado a dejar el puesto, después de que el nuevo cura decidiese elegir a otro vecino más joven para tocar las campanas.
La decisión y las formas no gustaron a muchos vecinos que han decidido realizar un homenaje a un hombre que dejó «una profunda pegada sin hacer ruido». «Tocó las campanas en momentos de alegría y también en tiempos difíciles. Y eso no se olvida. Por eso, en este magosto queremos reconocerle la entrega de toda una vida», explican. Este homenaje se llevará a cabo el viernes día 24, con un magosto que tendrá lugar en el teleclub de la parroquia a partir de las 20.30 horas.
Campanero y músico
Ismael Riveira fue dando forma a su labor como campanero a lo largo de los años, con práctica pero también aprendiendo de otros campaneros de la zona. «Para la misa solo había que repicar. Para un entierro varía sí es un hombre o una mujer. Si es hombre son dos veces en la campana grande y una vez en la pequeña. Si es una mujer se hace al revés, dos en la pequeña y una en la grande», explica un hombre que también fue músico. «Tocaba el saxofón y estuve en la banda de música, primero en la de Vea y luego fui para la de Vilariño. Después llegó el momento de hacer el servicio militar. Allí fui turuta. Tocaba la corneta», recuerda. Esos conocimientos de música lo llevaron también a tocar el órgano en las celebraciones litúrgicas tras su regreso al valle de Vea. «Ser músico ayudaba a tocar mejor las campanas».
Para Ismael Riveira sin embargo, los años no pasaron en balde y las fuerzas ya no le ayudan como antes a mantener el ritmo de las campanas en comparación con los más jóvenes que van recogiendo el testigo en las parroquias de la zona. «Pero todavía puedo tocar», afirma recordando las mojaduras y el frío que tiene pasado en el campanario en los meses invierno. Sus amigos y vecinos han querido sin embargo darle la oportunidad de volver a tocar las campanas. Ante la imposibilidad de hacerlo en su iglesia en Santo André, han conseguido que les dejen tocar en San Xorxe de Vea. Su reconocido repique quedará así grabado en vídeo como recuerdo.
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