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Los otros pastores

José Ramón Pena, Santiago Lillo, José Antonio Salgado y Jesús Ángel González completan el nuevo equipo para Lalín, Dozón y tres parroquias de Vila de Cruces

De izquierda a derecha: José Ramón Pena Taboada, Santiago Lillo Ortiz, José Antonio Salgado y Jesús Ángel González Beltrán

De izquierda a derecha: José Ramón Pena Taboada, Santiago Lillo Ortiz, José Antonio Salgado y Jesús Ángel González Beltrán / FDV

Á. G.

Lalín

El equipo que acompañará a José Criado en su nueva tarea pastoral está formado por cuatro hombres de distintas edades y procedencias. José Ramón Pena Taboada (Silleda, 1970), párroco «in solidum», fue ordenado por Fray José Gómez en abril de 1995 y sus primeros destino pastorales fueron los de vicario parroquial en San Pedro de Lugo y en San Facundo de Busto, Santiago de Fontao, San Pedro de Losón, Santa Baia de Losón y Santa María de Merza. Además, es asesor religioso del CEIP de Merza.

Santiago Lillo Ortiz (Vigo, 1998), nombrado vicario parroquial, fue ordenado en julio del año pasado por Alfonso Carrasco, pasando a ser adscrito al santuario de O Corpiño y, después, enviado a ampliar estudios a la Universidad Eclesiástica San Dámaso de Madrid. Recibió la ordenación diaconal de manos del obispo de Lugo el 11 de diciembre de 2023, ejerciendo parte de su ministerio diaconal en el santuario de O Corpiño.

José Antonio Salgado Agromartín (Rairiz, 1947), adscrito, fue ordenado sacerdote en junio de 1972 por monseñor Antonio Ona de Echave. Formador en el Seminario Diocesano de Lugo (1981) fue profesor de Formación Religiosa en el Instituto de Formación Profesional de Lugo. Capellán del Polusa de Lugo, responsable del Movimiento Bíblico Diocesano, impartió clases en el Seminario de Lugo, fue capellán del Centro San Vicente de Lugo, profesor de religión en el Instituto Juan Montes-Mixto Número 1 de Lugo para pasar, después a prestar su ministerio en Puerto Rico. De vuelta a la diócesis lucense, Salgado se convirtió en capellán del Hospital Calde de Lugo y profesor en el Seminario, además de capellán del Polusa.

Por último, Jesús Ángel González Beltrán (Maracaibo, 1995) está adscrito al equipo sacerdotal de Lalín después de su ordenación diaconal el pasado mes de julio. Es el pequeño de ocho hermanos y dice que sintió la llamada al sacerdocio el 5 de mayo de 2016 durante una peregrinación de jóvenes en su país natal. En 2017 ingresó en el Seminario Diocesano y Misionero Redemptoris Mater de Lugo. En su etapa pastoral estuvo en la parroquia de San Antonio de Padua de Lugo, y realizó su tiempo de misión en la parroquia de Nuestra Señor de la Esperanza, en la diócesis de Quilmes en Buenos Aires (Argentina), y más tarde en el Vicariato Apostólico de Pando, en la localidad boliviana de Riberalta.

«Marcos escribió unas palabras que nos conmovieron y nos hicieron reflexionar. Habló con fe, serenidad y la humildad que siempre lo caracterizó. Nos recordó que nada es nuestro, que todo es un don y que la vida de un sacerdote pertenece a Dios. Que la voluntad del Señor se manifiesta en la obediencia y docilidad a la Iglesia, y que esto también es una forma de fe. Con esas palabras, Marcos nos pidió, sin decirlo directamente, que no discutiéramos sobre su figura, que no lo metiéramos en una polémica de la que no puede ni quiere librarse. Y lo entendemos y lo acompañamos en ese sentimiento», señalan.

Agradecimiento y cariño de los vecinos de Lalín a Marcos Torres

El colectivo vecinal en apoyo a la continuidad de Marcos Torres como párroco de Lalín emitió ayer en el que además de dar por concluida su campaña de recogida de firmas se despide del presbítero deseándole lo mejor.

La nota añade para terminar que «ahora que la decisión es oficial y que Marcos Torres ha hablado alto y claro, queremos transformar ese movimiento vecinal en un gesto de agradecimiento y cariño, porque nada de lo que hicimos fue contra nadie, sino a favor de él y de lo que él representa».

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