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Patiñas da Estrada cierra la admisión de animales tras verse «desbordados»

Desde su fundación en mayo de este año, cada vez son más los casos que llegan a sus puertas, aunque falta espacio para acogerlos y recursos humanos para aportar los cuidados necesarios

Uno de los felinos recogidos por la entidad.

Uno de los felinos recogidos por la entidad.

A Estrada

La Asociación Patiñas da Estrada ha hecho público este martes el cierre de admisión para gatos. La entidad no recogerá felinos sin hogar hasta poder encontrar familias adoptivas para los veinte casos que ya gestiona. La decisión llega después de que los integrantes se viesen «desbordados» por el número de mascotas abandonadas que llegan a sus puertas, y a las que está costando encontrarles destino.

Mía Pumar es una de las responsables detrás de esta iniciativa, nacida en mayo de este año y que desde entonces ha conseguido reubicar decenas de animales perdidos en las calles y el rural estradense. Este martes, la colaboradora explicaba a FARO que la situación es «mucho peor» de lo que se imaginaban el grupo de voluntarios que emprendieron este proyecto. «Hay muy poca responsabilidad, especialmente con los gatos, la gente no castra a sus mascotas y por eso estamos como estamos», relató Pumar, y añadió: «Otro error en el que se suele incurrir es en pensar que nosotros estamos obligados a recoger todo lo que llega a nuestra puerta, pero esto no es un refugio, somos una asociación de voluntarios y no podemos hacernos cargo de cada caso que nos traen».

En este sentido, en Patiñas da Estrada recalcan que el mayor problema no tiene que ver con falta de material o alimento para mantener a las mascotas –en este caso, los gatos–, sino que falta espacio y recursos humanos para hacerse cargo de los cuidados que estos necesitan. «Ahora mismo no hay sitio. Nos encantaría rescatar a cada gatito pero no podemos, también es una forma de maltrato meterlos a todos juntos en una estancia, o no poder darle respuesta a las necesidades de cada uno», comparte con este periódico la estradense Mía Pumar. Para la entidad está siendo un verdadero reto gestionar el alto volumen de casos que les llegan con sus limitadas herramientas. El reto es todavía mayor cuando los animales sufren algún tipo de enfermedad, trauma, o requieren tratamientos costosos y cuidados exhaustivos. «Tenemos gatos inmunodeprimidos que deben estar aislados ante el riesgo de contagio, pero no hay espacio suficiente», remite la miembro de Patiñas.

Ante este panorama, la agrupación ha decidido tomar dos medidas: la primera sería el cierre temporal de admisiones; la segunda, priorizar en función de la gravedad y la urgencia de los ingresos. «Si se trata de atropellos, bebés o animales en estado grave intentaremos gestionarlo, pero si es un gato callejero adulto, todo lo que podemos ofrecer es castrar, desparasitar y mantener un seguimiento», apunta Mía Pumar.

En un momento en el que las mascotas están cada vez más de moda, y la regularización de su situación se ha vuelto más estricta por parte de las administraciones, existe todavía una considerable falta de concienciación con el cuidado de animales domésticos. Los abandonos y las camadas no deseadas por falta de tratamientos de esterilización son la principal causa del desbordamiento de trabajo en colectivos como Patiñas, o los refugios de animales. En esta línea, preocupa especialmente la descompensación entre el número de casos que se reciben frente a aquellos a los que se les encuentra nuevo hogar. Además, desde la entidad estradense hacen hincapié en que, más allá de su labor altruista, está en la conciencia y mano de cada uno recoger y cuidar a los animales desamparados.

El control de camadas en el rural, el gran desafío

El rural presenta hoy en día uno de los desafíos más grandes en lo que respecta al cumplimiento de la ley de protección animal. Concretamente, castrar y desparasitar son las asignaturas pendiente en las aldeas, especialmente cuando se trata de felinos. Aquí es más difícil mantener un seguimiento y escrutinio del cuidado que realizan los propietarios, pues incluso definir la titularidad resulta complicado. «En las aldeas la gente tiene gatos y sin chip ni registro, los tienen para cazar, y aunque pueden estar bien cuidados y mantenidos, no se cumple medidas como las castración o la desparasitación. Así es como después ellos procrean de forma descontrolada y nos encontramos constantemente con camadas que aparecen sin que nadie quiera hacerse cargo», nos cuenta Mía Pumar. De hecho, la socia fundadora de Patiñas da Estrada menciona que el índice de felinos recién nacidos que les llegan es el más elevado. Por ello, cuando dan en adopción a alguna de sus mascotas rescatadas realizan un exhaustivo examen a los solicitantes. «Queremos que los gatitos se vayan con familias que los vayan a cuidar y atender como se merecen», dice. De este modo, si los entregan en edad adulta ellos mismos se hacen cargo de vacunar y castrar, mientras que si todavía son cachorros, llevan a cabo un seguimiento con los nuevos propietarios. Actualmente, por ejemplo, buscan un hogar para Cervela, una gata de tres meses cuya dueña falleció recientemente. «Es un amor, le encanta que le des cariño y ella es también muy cariñosa, aunque ahora tiene el corazón roto», dice Mía, que le puso el nombre de una panadería local «porque le encanta amasarte a mimos».

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