La amenaza de otro apagón relanza de nuevo la venta de generadores
Comercios de A Estrada y Lalín ya notan un repunte de ventas en grupos electrógenos, al igual que en abril
Recomiendan hacer acopio de linternas, radios, pilas y camping gas

Luis González, de Ferretería Cerne,en Lalín. | Bernabé/Javier Lalín
La advertencia lanzada por Red Eléctrica de España el pasado 7 de octubre, en la que alertaba de «variaciones bruscas de tensión» que podrían afectar a la seguridad del suministro, volvió a despertar un viejo temor entre los habitantes de las comarcas de Deza y Tabeirós: el de otro apagón masivo.
El recuerdo de aquel 28 de abril, cuando buena parte de la península quedó a oscuras durante horas por un colapso eléctrico histórico sigue presente, aunque parece que el susto fue diluyéndose paulatinamente con el paso del tiempo. Con la nueva advertencia de un posible nuevo episodio, un ligero repunte en la venta de linternas, generadores, cocinas portátiles y radios hace que las ferreterías y locales de electrodomésticos vuelvan a ser protagonistas.
«La gente pregunta, pero aún no se lo toma en serio. Hasta que no haya otro apagón real, no reaccionarán», señala Luis González, propietario de la Ferretería Cerne, en Lalín. El comerciante reconoce que en abril «fue imposible abastecer la demanda, los generadores se agotaron en cuestión de días y los proveedores tardaron meses en reponer material. Todavía hoy están llegando generadores vendidos en aquella época», añade, ya que la mayoría vienen de Asia, y los plazos de embarque son largos.

Los responsables de Electrodomésticos Rey muestran radios. | S. P.
El comerciante advierte también que eso provocó una subida de precios del 5 al 10% en generadores, linternas o camping gas. El apagón de abril llevó a Bruselas a recomendar un «kit de emergencia de 72 horas» con agua potable, alimentos, radio, linterna, pilas, botiquín y ropa de abrigo. Sin embargo, en Deza y Tabeirós la preocupación es otra: «Aquí lo que más nos inquieta es la electricidad».
En Electrodomésticos Rey, en A Estrada, María José Carbia y Manuel Rey también reconocen la falta de previsión de la gente. «No estamos preparados para estar tres días sin luz», admite ella. «Una cosa es pensarlo y otra vivirlo. No somos conscientes de lo que supone quedarse sin calefacción, nevera o sin poder cargar el móvil», dice él.
Ambos comerciantes coinciden en que el interés se mueve al ritmo de las noticias. «La gente se preocupa por lo que oye, no por lo que pasó», resume Carbia. «El apagón de abril fue un susto, pero en cuanto volvió la luz, todos se relajaron. Esta semana ya se notó que la gente está atenta por si se repite de nuevo otro caso», explica.
Estos comerciantes recomiendan tener siempre linternas, pilas, una radio y un pequeño camping gas. «No hace falta alarmarse, pero sí ser previsor», aconsejan. Por ahora, los vecinos que pasaron estos días por sus tiendas confían en que el apagón no se repita, pero si las advertencias se terminan cumpliendo, el tiempo dirá si estamos realmente preparados para pasar más de un día sin electricidad.
Figueroa sufrió un corte de luz que duró 15 minutos
Un apagón registrado el lunes por la tarde en Figueroa, en A Estrada, bastó para reactivar la preocupación entre muchos vecinos y provocar una repentina oleada de compras en los comercios locales. Apenas duró quince minutos, pero David Sueiro, encargado en Ferrokey, local de la zona, reconoce que «desde ese momento se disparó el interés por los generadores, las cocinas de gas y las linternas».
Aunque el apagón fue breve en comparación con el ocurrido en abril, el efecto psicológico fue inmediato. «Cuando se fue la luz quince minutos, ya hubo varios que vinieron directamente a comprar o encargar equipos», apunta Sueiro. Este recuerda que tras el gran apagón de primavera ya habían sufrido problemas de stock, sobre todo en generadores, «porque hubo escasez generalizada en toda España durante más de un mes y medio. Ahora ya hay material, pero está más caro. Si vuelve a pasar algo parecido, se agotará todo otra vez y los precios volverán a subir. Al final es una espiral», advierte.
Según explica, «una cocina que antes costaba 15 euros ahora está en más de 30, y los generadores subieron entre un 10 y un 15% en los últimos meses». Este aumento de la demanda tiene un efecto inmediato: «Cuanta más gente pregunta, más suben los proveedores los precios», asegura.
También percibió un cambio de actitud entre sus clientes, sobre todo los más jóvenes, donde ahora «tienen miedo a quedarse sin poder cocinar o sin electricidad, pero también sin dinero. Muchos se dieron cuenta de que al caer los datáfonos, no podían pagar con tarjeta y no tenían efectivo, por eso hay quien prefiere tener siempre algo en casa», concluye.
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