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Aldeas 2.0

Las parroquias de A Estrada se suman a las plataformas digitales, herramienta que usan para promover eventos, divulgar su patrimonio y trasladar sus quejas a las administraciones

Llegada de la red de A Estrada Dixital al rural. | Bernabé

Llegada de la red de A Estrada Dixital al rural. | Bernabé

A Estrada

Adaptarse o morir. Así condensa el refranero español la corriente de pensamiento darwinista sobre la evolución. Aquel capaz de adaptarse al medio con más facilidad y rapidez tiene más posibilidades de sobrevivir. Un planteamiento que puede extrapolarse a muchos escenarios, y no solo al de la evolución humana.

Por ejemplo, podría aplicarse también al nuevo escenario rural, en el que nos encontramos generalmente dos patrones de aldea: la que está en vías de desaparecer debido a la despoblación, y la aldea 2.0. Esta última lucha con garras y dientes para mantenerse a flote y para ello hace un uso ejemplar de una de las herramientas más potentes para darse visibilidad en los últimos tiempos: las redes sociales. A través de ellas publicitan sus diversas actividades, dan a conocer al mundo su forma de vivir. Pero no solo eso. También manifiestan sus reclamaciones, evidencian aquello que necesita solución o los problemas que más afectan a la vida cotidiana de sus vecinos.

En A Estrada son muchos los ejemplos de esta tendencia, y normalmente existe una clara correlación entre aquellas parroquias que cuentan con presencia en la web y su dinamismo y poder social, frente a las que debido a la falta de vecinos y por lo tanto, de un tejido asociativo fuerte, son meros fantasmas en el mapa digital del concello.

Por poner ejemplos, podemos nombrar cuentas como Coto Manguelo de Orazo, A Fervenza de Ouzande, Ribelaaestrada, Codeseda Viva, A Xesteira de Couso, O Rueiro, de la misma parroquia, San Xulian de Guimarei o Areal de Berres. Todas ellas son cuentas o perfiles en diferentes plataformas difitales a través de las cuales vecinos hablan y dan a conocer el día a día de las parroquias. Los usos son diversos, desde la promoción de fiestas patronales, iniciativas culturales y educativas o incluso crear movimientos de protesta para proteger algún encolave natural. También es una forma efectiva de reclamar a las administraciones mejoras allí donde son precisas, y al mismo tiempo, ofrecen una radiografía fidedigna del rural estradense. Aunque esta puede ser trasladada a cualquier otro concello de la Galicia rural.

Para hablar de casos concretos, por ejemplo, puede mencionarse el tres de las asociaciones más activas del término estradense. Empezando por Coto Manguelo, en Orazo. Dirigida por un grupo de jóvenes vecinos bajo una asociación homónima, este perfil en redes comparte actividades durante todo el año, desde convenciones de teatro amateur a torneos de fútbol interparroquial, pasando por clases de pandereta o juntanzas populares. Lo mismo ocurre con la Fevenza de Ouzande, donde el teleclub es centro neurálgico de todo tipo de cursos y formaciones, también punto de salida para excursiones. Otro referente sería A Xesteira, organizadora de As Nosas Músicas de Couso, pero también activa en redes –y en la vida social de la parroquia– durante todo el año.

Con todo, y como ya mencionábamos anteriormente, la utilidad de las redes es prácticamente infinita. En Ribela y Codeseda Viva su papel es tanto reivindicativo como divulgativo. En sus perfiles es habitual leer publicaciones sobre distintos elementos patrimoniales del entorno, o la denuncia de diferentes problemas como falta de cobertura, de fibra óptica, o demás servicios fundamentales.

Ya para finalizar, no puede faltar el ejemplo del Areal de Berres, que hace un par del veranos promovió a través de sus plataformas protestas populares contra la tala de acacias emprendida por la Xunta de Galicia en el entorno del enclave natural a orillas del río Ulla. Si bien esta es una especie invasora, los vecinos a cargo del mantenimiento anual de esta zona recreativa defendían que la tala indiscriminada podría suponer, en última instancia, una mayor proliferación de ejemplares, poniendo en riesgo la biodiversidad del Areal. Por ello, a través de Instagram y Facebook, con la difusión de mensajes y vídeos reivindicativos, consiguieron frenar la iniciativa autonómica con el apoyo de vecinos y usuarios.

Una transformación conservando la esencia

En un tiempo en el que la tecnología parece haber concentrado toda la atención en las grandes urbes, el rural ha sabido servirse de ella como una herramienta de resistencia. Lo que en su día fue símbolo de desconexión y aislamiento se transforma ahora, gracias a la conectividad digital, en un medio de cohesión social. Las aldeas que antes quedaban relegadas a la sombra encuentran en las redes un altavoz que amplifica sus logros, tradiciones y reivindicaciones, demostrando que la vida fuera de las ciudades no solo es posible, sino también necesaria para mantener viva una parte esencial de la identidad gallega.La adaptación del rural a la era digital no implica una pérdida de autenticidad; al contrario, supone una relectura contemporánea de sus valores. Las comunidades que abrazan este cambio lo hacen sin renunciar a su esencia, combinando la sabiduría de la vida de aldea con las oportunidades de la comunicación global. Desde la organización de una romería hasta la denuncia de un problema vecinal, el simple hecho de compartirlo en la red genera repercusión.Quizá en eso consista, en realidad, la evolución de la aldea del siglo XXI: en encontrar su lugar en un mundo digital que parecía ajeno, pero que hoy puede ser su mejor aliado. Adaptarse, como decía aquel refrán, no es rendirse ni renunciar a lo que se es, sino aprender a sobrevivir. Aunque, bien es cierto, que aquellos lugares donde la población mengua cada vez más, poco pueden hacer para seguir a flote.

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