Empleados de Frinsa critican el silencio de la firma sobre su marcha de Silleda

Aseguran que la conservera no les ofreció irsea partir de agosto a la planta de Salvaterra de Miño y denuncian cobros pendientes | La plantilla rondaría los 40 trabajadores

Camiones, la semana pasada, en las naves. |  Benabé/Javier Lalín

Camiones, la semana pasada, en las naves. | Benabé/Javier Lalín

Alfonso Loño

Alfonso Loño

Silleda

Trabajadores del centro logístico que la conservera Frinsa tiene subcontratado a la sociedad Starnaliza en el polígono industrial de Silleda denuncian la política de silencio impuesta por la empresa sobre su traslado a la localidad de Salvaterra do Miño. Aseguran que la nave de Área-33 mantiene su actividad a pesar de que el plantel mermó desde el medio centenar a 40 trabajadores desde que trascendió el cambio de localización a la localidad del sur de la provincia pues aquellos que llevaban menos tiempo en la empresa optaron por irse y buscar otra salida laboral.

En la plantilla hay no solo vecinos de Silleda y de otras localidades dezanas sino también de A Estrada. Tras la reciente constitución del comité de empresa, alegan algunos empleados, están tratando de gestionar el cobro de más de 100 horas extras hechas desde enero, al margen de que, garantizan, existe un exceso de horarios en las jornadas laborales. «Sigue habiendo trabajo; a diario se atienden unos 50 camiones que traen conserva paletizada para ser distribuida a centros comerciales o supermercados», apunta Jesús Guntín, uno de los afectados, quien insiste en las dificultades que tiene el plantel para negociar con la gerencia de la empresa. Existe desconfianza en que pretenda minimizar el coste de los despidos por el cierre de la factoría de Silleda.

El cierre del centro logístico del recinto empresarial trasdezano está previsto para agosto, extremo confirmado el pasado 29 de junio a FARO por parte de la concesionaria. «Es decisión de Frinsa. No nos compete a nosotros facilitar información», apuntaban desde la sociedad gestora. El almacén empezó a funcionar en 2019 y superó sus propias expectativas de creación de empleo, que en un primer momento se habían cifrado «entre 30 y 40 personas». En los primeros tiempos se desplazaron operarios de la central de O Barbanza, aunque pronto se fueron incorporando nuevos trabajadores.

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