Agolada da puntadas, pero con hilo usado

El colectivo Agolada Viva organizó ayer en el recinto de Os Pendellos una jornada con puestos de venta, coloquios y talleres en los que demostró la necesidad de volver a reutilizar y transformar la ropa para frenar el cambio climático.

Asistentes al taller de creación de bolsos con ropa en desuso. |  Bernabé/Javier Lalín

Asistentes al taller de creación de bolsos con ropa en desuso. | Bernabé/Javier Lalín

Salomé Soutelo

Salomé Soutelo

Agolada

Para fabricar un pantalón vaquero son necesarios 1.000 litros de agua, que equivalen a lo que consume una persona en siete años. Y no vale la excusa de que este tipo de prendas puede durar hasta dos décadas, pues sería más tiempo si todos nos apuntásemos al upcycling, el suprareciclaje. Esta técnica consiste en emplear materiales o productos desechados para crear otros enseres que, en el caso del textil, además de ahorrar agua ayudaría a eliminar estampas tan impactantes como la del vertedero de ropa en el desierto de Atacama, en Chile, que puede verse hasta por satélite.

Dos de los puestos en Os Pendellos. |  Bernabé/Javier Lalín

Dos de los puestos en Os Pendellos. | Bernabé/Javier Lalín

Acabar con el efecto ambiental de estos basureros es uno de los argumentos de Altri, a través de Greenfiber, para promover su planta de celulosa y de lyocell en Palas, ya que en un futuro contempla un área de reciclado de ropa. Pero es que el suprareciclaje no se trata de desmontar o deshacer ese vaquero roto o esa camiseta usada para reutilizar sus componentes y devolverlos a la cadena productiva, sino de darle una segunda vida. Y esto lo abordó ayer «Fiando vida», una iniciativa de Agolada Viva en el recinto de Os Pendellos Entre los más de 60 puestos, hablamos con Karol Farias, una diseñadora brasileña que pasó de crear ropa casi a medida a poner en marcha Aobaupcycling y desfilar en Madrid con ropa en desuso a la que convierte en bolsos o en americanas.

Muy cerca de su puesto, Iria Lugilde, de Refugallando, transforma camisetas, pantalones y zapatos de tela en nuevos diseños pintados a mano. Hasta un dragón para un bañador de natación sincronizada ha salido de las manos de esta joven, mientras que en Janarock Ana, su responsable, combina la venta en mercadillos con sesiones de suprareciclaje en el instituto donde imparte clases.

Asistentes al coloquio «Mestres de vida». |  Bernabé/Javier Lalín

Asistentes al coloquio «Mestres de vida». | Bernabé/Javier Lalín

Al margen de comprar, los visitantes tuvieron la oportunidad de participar en talleres de impresión botánica, de bolsos o de reciclado creativo. Y si una ya tenía la impresión de que Os Pendellos eran una metáfora de que la ropa también merece una segunda oportunidad (hace 20 años , este recinto de ganado estaba en ruinas y lleno de basura), en uno de los coloquios el narrador oral Celso Fernández Sanmartín dejó claro el sinsentido de la moda rápida. «El hombre más elegante que conozco es de Zobra, por su forma de andar», espetó.

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