‘Yu’, una forma diferente de entender la hostelería

El antiguo bar Panamá, situado en la Avenida de Ponteareas en A Estrada, ha reabierto sus puertas, pero con una propuesta completamente renovada que rompe moldes dentro del panorama hostelero local. Se llama Yu – Punto de Encuentro y, más que un bar, es un espacio pensado para crear comunidad, fomentar la creatividad y compartir tiempo de calidad. Al frente están Yuri (53) y Yumara Rodríguez García (47), dos hermanas venezolanas que llegaron a Galicia hace tres años buscando una vida más tranquila y que han encontrado aquí un nuevo hogar… y ahora también un nuevo proyecto vital.

«Queremos que más que un bar sea un centro cultural, un lugar al que acudir para tener momentos de calidad en familia, entre amigos, o incluso para conocer gente nueva», explica Yumara con entusiasmo. Desde el principio tuvieron claro que Yu no sería un local más. En su carta solo se ofrecen cerveza, sidra y una cuidada selección de refrescos naturales sin azúcares ni aditivos. También hay opciones para celíacos y, poco a poco, irán incorporando productos alineados con su visión de ocio consciente y saludable.

Las hermanas Rodríguez no vienen del mundo de la hostelería. En Venezuela desarrollaron su carrera profesional como terapeutas, trabajando con pacientes oncológicos e incluso en programas de prevención de delincuencia. Su llegada a España supuso un punto de inflexión: la falta de homologación de sus títulos las dejó sin la posibilidad de ejercer su vocación. «Hemos pensado en homologarlos, pero es un proceso largo y necesitamos estabilidad mientras tanto», explica Yumara. Por eso decidieron emprender. «Aunque no venimos del sector hostelero, tenemos mucha ilusión y queremos devolverle a la comunidad todo el cariño, ayuda y calor que nos han brindado desde que llegamos».

El nombre del local lo dice todo: Yu – Punto de Encuentro. Además de la cafetería, cuenta con una sala privada que podrá alquilarse para reuniones, exposiciones, talleres o incluso videoconferencias. En el corazón del proyecto está el deseo de generar experiencias compartidas: juegos de mesa, clubes de lectura, tertulias temáticas, talleres artesanales y mucho más.

«Sabíamos que aquí había mucha gente que había emigrado antes, porque en Venezuela teníamos muchos amigos gallegos», recuerda Yumara. Esa red invisible de afectos facilitó su integración. Hoy, con emoción en la voz, afirma: «No te imaginas la amabilidad que hemos recibido. Hemos conseguido una nueva familia aquí, que ayuda a compensar el tener que abandonar nuestro hogar».

En una época marcada por la prisa y el consumo, Yu se presenta como una alternativa serena y consciente. Un espacio donde lo importante no es lo que se consume, sino con quién se comparte. Un proyecto que no solo llena una esquina de A Estrada, sino que busca llenar también los corazones de quienes se acerquen.

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