Una estradense tras las cámaras de «Clanes»

A Estrada tiene cantera en el mundo audiovisual, y Elena Bahamonde es buena muestra de ello. Empezó hace una década y desde hace cinco años partipa como auxiliar de cámara en producciones del nivel de Clanes, que estrenará temporada en Netflix

Elena Bahamonde,durante uno de los rodajes de Clanes.

Elena Bahamonde,durante uno de los rodajes de Clanes. / Jaime Olmedo

A Estrada

La joven estradense Elena Bahamonde es una de las profesionales que, hace casi una década y desde el equipo técnico, contribuye a la realización de numerosas series y películas gallegas y españolas, algunas tan conocidas como Clanes, Operación Marea Negra, Punto Nemo o Rapa, que se pueden ver en plataformas como Netflix, Prime Video o Movistar+.

La última producción en la que acaba de participar es en la serie gallega Clanes, inspirada en el mundo del narcotráfico y en la Operación Nécora de 1990, que sitúa de nuevo a Galicia en el mapa audiovisual internacional y que estrena próximamente su segunda temporada, que acaban de terminar de rodar. Bahamonde desempeñó el puesto de auxiliar de cámara, un trabajo clave en el engranaje interno de cualquier gran rodaje.

También participó en la serie Operación Nemo. |  Esteban Delaiglesia

También participó en la serie Operación Nemo. / Esteban Delaiglesia

Tras estudiar Comunicación Audiovisual y un máster en Comunicación e Industrias Creativas, realizó sus prácticas en una productora gallega. Desde entonces, fue encadenando proyectos poco a poco gracias a su gran trabajo y a la creación de contactos, y en breve cumplirá 10 años en la industria.

Como auxiliar de cámara, su labor es fundamental. «Mi trabajo consiste en preparar la cámara para que esté lista para cualquier tipo de secuencia, para lo que vaya a pasar», explica Bahamonde. Esta preparación implica conocer de antemano lo que se va a rodar para que el operador de cámara tenga todo lo necesario. La versatilidad es clave en su día a día, ya que «nunca estás en el mismo sitio ni en las mismas condiciones». Esa incertidumbre es parte de la emoción: «No sabes a lo que te vas a enfrentar cada jornada, y eso también lo hace interesante».

El sector audiovisual es exigente, y ella lo sabe muy bien, pues fue complicado coincidir para este reportaje debido a las largas jornadas y la variabilidad con los rodajes. Sus horarios se adaptan a varios factores: «Nos organizamos en función de la luz natural, las condiciones meteorológicas y, por supuesto, debemos ajustarnos a la disponibilidad de los actores, que son prioridades, entre otras cosas. Por eso, nunca tienes una semana igual que la anterior», afirma.

La serie Clanes es un claro ejemplo de la acción y la complejidad de las producciones actuales en las que se desenvuelve, donde participó en rodajes de persecuciones tan por mar en lanchas como por carretera en automóviles, aunque subraya su rol de auxiliar con la humildad que la caracteriza: «Estar estoy ahí, pero no soy la operadora principal (risas)».

Con casi una década de experiencia en la industria, se muestra muy satisfecha y afortunada con su trayectoria, destacando la suerte de haber ido encadenado grandes proyectos. Su aspiración es llegar a ser operadora de cámara, un puesto que considera que requiere «muchos años de experiencia y mucho estudio», motivo por el que sigue trabajando con ilusión, a pesar de que aún es un objetivo a largo plazo.

Otra de las partes duras de su trabajo es enfrentarse a todo tipo de condiciones extremas. «Tenemos estado a mil metros de profundidad en una mina, en una planeadora en el mar, o incluso haciendo que nieva en Vilalba en mayo», relata.

En algunos casos llegó a rodar durante largas jornadas en condiciones extremas.

En algunos casos llegó a rodar durante largas jornadas en condiciones extremas. / Esteban Delaiglesia

También destaca el importante papel que ejerce Galicia como plató natural inmejorable: «Tenemos una cantera audiovisual muy grande, y eso se refleja en las grandes producciones que se están haciendo aquí en los últimos años».

Por último, reconoce que la profesión es vocacional y sacrificada, pero gratificante, y confiesa su admiración por la directora de fotografía gallega Lucía Pan. «Es un gusto trabajar con ella; crea un ambiente de trabajo muy bueno y consigue resultados excelentes. Hacen falta más mujeres como ella en el sector»

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