Dani Pazos, un bailarín de récord mundial

El profesor de danza urbana en Sondodance, que ostenta el récord mundial de más horas bailando breakdance (36 seguidas) ha visitado este lunes el CEIP Figueiroa de A Estrada para acercar esta disciplina al alumnado

El bailarín, en el CEIP Figueiroa.

El bailarín, en el CEIP Figueiroa.

A Estrada

Dani Pazos no necesita focos ni podios para brillar. Natural de Ames y con 31 años, este bailarín ostenta un récord mundial poco común: el mayor número de horas bailando breakdance seguidas. Nada menos que 36. Pero no es el número lo que lo define, sino la pasión que lo mueve a seguir compartiendo cada paso, cada giro y cada latido con quienes empiezan a descubrir el mundo de la danza urbana.

Ayer fue uno de esos días en los que su misión se hizo realidad. El CEIP Figueiroa acogió una actividad organizada por el AMPA Picariños en la que Pazos hizo lo que mejor sabe: contagiar a los más pequeños su amor por el break. «Me hace inmensamente feliz intentar crear ese interés que a mí me transmitieron cuando empecé, con siete años», cuenta con una sonrisa que no se borra en toda la jornada.

Pazos sabe que el baile va mucho más allá del movimiento. «De hecho, lo más importante de esta disciplina no es tanto aprender nuevos pasos, sino asimilar sus valores: el afán de superación, la colaboración con otros, el sentimiento de comunidad que se genera en torno al baile», asegura. Y esa filosofía la traslada a cada encuentro, como el que vivió con el alumnado del colegio estradense, donde no faltaron los ojos brillantes, los aplausos espontáneos y algún que otro intento de windmill en el recreo.

Aunque durante un tiempo compitió activamente —»Tuve mi época, allá por 2014», recuerda—, hoy Pazos ha encontrado un propósito más profundo en la enseñanza. Lo suyo no es subir al podio, sino acompañar procesos. «Ahora lo que me gusta de esta clase de eventos es bailar, no las clasificaciones», afirma sin titubeos. Esa vocación lo ha llevado a centrarse desde hace años en formar en escuelas como Sondodance.

Pazos mostrando sus pasos a los estudiantes del Figueiroa.

Pazos mostrando sus pasos a los estudiantes del Figueiroa. / Cedida

Pero eso no significa que haya dejado de retarse a sí mismo. Muy al contrario. Dani Pazos entrena a conciencia para validar oficialmente su récord mundial y entrar en el libro Guinness. Su mirada está puesta en el próximo Campeonato Nacional de Breaking, previsto para septiembre. «Hay que preparar el cuerpo, realizo mucho ejercicio de resistencia, salgo a correr… no es solo bailar», explica, con la disciplina de un atleta olímpico.

Y no es una comparación exagerada. El breakdance es, desde hace pocos años, un deporte olímpico, algo que Pazos considera clave en su creciente visibilidad. «Cuando yo empecé, en 2009, casi no había acceso a este tipo de danza. No estaba reconocida e incluso se podría decir que la gente no la veía con buenos ojos”, recuerda. La evolución ha sido notable, y en eso mucho tiene que ver también la difusión en plataformas como YouTube o las redes sociales.

«Ahora cada vez es más popular. Hay más referentes, más posibilidades, más respeto también», celebra. Pazos ve en este contexto una oportunidad para construir algo duradero: una comunidad que valore no solo el espectáculo, sino el esfuerzo, la conexión y el respeto que nacen del break.

Porque para él, lo importante no es solo bailar, sino hacerlo con sentido. Como lo hizo ayer, en una mañana cualquiera convertida en lección inspiradora y divertida para los más peques. Y también como lo hará en septiembre, cuando intente dejar su nombre —y el del break gallego— grabado para siempre en el Guinness.

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