Mateo, el Brad Pitt de los cachorros, vive en Forcarei
Su genética le ha dado una cara tan bonita que no se lo ha tenido que currar mucho para ser reconocido como el más guapo en la Exposición Nacional Canina CAC. Esta es la historia de Mateo, un perro con suerte.

Mateo, con sus medallas. / Cedida
Bruno y Mateo no pasan desapercibidos en la aldea forcaricense de Sanguñedo. Hablamos de dos jóvenes Boyeros de Berna, una raza con 2.000 años de antigüedad originaria de los Alpes suizos. Son por ello perros duros, adaptados al frío y a las malas condiciones, encargados incluso de transportar material a las aldeas que quedaban incomunicadas en los inviernos más duros. Hoy en día, los Boyero ya no tienen que realizar esta importante misión pero siguen deslumbrando a los amantes de los perros por su belleza y porte.

Mateo y su compañero Bruno.
Buena muestra de esta afirmación se vivió hace solo unos días cuando Mateo, un ejemplar de solo nueve meses, fue reconocido como el cachorro más bello en la 113ª Exposición Nacional Canina CAC que tuvo lugar en el recinto de la Feira Internacional de Galicia en Silleda. El propietario de Mateo es Alejandro Alonso Gómez, un forcaricense conocido por el mundo de la política, ya que fue teniente alcalde de su Concello y diputado. Él nos explica que era la primera vez que acudían a un concurso de este tipo. «Lo hicimos por pasar el rato y quedaba cerca. Que ganase en la categoría infantil fue toda una sorpresa», admite, contento porque este premio quede para siempre en su registro oficial.
Su nombre completo es Harry Mateo, ya que en los perros de pura raza de este nivel se une el nombre que se le dio al nacer con el que le puso su dueño final. «Tiene unos rasgos muy bonitos y una cara muy guapa», admite su dueño. El compañero incansable de Mateo es Bruno Blue, de nuevo uniendo el nombre que le puso Alejandro con el que le pusieron sus criadores. Bruno ya tiene dos años y no es tan guapo como su compañero, pero tiene también características muy especiales, en altura, agilidad, fortaleza y velocidad, que hacen de él un perro único. Ambos forman la marca Bruno y Mateo, ya que la intención es que, como ambos cuenta con certificado internacional de pureza de raza, se ofrecerán para cría con hembras Boyera, también de raza certificada.

Mateo y Ana. / Cedida
Alejandro Alonso nos explica sin embargo que la idea de tener a Bruno y a Mateo surgió como un regalo para sus sobrinos Iker e Iñaki, que viven en México. Los perros se quedan en Sanguñedo pero pertenecen a ellos y vienen a verlos de vez en cuando. Sin embargo, la encargada de «mimar» a los dos Boyeros de Berna es su familiar Ana Aymerich. «Ella es a quien hay que darle todo el mérito. Dedica mucho tiempo y esfuerzo a su cuidado diario. Se encarga desde cuidar su alimentación y cuidados como el peinado. Son dos perros muy mimados», admite.
A Bruno y Mateo les aguarda una vida cómoda en Sanguñedo, donde levantan pasiones entre los vecinos. Y, si algún día es necesario, la aldea contará con dos perros capaces de recorrer millas entre la nieve y el frío para buscar ayuda.
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