La gata Sarita, de ser arrojada a un contenedor del punto limpio a tener un club de fans

Sarita tardó poco en ganarse el cariño de los estradenses que cada día pasan por delante del escaparate Dona Formiginha. Instalada en su cama, la gata parece disfrutar de su mediática nueva vida mientras celebra el día que conoció a Nerea

Sarita, en brazos de su rescatadora y ahora dueña, Nerea Herrera.

Sarita, en brazos de su rescatadora y ahora dueña, Nerea Herrera. / Bernabé/Javier Lalín

A Estrada

Sarita no se inmuta cuando llegamos a su oficina, ni cuando comenzamos a sacarle fotos. La gata duerme tranquilla en su cama mientras numerosos vecinos pasan por delante de su escaparate. Son muchos lo que se paran asombrados, tocando el cristal para intentar llamar su atención. No lo logran. Ese es su nuevo hogar y sabe que allí nadie le puede hacer daño.

Este es el final feliz de una historia que comenzó hace un mes, cuando la asociación Patiñas A Estrada recibió una llamada desde las instalaciones del punto limpio de Matalobos. Había una gata preñada que maullaba desconsolada en uno de los contenedores desde hace dos días y los operarios eran incapaces de sacarla.

Nerea Herrera, responsable de la tienda Dona Formiginha, acudió a la llamada con una compañera de la asociación. «Llevamos una trampa de las que usamos para atrapar a los gatos de las colonias felinas y la descolgamos hasta el fondo del contenedor. Tardó poco en entrar y la pudimos rescatar», recuerda.

La gata, en el escaparate de Dona Formiginha. |  Bernabé/Javier Lalín

La gata, en el escaparate de Dona Formiginha. / Bernabé/Javier Lalín

Desde el principio se dieron cuenta que no era una gata callejera. Se dejaba coger sin problema y buscaba el contacto de la gente. «Pensamos que podía ser de alguna casa cercana y que a lo mejor se había caído dentro sin querer. Fuimos llamando puerta por puerta y pusimos carteles pero nadie la reclamó», explica. Ante esta situación todo apunta a que su dueño decidió tirarla a la basura cuando la gata se quedó preñada.

Las voluntarias llevaron a la gata al veterinario, donde perdió a sus cachorros pero se recuperó sin problema de sus heridas y del susto. Tras pasar varios días pendiente de ella, Nerea Herrera se dio cuenta de que la gata era muy tranquila, así que decidió quedarse con ella. No podía llevársela a su casa, ya que tiene varios perros y gatos, pero sí crear un hogar para ella en Dona Formiginha. Llevaba tiempo queriendo tener un compañero en su tienda y Sarita, como la bautizó, era la indicada.

Desde su llegada al local ubicado en la calle de la iglesia, la gata se adueñó del escaparate, donde tiene butaca en primera fila hacia esta transitada calle, así que Nerea decidió ponerle allí su cama. «No se sube ni rasca nada. Es muy tranquila y se porta muy bien», explica «La saco a pasear todos los días y luego se tumba a descansar».

En estos momentos está arreglando para ella una casa de gatos, aunque augura que será complicado sacarla del escaparate. Allí, se ha convertido en todo un reclamo para los vecinos y curiosos. «Tiene su propio club de fans», bromea su salvadora y nueva compañera.

Así que ya saben, si algún día pasan por delante de Donha Formiginha no olviden saludar a Sarita. No les hará ni caso pero no todos los días se puede ver a una gata tan entregada a su trabajo.

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