«El Fairy puede aparecer en un poema igual que el cielo»
Ferrolana de nacimiento pero con familia en Lalín y en Vilatuxe, Alicia Louzao acaba de publicar su noveno poemario titulado «Los clavos de Ovidio miran las estrellas» (Piezas Azules). En él propone un baile con Ovidio y la literatura clásica emparejado con referencias actuales de cine, supermercados y purpurina.

Alicia Louzao, ayer, sostiene un ejemplar de «Los clavos de Ovidio miran las estrellas».
Dicen las críticas que Los clavos de Ovidio miran las estrellas, de Alicia Louzao, es un poemario con sabor a sal y universo, lleno de colores y escenas y nuevas formas de decir. El libro será presentado en la madrileña Biblioteca Iván de Vargas el 27 de mayo y, después, en A Tobeira de Oza (A Coruña). La escritora con raíces lalinenses también tiene pensado firmar ejemplares en la feria del libro que tendrá lugar en Madrid en junio.
-¿De dónde surge un título tan curioso como el de este libro?
-El libro es una especie de juego analizando una cosmogonía, donde se describen un poquito el origen de ciertos elementos, sobre todo del cielo. Expresamente en el cielo es por la noche cuando podemos observar las constelaciones que nos apuntan figuras que nos recuerdan a, yo que sé, la corona de Ariadna cuando se casó, que es la aurora boreal, el cinturón de Orión y muchas más figuras que aluden a los mitos. Y precisamente acaban ahí porque en la historia se morían tanto por muertes violentas como de forma natural. Como homenaje se colocaban sus figuras en el firmamento nocturno con las estrellas. Con el título quería aludir a que Ovidio es tan inmortal como son esos héroes mitológicos que están en el cielo y si una persona que sea experta en el estudio de los astros, nos lo pueda contar con detalle. Y mientras lo vaya apuntando realmente están aludiendo a historias mitológicas, a gente en la que se creía. Pues igual, Ovidio, como si estuviera ahí en una constelación propia nocturna. Y fue a través de la lectura de sus Metamorfosis o de La Cosmogonía de Hesiodo lo que me impulsó a querer intentar crear una.
-¿Cuál es la razón para mezclar las referencias clásicas con elementos más contemporáneos?
Varias veces aparece en el libro la referencia a un esmalte de Kiko Milano, que es muy bonito, o las Barbies, ¿quién no pensó en tener una Barbie y ponerle un vestido que parece la noche con estrellas y los brillantes? Son cosas que te caben en la mano como una simple Barbie. Al fin y al cabo, soy una mujer del siglo XXI que está escribiendo. Mis referentes no van a ser, por lo tanto, las piedras y los panes como antiguamente. Voy a fijarme en cosas de hoy. Igual que veo una sartén o el jabón Fairy, que pueden aparecer perfectamente en un poema como aparecen las estrellas y el cielo.
-¿Sigue prefiriendo la poesía a cualquier otro género literario para expresarse a su manera?
-Yo sigo en el mismo género. Es verdad que también me gusta el relato pero menos. Me parece que tengo más libertad en la poesía que en el relato. Además, en los dos idiomas porque en gallego tengo alguna publicación y sigo intentando ahí que salga algo más reciente y no este tipo de reconocimientos que tuve como en 2020, o el «Entre nós, en galego», un premio que ya no existe pero que me hizo mucha ilusión ganarlo cuando estaba en el colegio. De momento, me están saliendo más contratos y tengo mayor fortuna en el idioma castellano.
-¿Qué piensan sus alumnos de tener una profesora que además escribe poemarios?
-La verdad es que nunca le pregunté a ellos directamente, aunque ellos saben que yo escribo, lo saben perfectamente porque hoy en día buscas en Google y encuentras lo que quieras de cualquier persona de tu alrededor. Ellos supongo que lo aprecian de verdad –es espero– porque les llevo a muchos autores que no están oficialmente en la programación. Son autores míos. Te puedo decir que en primero de la ESO acaban de exponer a Bécquer y no lo tienen en su temario. De igual forma, una chica también expuso a Rosalía de Castro. Como que intento aportar mi granito de arena y salirme de lo que está establecido para que amplíen un poco más los horizontes. Estoy casi segura de que muchos de ellos lo que saben y conocen sobre poesía es por las clases y no porque ellos busquen, indaguen y les interese el tema.
-Es curioso lo que le cuesta a la juventud entrar en contacto con la poesía. ¿Tiene arreglo?
Siempre les ha costado, sí, pero yo creo además, por otro lado, curiosamente la adolescencia –que todos la hemos vivido si estamos vivos– es un período en el que uno se siente extremadamente romántico, en el sentido del período histórico. Todo me afecta y el yo siempre está por delante de todo lo demás pero no puedes ir por ahí aporreando puertas –doy fe de haberlo visto– pero otra gente lo que decide es volcarlo en escribir. En mi caso, por ejemplo, me sucedió que intenté hacer textos líricos y refugiarme en los blogspot a partir de los 14 años. Yo creo que algunos poemas sí que se sienten identificados con lo que dicen. Ojalá alguien entrara en las aulas y viera lo que a veces sale de ahí porque hay trabajos maravillosos.
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