Un productor de manzana planta en tierras forestales: «El monte es más que eucalipto»

José Antonio López Pampín, pionero del sector en A Estrada, prueba suerte con una variante tardía para dar respuesta a la demanda de diciembre y enero | Cuenta con tres hectáreas cultivadas, y unos 250 ejemplares

López Pampín en una de sus plantaciones de manzana. |  Bernabé/ Javier Lalín

López Pampín en una de sus plantaciones de manzana. | Bernabé/ Javier Lalín

A Estrada

El monte tiene más usos de los que se le dan actualmente. Esta es la premisa de José Antonio López Pampín, todo un referente en el sector sidrero estradense, y que desde el año pasado se ha enfrascado en una nueva vía de negocio: la manzana tardía. Para que esta se de en las condiciones climáticas de la zona, este empresario agrícola tuvo que llevar la plantación de manzano a prados con más altitud. Es decir, el monte.

Concretamente, Pampín cuenta ahora con un manzanal de tres hectáreas de la variedad Patróns Ingleses M25, conviertiéndose así en la primera plantación de su tipo en A Estrada. Los primeros ejemplares los instaló el año pasado, en media hectárea de terreno. Al ver que el árbol se adaptaba bien al entorno, en esta ocasión hizo una inversión mayor, con 2,5 hectáreas más trabajadas para este cultivo. En total, estima que habrá unos 250 manzanos, que si todo sale bien empezarán a florecer a finales de este mes y comienzos de junio.

Si algo caracteriza a este empresario estradense es que en vanguardista. Fue uno de los pioneros en la explotación de manzana sidrera en la zona, y recuerda esa decisión del siguiente modo: «Antes tenía vacas, pero era un trabajo muy esclavo, no me gustaba. Las vendí todas para plantar los manzanos, y entonces me decían que estaba loco, que eso aquí no iba a tener salida». «Ahora mira, a lo que hemos llegado», recuerda uno de los veteranos de un sector que hoy en día es ya emblema de A Estrada.

Son dos los motivos que condujeron a Pampín a llevar el cultivo de manzano al monte. El primero, conseguir ralentizar la producción para así dar respuesta a la demanda de sidrerías en los meses de diciembre y enero. El segundo, demostrar que estas áreas forestales tienen más posibilidades de explotación que el eucalipto.

Respecto a la cuestión de la demanda de manzana tardía, el estradense explica: «Nosotros nos vemos afectados por las particularidades climáticas de las Rías Baixas, lo que significa que nuestra floración ocurre ahora, y la cosecha se da en los meses de septiembre y octubre. Es decir, vamos dos o tres semanas por adelantado respecto a productores de Asturias o País Vasco, por ejemplo». «Las sidrerías no pueden producir todo de una sentada en los meses en los que se da la manzana, por lo que siguen demandando incluso en diciembre y enero. Pero a esas alturas nosotros ya no tenemos materia prima. Por eso quiero probar con la manzana tardía, para ponernos a la par que las regiones sidreras del norte de la Península y para dar respuesta a las sidrerías demandantes en esos meses», expone.

Por otra parte, Pampín también se propuso con este «experimento» demostrar las potencialidades de los montes y tierras forestales de las zonas, que actualmente se destinan principalmente a las plantaciones de eucalipto o pinares. «Si se da la manzana quedará claro que se pueden plantar más espcies que las que estamos acostumbrados» dice el productor agrícola,que continúa: «Además, este era un sueño que tenía desde hace años, ver manzanos en los montes».

Para preparar el terreno, Pampín tuvo que limpiar el área de maleza, y retirar algunos ejemplares de pino que impedían crear una plantación con cohesión. Desde que plantó los primeros manzanos, el estradense acude prácticamente cada día a la zona para comprobar que se encuentran en buenas condiciones y crecen sanos. En este sentido, recalca que las manzanas que resulten de esta plantación serán totalmente ecológicas, ya que no emplea ningún tipo de químico para proteger el árbol: «Debe pelear su sitio, si va arriba será porque se adaptó por su cuenta al terreno».

Falta de mano de obra

El sector de la manzana no para de crecer en A Estrada. Con los aumentos de plantación llega el incremento de producción y cada vez hacen falta más manos para la temporada de recogida. Sin embargo, no existe personal suficiente. Este es uno de los grandes problemas a los que se enfrentan los grandes productores de esta fruta, como es el caso de Joseá Antonio López Pampín. Él admite que para el mantenimiento y limpieza de las plantaciones pueden «apañarse» él y su plantilla habitual, pero que cuando llega la cosecha la situación se vuelve más complicada. «Nosotros solos no podemos recoger toda la manzana, son hectáreas y hectáreas, pero si no lo hacemos en su momento esta cae y se pierde, ya no podemos venderla», comparte el estradense. Es por este motivo que resulta crucial contar con la mano de obra suficiente para llevar a cabo esta tarea en el momento exacto. En cambio, cada vez es más complicado hacerlo. «Ahora mismo nos salvamos gracias a obreros de Marruecos que cuando llega la época de recogida y de vendimiar vienen buscando trabajo. Si no fuese por ellos, perderíamos la mayor parte de la cosecha», reconoce el productor, que aunque admite que es una tarea laboriosa, está bien pagada: «Estamos ofrenciendo entre 1.500 y 1.600 euros por un mes de trabajo, que no se gana en muchos sitios». Así, el sector sidrero se ve atravesado, también, por la creciente y general falta de mano de obra.

¿Poco apoyo en la hostelería?

Una de las cuestiones que más preocupa y entristece a José Antonio López Pampín es la falta de conexión con el sector hostelero estradense. «Somos el referente sidrero a nivel gallego, en cambio vas a un bar cualquiera en el pueblo y no tienen sidra», lamenta. Bajo su punto de vista, la hostelería debería reflejar esta la importancia se la sidra en la zona, ya que acutalmente es una de las actividades principales del sector primario estradense. «En Asturias o País Vasco hay sidrerías, aquí no hay ninguna, lo que nos debería hacer reflexionar», señala. En concreto, Pampín plantea que la tradición de sidra en el municipio se extienda más allá del primer fin de semana de junio, cuando la Festa da Sidra, cada año más multitudinaria, pone de manifiesto que esta caldo está en voga. Con esta premisa, afirma que se plantea llevar a cabo alguna campaña de promoción para que los negocios hosteleros de la zona se familiaricen con el producto y lo den a conocer a su clientela. Aunque matiza que no es la primera vez que se pone en marcha una iniciativa de este tipo, sin recibir los resultados esperados. «Una caja de sidra ecológica cuesta unos 18 euros, no es gran pérdida para un negocio comprarla y tenerla disponible para que los clientes la prueben», cuenta, y reflexiona: «Quizás si tuviésemos una especie de línea común, un sello de garantía para la sidra de A Estrada, sería más fácil promocionarla».

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