Entrevista | Antonio López Mariño Periodista y escritor

«Falta la mitad de la vida de Zendal por reconstruir»

La Expedición Filantrópica de la Vacuna liderada por el médico Francisco Javier Balmis tuvo como objetivo llevar la vacuna contra la viruela a América y Filipinas. Isabel Zendal jugó un papel crucial. Ayer, el Casino de Lalín acogió la presentación del último libro sobre su figura firmado por Antonio López Mariño.

Antonio López Mariño, ayer, durante la presentación de su libro en el Casino de Lalín.

Antonio López Mariño, ayer, durante la presentación de su libro en el Casino de Lalín. / Bernabé

Lalín

Isabel Zendal fue una figura clave en la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, que llevó la vacuna contra la viruela a América y Filipinas, gracias a su ingente labor como enfermera y rectora, supervisando la cadena de inoculación en los niños que transportaban la vacuna. El periodista y escritor Antonio López Mariño (Boente, Arzúa, 1951) presentó ayer tarde su libro titulado Isabel Zendal. La madre de todas las vacunas (Teófilo Ediciones) en los salones del Círculo de Recreo Casino de Lalín.

-¿Por qué ha elegido Lalín para presentar su nuevo libro dedicado a la figura de Isabel Zendal?

-Yo creo que más bien fue una iniciativa de una amiga de Lalín. Ella, digamos que este asunto de la expedición de la vacuna, de Isabel Zendal enfermera y los niños le gusta mucho. Además, como en el Casino de Lalín hay alguien que tiene una cierta conexión con asuntos de salud, pues creo que ella fue la que le propuso al coordinador de estas actividades en el Casino y fue para adelante. Es decir, fue una casualidad precipitada por una muy buena amiga.

-¿Cuándo surge en usted este interés por su figura?

-Estamos hablando de alrededor de veinte años atrás. En el 2003 fue cuando tuvo lugar el bicentenario de la salida de la expedición desde A Coruña. Siempre me llamó la atención de que algo que sucedió en A Coruña, con protagonistas de la ciudad, tuviera tan poco peso en la historia coruñesa. Me dediqué a buscar un poco datos sobre los protagonistas y me fui encontrando historias bastante interesantes más que nada sobre la trascendencia del papel que tuvieron estos protagonistas, sea la enfermera o sean los niños que llevaron la vacuna al otro lado del mundo.

-¿Qué supuso esa expedición sanitaria tan poco estudiada?

-Estamos hablando de la mayor aportación de este país a la historia de la medicina mundial. Es cierto que la primera vacuna es un descubrimiento inglés pero quien difunde por todo el planeta los beneficios de esta vacuna es una expedición española, la primera y la única expedición transcontinental de salud pública. Fue la que llevó la vacuna a América y a Asia, y el papel que juegan gente nacida en Galicia es absolutamente esencial. Eso es algo irrefutable.

-Llama la atención lo mucho que se tardó en reconocer el papel de Zendal en ella, ¿no?

-La expedición de la que estamos hablando no existiría sin niños que llevaron la vacuna de brazo a brazo. Tampoco se sostendría un proyecto tan ambicioso sin la presencia de una mujer como Isabel Zendal que se encargara de cuidar a esos 22 niños. Y, claro, tardamos mucho en saber de ella porque hablamos de una expedición real, como quien dice, estamos hablando de funcionarios públicos y de una mujer que era rectora de la Casa de Expósitos de A Coruña.

-¿Eso llamaba a engaño?

-Hubo una cierta confusión respecto a pensar que esta señora podía ser de familia noble de la ciudad, pero la realidad era completamente distinta. El carretador del agua para el Hospital de la Caridad cobraba 80 reales al mes, 100 ganaba la lavandera, 120 el encargado de compras, 150 reales ganaba el capellán y, ojo, la rectora tenía un sueldo de 50 reales al mes. Es decir, menos que el carretador del agua. Para que veas.

-Creo que tampoco estuvo exente de las malas lenguas fuera de su ámbito laboral.

-Es cierto. El otro asunto confuso en torno a la figura de Isabel Zendal, pensando en la mentalidad de la época, era que se sabía que había un niño que era su hijo y que iba con ella pero, insisto, prejuzgando la mentalidad de aquellos años la conclusión a la que se había llegado era que el hijo o era adoptado o ella era viuda. No se podía entender que en una expedición real fuese una madre soltera y con su hijo. Pues, la realidad demostró que efectivamente Isabel Zendal era una madre soltera.

-¿Para cuándo un reconocimiento oficial en su tierra natal a la enfermera Isabel Zendal?

-Poco a poco se va avanzando en este asunto. En A Coruña tiene una calle y una estatua. Si no me equivoco, también hay algunas bibliotecas con su nombre como por ejemplo la del Sergas. Supongo que será cuestión de no desfallecer y seguir hablando de las trascendencia de su extensa labor.

-¿Tiene previsto seguir ahondando en el personaje o este será su último libro sobre Zendal?

-Yo de lo que puedo hablar es de la documentación que se conserva en los archivos de Galicia sobre Isabel Zendal y los niños que viajaron con ella. Pero tanto ella como los críos quedan en América, no regresan a España porque se quedan en México. Es decir, faltaría el otro 50 por ciento de su vida por reconstruir. Eso ya será una labor que tendrán que llevar a cabo a los mexicanos, que es a los que les corresponde. Eso es lo que pienso yo porque ya digo que es la etapa que resta por poder investigar.

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