El cierre de HM Rosaleda en Lalín deja «tirados» a unos noventa pacientes

Indignación es la palabra que mejor define el estado de ánimo de los cerca de 90 pacientes que a partir de hoy dejarán de ser atendidos por el cierre de la sede que el policlínico compostelano HM Rosaleda tenía en Lalín. Se trata de los usuarios del servicio de rehabilitación, que al menos durante dos sesiones semanales acudían al centro hospitalario en busca de su tratamiento específico. Uno de ellos comenta que «acabo de hablar con Santiago para ver qué hacemos y me contestan que de momento no saben nada de nada».

Así las cosas, otra de las pacientes afectadas por la marcha del sanatorio ha realizado un escrito instando a una rápida solución y que pretende adjuntar con las firmas de los resignados pacientes. Al cierre de esta edición ya llevaba medio centenar de ellas conseguidas para poder presentarlas en el policlínico como señal de protesta. «A los que estamos en rehabilitación nos invitan a ir a Santiago pero si hablamos con este servicio, nos aseguran que no tienen sitio», explica otro afectado que también prefiere mantener el anonimato.

Por otro lado, los afectados de Lalín también lamentan que el acuerdo de colaboración entre Clínica Deza y HM Hospitales, que permitiría que los vecinos de la comarca dezana pudieran seguir disponiendo de servicios sanitarios sin tener necesidad de realizar ningún tipo de desplazamiento, no se haya visto reflejado tampoco en el caso de los pacientes de rehabilitación afectados por el cierre del centro. «En Clínica Deza de momento tampoco nada de nada», añaden en medio del creciente malestar de este numeroso grupo de pacientes de la capital dezana.

Un policlínico con 16 años de historia en la comarca

El centro asistencial promovido por el Hospital Policlínico La Rosaleda en Lalín abrió el 21 de julio de 2009. La clínica contaba hasta ayer con más de una docena de especialidades, además de brindar servicio de urgencias a la población de Deza y su entorno; incluso prestaba atención domiciliaria de enfermería y fisioterapia, así como atención sanitaria a pacientes beneficiarios de aseguradoras como La Fraternidad, Mutua Gallega, Fremap, Asisa, Caser, Mapfre, además de compañías especializadas en pólizas de tráfico y a asegurados de Adeslas. El inmueble, que antes ocupaba la Clínica de Rapariz y que fue adquirido por sus actuales propietarios en 2003, cuenta con una superficie de 1.700 metros cuadrados y tres plantas. Dispone, entre otras dependencias, de servicio de urgencias, laboratorios, fisioterapia, diversos aparatos de radiología general y convencional, ecografía, mamografía, ortopantomografía y equipos, dotados con tecnología avanzada.

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