«Le di media vida al Estradense»
Los estradenses Víctor Lomba y José Antonio Ramos y el lalinense Amalio Cortizo reciben mañana en Ourense la distinción al mérito deportivo de Galicia, un reconocimiento a sus largas trayectorias en el Club Deportivo Estradense, el Club Ciclista Teis y el Club Balonmán Lalín.

Lomba, con los jugadores y el cuerpo técnico del Etradense / Bernabé
En el año 2021, coincidiendo con la fase de ascenso a Segunda RFEF, Víctor Manuel Lorenzo Lomba colocó una bandera del Club Deportivo Estradense en el balcón de su casa de A Estrada. «Estará ahí hasta que me muera», aseguró en ese momento el histórico exentrenador y jugador de equipo rojillo. Cuatro años después, la bandera sigue allí. «No es la misma», reconoce en tono confidente. «La otra estaba muy estropeada y la cambie por una igual. Tengo otra esperando para cuando esta esté vieja», nos cuenta reiterando su intención de que la bandera se quede allí hasta su muerte.
Hablar con Lomba es siempre un viaje al pasado y al corazón del Estradense. Tomamos ese billete con gusto, aunque en esta ocasión el protagonista no es el equipo rojillo sino el propio Lomba –si es que hay diferencias entre uno y otro–. El exentrenador recibirá mañana en Ourense la distinción al mérito deportivo de Galicia, un reconocimiento a su larga trayectoria en el mundo del fútbol. Junto a él estarán otros dos representantes de la zona, el exjugador, entrenador y presidente del Balonmán Lalín, Amalio Cortizo, y el expresidente del Club Ciclista Teis, el estradense José Antonio Ramos Besteiro.
«Siempre es un orgullo que te reconozcan algo a lo que dedicaste tanto tiempo. En el fútbol siempre tienes momentos buenos y otros no tan bueno pero en general creo que no me fue mal», admite Lomba al hablar de este premio. El histórico entrenador señala sin embargo que su primer pensamiento cuando conoció este reconocimiento fue para un amigo ya fallecido. «En ese momento pensé en Alfonso Varela pero también en la directiva que teníamos en aquellos años y en los jugadores, que siempre hicieron lo que yo les pedía. Me alegré más por ellos que por mí. Esto también es suyo. Fueron momentos muy bonitos», explica.

Juntos en el vestuario del Estradense. / Bernabé
Lomba sin embargo quiso dedicar este premio a su familia. «Ellos siempre me dejaron dedicarme al fútbol porque sabían que era algo que quería y disfrutaba. Cuando salía de trabajar en el colegio por las tardes ya me iba al campo y no llegaba a casa hasta las once, cuando mis hijas ya estaban durmiendo. Ese fue un sacrificio muy grande que tuve que hacer. Sin la ayuda de mi familia no estaríamos aquí hablando de esto», explica. «Le dejé media vida al Estradense. Fueron 26 años y todavía sigo sin poder negarle nada a este club», añade un hombre que en el año del centenario del club está participando en muchas de las actividades que se están organizando. Lomba incluso tiene su propio programa en Youtube, en el que entrevista a jugadores, entrenadores y directivos del pasado y del presente de la entidad.
El entrenador está disfrutando además de la temporada que está realizando el equipo en Tercera División, metido en puestos de play-off de ascenso. «Estoy enamorado de este equipo. Todos los que forman parte de él son increíbles. La directiva trabaja sin parar, siempre con iniciativas nuevas. Luego están los entrenadores. Me parece un acierto total tener entrenadores de la casa. Debería ser así desde la base hasta el primer equipo. Y luego están los jugadores. Que pandilla tan bonita hicieron en el Estradense. Son como niños. La relación que tienen entre ellos es genial. Y por encima, juegan muy bien», explica un Lomba al que tanto puede verse jugando a las cartas con los jugadores o regalando fotos a la plantilla como acompañando a alguno de ellos que no tiene coche al médico a Santiago.
Ese cariño que Lomba siempre demuestra por el Estradense y toda la familia que forma parte de él explican en gran medida el reconocimiento que la Xunta le dará mañana por su trayectoria junto a otros importantes nombres propios del deporte gallego.
Amalio Cortizo Pereira

Amalio Cortizo / Bernabé
La vida de Amalio Cortizo estuvo siempre ligada al balonmano y en especial al Balonmán Lalín. Sin embargo, sus primeros pasos como jugador los dio en Oviedo, pasando después por el Eibar y el Zarautz, siguiendo las mudanzas por motivos laborales de su familia. Con 18 años regresó a Lalín. En el equipo rojinegro fue jugador, entrenador y presidente. Como técnico se encargo desde equipos de la base hasta el primer equipo. Como dirigente vivió dos etapas, una primera con dos años y dos ascensos, y otra de un año, que finalizó en 2010. A sus 68 años, se mostró contento con esta distinción. «Cuando llevas tanto tiempo como yo, es bonito que te lo reconozcan».
José Antonio Ramos Basteiro

Jose Antonio Ramos / FDV
Otro estradense que recibirá una mención honorífica en este acto será José Antonio Ramos, un hombre ligado durante muchos años al mundo del ciclismo y especialmente al Club Ciclista Teis de Vigo. Conocido en A Estrada como Toño da Cañoteira o Toñito de Ranillas, trabajó durante su juventud en la fábrica de Igrovi, ubicada en la zona de A Baiuca, donde ejercía como mecánico. Siendo todavía muy joven se trasladó a Vigo, aunque todavía conserva mucha familia en A Estrada. Ramón fue siempre un gran aficionado al ciclismo y se convirtió en presidente y uno de los símbolos del club de cantera de Teis. Dejó su cargo como presidente hace un año.
- El trago de agua que casi acaba con la vida de Pablo González: «En segundos noté que me quemaba vivo por dentro»
- Una camarera tras probar de la botella que abrasó al empresario Pablo González: «Esto no es agua»
- Belleza perruna: estas son las 10 razas de perro más bonitas que existen
- ¿Qué había en la consumición de Pablo?
- «Que no se hagan ilusiones; las reformas del papa no tienen vuelta atrás, salvo que quieran una Iglesia de museo»
- Aparece sano y salvo en el monte Aloia Jager, el Husky que había desaparecido en Gondomar
- Un joven de Vilagarcía fallece en una caída de moto en Cádiz
- Este es para muchos el restaurante «más bonito» de Galicia: un molino reformado con una mágica terraza junto al río