El librero itinerante que lucha contra «el lado oscuro»

Desde hace cuatro años el puesto de Eladio Argibay se ha convertido en una parada obligatoria para todos los amantes de la lectura que acuden a la feria de A Estrada. Allí aguarda con su eterna sonrisa un apasionado de la lectura que defiende la importancia del papel por encima de las nuevas tecnologías.

Eladio Argibay, ayer, en su puesto de A Estrada. |  Bernabé

Eladio Argibay, ayer, en su puesto de A Estrada. | Bernabé

A Estrada

Eladio Argibay saluda sus clientes por su nombre y se le ilumina la cara cuando alguno de ellos le pregunta su opinión sobre alguno de los más de cien libros se segunda mano que tiene a la venta en su puesto de A Estrada. «Si Ánxel Fole fuese irlandés sería uno de los grandes de la literatura mundial», argumenta ante una clienta que le pregunta por el libro Á lus do candil. Argibay afirma haber leído más de un millar de libros a lo largo de su vida, una cantidad que parece pequeña cuando cuenta con una biblioteca en su casa de Campo Lameiro que supera los 40.000 ejemplares, según sus cálculos. «Esta es mi pasión», admite este librero itinerante, un hombre que lucha contra las nuevas tecnologías. «El ebook es el lado oscuro de la fuerza. Supongo que eso me convierte en un Jedi, aunque no creo que sea tan guay», argumenta.

Argibay lleva cuatro años siendo un habitual de la feria de los miércoles en A Estrada, a la que acude siempre que no llueve –sus libros no se llevan bien con el agua–. Durante tres años contaba con un sitio asignado en la parte de la carballeira, aunque reconoce que no le gustaba. «Cada vez que se levantaba algo de viento los libros se me llenaban de polvillo», argumenta. Fue por ello que aprovechó la jubilación de un compañero de feria que vendía antigüedades para quedarse con su sitio. Desde hace un año, el librero tiene su puesto delante de lo que antiguamente fue el bar «A nosa casa», con pie y medio en la plaza de la Porta do Sol. Su esquina se ha convertido en este tiempo en una parada obligatoria para todos los amantes de la lectura que van a la feria o pasan por la zona. Ese tránsito ha terminado por convertirse este puesto en un animado punto de encuentro.

«Nací en Vigo, pero no me gusta mucho. Ahora vivo en Campo Lameiro, donde estoy preparando para abrir una librería. Allí pienso organizar conferencias y presentaciones de libros», nos cuenta cuando termina de atender a varias clientas que se marchan con tres libros cada una. «Dirás que no hay mucho mercado de venta en Campo Lameiro pero con internet todo es posible. Ya no tienes que estar esperando a que alguien entre por la puerta. Además, allí no pago local, porque es mi casa, la casa que hizo mi bisabuelo», explica sobre una librería que llevará el nombre de «Portalén».

«Ese es buenísimo», suelta interrumpiendo nuestra conversación para atender a otra clienta, una habitual de su puesto de libros de segunda mano. «Si no vengo yo, viene mi hija», nos cuenta tras incorporar otro ejemplar a su cesta de la compra. «Aquí tengo muchos clientes pero también muchos amigos. Me lo paso muy bien y me fastidia mucho cuando no puedo venir por la lluvia».

De nuevo con la atención plena de Argibay toca hablar de su negocio. ¿Realmente hay mercado hoy en día para los libros de segunda mano? «Sí, lo hay. Eso de que la juventud no lee por ejemplo es mentira. Yo tengo mucho libro clásico. Kafka, Borges... esos libros como Los miserables o Orgullo y prejuicio, le encantan a los más jóvenes, chicos que se están haciendo su biblioteca», argumenta. «Hay gente además que no renuncia al papel por un ebook. Para muchos es imprescindible».

El librero vende libros pero también los compra. «Tengo sitios donde los consigo pero la mayor parte de los que tengo los saco de los que viene la gente a venderme al puesto. Hoy mismo vinieron dos señoras a venderme algunos». Esas adquisiciones avivan la ilusión de un hombre que, como no podía ser de otra manera, dedicó su vida a su gran pasión. «Desde muy pequeño me gustó leer e iba mucho a una librería de A Lama a mirar los libros. Un día la dueña me dijo que, si la ayudaba en la tienda, me pagaría con libros. Con el paso del tiempo ya me comenzó a pagar en dinero y después llegó el momento de independizarme», recuerda. «Así fue como nació este negocio. Ahora voy los lunes a Caldas, los miércoles vengo aquí, los jueves voy a Noia, los sábados me toca Vilagarcía y los domingos, donde surja. El primer domingo de cada mes por ejemplo voy a Ourense, que hay una feria de coleccionismo muy buena. Después, vendo por internet».

Viendo la cantidad de personas que acuden a su puesto de venta en la feria uno empieza a pensar que este negocio podría salir a cuento y Argibay nos da la razón, aunque con matices. «Yo creo que se me nota que esto me gusta. Cuando haces algo con pasión, la gente lo agradece. De esto sí que se da vivido. Lo que pasa es que yo tengo un problema, me quedo con muchos libros. Podría tener un coche mejor y una biblioteca peor pero no quiero. Al principio me quedaba con muchos libros. Llegó un día en el que tuve que poner un tope. A partir de ahí me quedo con todo lo que me gusta relacionado con Galicia. Luego por ejemplo hay muchas novelas que las leo antes de ponerlas a la venta», afirma. En todos estos años ha logrado reunir algunos libros de gran valor, aunque nunca encontró «tesoros» en medio de los que le venden. «Eso son leyendas. La gente sabe lo que te viene a vender y no traen tesoros sin saberlo. La única vez que me pasó algo así fue en un colegio en el que iban a tirar libros viejos. Ahí en medio había cosas interesantes».

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