La mujer que pone las barbas a remojar

Sonia Silva cumple cinco años al frente de su barbería, un sector con predominio de hombres

Sonia Silva, con un cliente.

Sonia Silva, con un cliente. / S. P.

A Estrada

La propietaria de la Barbería Sonia Silva en A Estrada, es un claro ejemplo de lucha y perseverancia en un sector que también está tradicionalmente masculinizado. Su historia, además, es la de una emprendedora que supo sobreponerse a uno de los mayores desafíos que sufrieron todo tipo de empresarios en la historia reciente: abrir su negocio apenas dos semanas antes del confinamiento decretado por la pandemia del COVID-19 en marzo de 2020.

A pesar de que el mundo de la peluquería está mayormente feminizado, las barberías siguen siendo un terreno donde predominan los hombres. El trabajo centrado en los cortes de caballero ha hecho que históricamente sean los hombres quienes ocupan la mayoría de estos negocios, tanto como barberos como propietarios. Sin embargo, Sonia Silva decidió abrirse camino y demostrar que el talento y la dedicación no entienden de género.

«Desde el principio tenía claro que quería trabajar con mi propio estilo. Me formé en peluquería, pero me di cuenta de que la barbería me gustaba mucho más: es más técnica, más dinámica y me permite trabajar con precisión. Pero sí, sigue siendo un sector donde hay más hombres», explica.

Cerrar nada más abrir

Si emprender ya es un desafío, hacerlo en marzo de 2020 fue casi un acto de fe. Sonia Silva abrió su barbería con toda su ilusión, pero al cabo de dos semanas tuvo que cerrar debido al estado de alarma. «Fue un golpe muy duro, porque además me estrenaba como autónoma y las incertidumbres eran muchas», recuerda.

Como tantos otros pequeños negocios, su futuro quedó en el aire. Sin embargo, cuando las restricciones comenzaron a levantarse, su clientela no la dejó sola. «La respuesta de la gente fue maravillosa. Cuando nos dejaron volver a abrir en mayo, los clientes volvieron como si no hubiera pasado nada. Me sentí muy apoyada», relata Silva. Eso sí, el regreso fue con estrictas medidas sanitarias: «Atendíamos a una persona a la vez, con mascarilla y desinfectando todo entre cliente y cliente». Aun así, la barbería se mantuvo en pie y logró consolidarse.

Cinco años después, la Barbería Sonia Silva sigue en marcha, aunque los desafíos no han desaparecido. «Ahora los alquileres están muy altos y hay menos movimiento. Además, si antes venían cada 15 días, ahora algunos lo hacen una vez al mes para ahorrar», añade.

Aun así, la fidelidad de su clientela sigue siendo su mayor recompensa, ya que muchos de sus clientes la conocieron cuando trabajaba en una cadena de barberías en el mismo pueblo. Por eso cuando ella decidió apostar y montar su negocio, no dudaron en acompañarla. «Algunos clientes vinieron a mi negocio cuando supieron que iba a abrir mi propio local. Ver que siguen viniendo después de cinco años es lo más gratificante. Hay gente que empezó a venir desde el principio y que sigue siendo fiel. Eso me hace sentir que estoy haciendo bien mi trabajo, y me da confianza para continuar», afirma.

Sobre los cambios en el sector, ella cree que cada vez las barberías pueden ser rentables: «El negocio cambió mucho, porque ahora los hombres cada vez cuidan más su imagen, y quieren verse bien e ir con el corte y la barba arreglada, y probar nuevos estilos. También por eso hay más competencia y profesionalización en nuestro mercado».

Su verdadera ambición a largo plazo es seguir creciendo y, en algún momento, poder llegar a tener un local propio que pueda adaptar a su gusto en cuanto a la decoración del interior y ampliación de servicios. En cuanto a la receta de su éxito, ella tiene claro que «lo más importante es mantener el estilo propio y el trato con la gente. Tienes que encontrar a tu público y ser fiel a lo que haces».

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