Las peñas deportivas, una forma de hacer comunidad

Antonio Vilar, conocido como Tucho, presidió a mediados del siglo pasado una de las peñas de la historia del Estradense. Os Escondidiños estaba integrado por casi un centenar de socios cuando el equipo estaba en su peor momento.

La peña «D’Escondidiño» durante el torneo del Bloque.

La peña «D’Escondidiño» durante el torneo del Bloque.

A Estrada

El reciente descubrimiento de varios cuadros del pintor Enrique Morales ha inundado de nostalgia la villa estradense, con numerosos vecinos que al ver las imágenes de los lienzos en las páginas del periódico, se pusieron en contacto con esta redacción para dar cuenta de la identidad del hombre que los firmaba. Uno de ellos fue Antonio Vilar, más conocido como Tucho. Al hacer memoria, recordó aquellos tiempos en los que las tabernas de la localidad eran sus ágoras y de ellas todo emanaba. Por ejemplo, se vivía con intensidad la pasión por el fútbol. Especialmente, el fútbol local. Proliferaban entonces las peñas deportivas, según nos explica Vilar, entre ellas una que integraba junto a Enrique Morales: la Chengaben. Un nombre que, en sus propias palabras, le dieron porque: «Éramos más que suficientes, no queríamos más». «Por aquel entonces del Deportivo Estradense jugaba fatal, no hacía nada, así que creamos una peña para ir a los partidos a animarlos y darle un poco de vida a la cosa. Íbamos con panderetas e incluso llevábamos madrinas», relata el estradense.

Tucho en la barra de O Escondidiño con dos clientes.

Integrantes de la peña "Cheganben", entre ellos Enrique Morales. / Cedida

Tuche regentó durante unos años, entre el 58 y el 63, un pequeño bar ubicado en la Praza do Mercado, donde ahora se encuentran las instalaciones de la residencia de mayores. Lo llamaba «Taska O Escondidiño». Fue ahí, según cuenta, de donde salió una de las peñas deportivas más grandes de la época, en lo que respecta a integrantes: la peña «Escondidiño». A través de esta, además de apoyar al Estradense, también se llevaban a cabo pequeñas ligas, algunas incluso para costear mejoras en el campo de fútbol municipal.

«Organizamos dos partidos para recaudar fondos mientras yo fui presidente, uno fue el del Ladrillo, y otro fue el del Bloque. Este último lo jugamos contra un equipo formado por árbitros, que eran los que venían aquí a arbitrar los partidos, se llamaban los Desconocidos. Queríamos conseguir dinero para construir el cierre del campo municipal, que en aquel entonces estaba abierto», nos explica Vilar, que añade: «No recuerdo exactamente cuánto recaudamos, entre 8.000 y 10.000 pesetas».

Asistentes a un partido del Estradense.

Asistentes a un partido del Estradense.

«Antes se vivían estas cosas de otra forma. Había muchos bares y se organizaban torneos de taberneros contra clientes, o de peñas del pueblo con peñas de las aldeas… era diferente», relata, con añoranza del pasado, el antiguo regente de la «taska» O Escondidiño.

Cartel de un torneo.

Cartel de un torneo. / Cedida

Tiene todo documentado en un archivador. No solo de las peñas que integró, tanto primero la que nombraba su nombre, como después la «Cheganben», junto a Enrique Morales. También de torneos, de fiestas, de partidos y de equipos de fútbol. Guarda fotos de viajes, excursiones y formaciones deportivas. Cada entrada, con su fecha y una pequeña frase de lo que se retrata en la imagen.

De esta forma inmortaliza un momento en el que el fútbol, en este caso, era motivo de unión y un impulso para crear comunidad, incluso cuando el equipo al que animaban no estaba en su mejor momento, dejando incluso de existir durante unos años. En las buenas y en las malas, Os Escondidiños seguían al Estradense.

Integrantes de la peña «Cheganben», entre ellos Morales.

Tucho en la barra de su "taska" junto a dos clientes. / Cedida

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