Historias centenarias en la residencia As Dores

Aurora Pérez, natural de O Sisto y alumna brillante en su infancia, sopla las 100 en el centro lalinense

José Quintá, Julio López, Manuel Gómez, y una residente, junto a la centenaria. |  Bernabé

José Quintá, Julio López, Manuel Gómez, y una residente, junto a la centenaria. | Bernabé

REDACCIÓN

Lalín

Las residencias de personas mayores son, sin lugar a dudas, centros de aprendizaje y de conocimiento que transmiten, cuando sus capacidades así lo facultan, sus propios usuarios. En de As Dores, en Lalín, ayer celebraron los 100 años de Aurora Pérez López.

Natural de la parroquia de O Sisto (Dozón), Aurora quedó huérfana de madre cuando era muy pequeña y tanto su padre como sus abuelos se encargaron de su atención. Como tantas personas de la época, el trabajo en el campo marcaba su agenda diaria, pero esta ya centenaria tenía como alumna una gran memoria y capacidad para el aprendizaje. Tras casarse a los 20 años de edad, formó una familia en O Castro y compatibilizó el trabajo del hogar y del campo con la cría de su único hijo, pero siempre echó en falta no haber podido estudiar para ejercer como maestra. Tras cuidar de su esposo, aquejado de Alzheimer y fallecido en 2007, vivió sola durante cuatro años hasta que decidió ingresar en la residencia. Con menos actividad diaria de la deseada por su edad, participó mucho en las actividades del centro e incluso cantó en la coral.

Aurora sopló ayer las velas de una tarta y recibió como presente un trabajo elaborado por compañeros del centro de día. Estuvo acompañada por los directivos Julio López, José Quintá y Manuel Gómez Estévez.

Tracking Pixel Contents