Enrique "Kiko" Torrado Renda -Exgerente de las discotecas Lennon y Viceversa de A Estrada

«Por la Lennon pasó lo mejorcito de la música española del momento»

Kiko Torrado podría hablar durante horas de la Lennon. El estradense recuerda que allí fue donde pasó buena parte de su juventud, una época de la que guarda grandes recuerdos. Torrado se inició en este mundo cuando solo tenía 17 años, como portero y DJ en la Nicol’s, la primera discoteca que abrió en A Estrada. De allí pasó a la Lennon, donde fue gerente hasta su cierre, 17 años después. Su aventura terminó en Viceversa, discoteca de la que fue responsable hasta el año 2002. Quedamos con él para recodar viejos tiempos, una época en la que las macrodiscotecas eran las reinas de la noche.

Kiko Torrado posa ante la Lennon.

Kiko Torrado posa ante la Lennon. / Bernabé/Javier Lalín

-¿Cómo y cuándo inició su andadura en el mundo de la movida nocturna estradense?

-Fue en la Discoteca Nicol’s, cuando tenía 17 años. Carlos Campos estaba de pincha allí y cuando había que cambiar diapositivas y mover las luces se lo hacía yo. Me lo propuso porque me conocía por Toxo Verde, un grupo musical que tenían algunos de mi pandilla. Siempre me gustó el mundo de la electricidad y la música, así que yo me encargaba de montarles las cosas. Gali, el guitarra de los Chikys, era quien dirigía al grupo y Carlos, que era el batería, me conoció por medio de él y me invitó a trabajar en la Nicol’s. Al principio empecé en la puerta, con el difunto señor Alén y con Lupita, la mujer de Chucho Abelleiro, que fue quien la abrió y quien llevaba la principio la discoteca. Luego la cogió Manolo. Era todo un poco familiar. Era el año 73 o 74, cuando abrió la Nicol’s. Antes de eso lo único que había era la Sala Gradín. Allí había de todo, bodas al mediodía y bailes de noche. Al cocinero te lo podías encontrar atendiendo la puerta por la noche. Después fue cuando Ramiro Abelleiro decidió abrir la Nicol’s. Era la única discoteca que había en A Estrada en esos años, pero también en la zona. Eso hacía que viniese mucha gente, especialmente de Pontevedra. Algunos terminaron casando aquí. Los domingos, de seis a nueve y pico se organizaban unas fiestas tremendas. Los sábados también se trabajaba muy bien pero los viernes nunca llegaron a funcionar.

-La Nicol’s es una discoteca que ya era hace 50 años la misma que podemos ver ahora.

-Sí, muy parecida, aunque hubo un incendio en el que ardió casi todo. Había por ejemplo una gran discografía allí guardada, con discos impresionantes. Eso ardió todo. Eso fue poco después de abrir, en el setenta y pico. Los pinchas eran Carlos Campos, Miguel Silva, que ya murió, Pedro Mosquera, que también murió, y yo, que ya me fui metiendo como pincha. En aquella época solíamos estar dos en cabina. Uno estaba con la música y otro con las luces. De aquella no había los automatismos que hay hoy. Se trabajaba mucho con la botonera. Si solo estaba uno tenía que poner las luces en automático y era muy soso.

-¿Cuándo surgió la idea de crear la Lennon?

-Fue el señor Ramiro Abelleiro quien decidió hacerlo. Recuerdo que Manolo Abelleiro me enseñó un día, con mucho secretismo, los planos del proyecto. Aquello era la leche para aquella época. En la zona que eligieron además no había nada. Todo era monte. Eso pertenece a Guimarei, en concreto al lugar de Bruñide. Recuerdo que hubo una discusión entre Chucho Abelleiro y Vicente Jorro, marido de Julia y cuñado de Chucho y Manolo, de si ponerle a la discoteca el nombre de Bruñide, que es lo que proponía Vicente, o Lennon, que era lo que quería Chucho. Finalmente ganó la idea de Chucho. Hay que decir que a Lennon lo mataron en el 6 de diciembre de 1980 y la Lennon abrió un año después, en fin de año de 1981. Años después, la sociedad de Carballiño que se hizo cargo de la Lennon tomó el nombre de Bruñide SA, por el nombre del lugar.

-¿Cuándo se hizo cargo de la discoteca esa sociedad?.

-Cinco años después de abrir, en el año 1986. Era empresarios de Carballiño. Fue una época en la que la Sala Gradín iba muy mal a nivel económico y, además, construir la discoteca necesitó una inversión muy grande de dinero. Xesús Palmou, que por entonces era abogado, fue quien buscó empresarios con dinero que pudiesen comprar la Lennon. Así fue como esta gente terminó haciéndose con la discoteca.

Kiko, como Dj en Lennon

Kiko, como Dj en Lennon / Cedida

-¿Cómo llegó usted a ese nuevo proyecto?

-Yo empecé un mes antes de que abriese la Lennon, aunque como electricista, y ya me quedé allí haciendo de todo. Luego, cuando entró esta gente de Carballiño, ya empecé de encargado y pincha, porque ellos no estaban aquí. La verdad es que hacía un poco de todo. Tenía incluso un R12 de aquella e iba haciendo la ruta de los autobuses para empapelarlas de carteles. Eso tocaba todas las semanas. Aquellos carteles venían de Madrid, porque por aquí no se hacían tan grandes.

-¿Cómo fueron los primeros años de la Lennon?

-Los que llevaban la Lennon al principio eran Julia y Vicente. Recuerdo que en aquellos años venía Juan Pardo a ensayar allí. También Los Pecos. Todos venían de la mano de Vicente, que tenía una empresa de equipos de sonido con Conrado Martínez. Yo también trabajaba con ellos en verano. Iba con las orquestas para montarles el sonido y las luces. El señor Ramiro fue quien hizo la discoteca, aunque realmente la llevaba la hija, Julia, mientras que Chucho se quedó en la Nicol´s discoteca y Manolo en la Nicol´s cafetería. Vicente era quien se encargaba de contratar las actuaciones musicales, casi todo orquestas, aunque también vinieron Juan Pardo y el grupo Cadilac. Sin embargo no terminaba de ir muy bien y a los cinco años llegó el cambio.

-¿Cómo fue ese relevo?

-La discoteca ya valió mucho dinero en su momento pero cuando llegó esta gente todavía invirtieron más dinero en ella para hacer un cambio bestial. Se puso por ejemplo un láser que costó más de tres millones de pesetas. También se puso un proyector con pantalla gigante y también calefacción. Al principio la que había no funcionaba. Recuerdo tener que estar en la cabina de pincha con cazadora.

La discoteca registró entradas de más de 5.000 personas.

La discoteca registró entradas de más de 5.000 personas. / Cedida

-Esa inversión hizo que la Lennon se convirtiese en un reclamo para traer a A Estrada grandes artistas.

-Por la Lennon paso lo mejorcito de lo que había en ese momento en el música española. Estuvieron Barón Rojo y Obus, que en ese momento eran de lo más cañero que había; la Orquesta Mondragón, que fue un éxito; Cadilac, que no metió mucha gente pero eran muy buenos; Semen Up, el grupo de Alberto Comesaña; Camela, que fue apoteósico, llegaban los coches hasta la gasolinera de arriba. Para llegar con ellos en coche desde el Milano hasta la Lennon me tuvo que escoltar la policía. Ese fue el espectáculo más grande que tuvimos. Incluso hubo que quitar los asientos de la planta de arriba. Juan Pardo también estuvo dos veces y en las dos fue tremendo. También estuvo Alaska, de los que todavía tengo un disco firmado; Luz Casal, Tino Casal, que tenía un show de luces impresionante; Bertín Osborne, un tipo muy liso y llano que estaba en la barra antes de empezar tomando los cubatas y hablando con todo el mundo; Los Inhumanos, que nos pidieron varias cajas de champán y las usaron al final de la actuación para duchar a la gente. También vino el mago Toni Kamo, que fue todo un éxito. Estuvo un domingo y ya se contrató para el fin de semana siguiente por lo bien que funcionó. Un buen lío lo tuvimos cuando empezó la moda de los Boys, chicos bien dotados que hacían un show para mujeres. Aquí los contratamos y no vinieron. Menudo follón que nos armaron las mujeres. Nos comían. Tuvimos que invitar a todas a copas y pagarles la entrada para la siguiente vez que viniesen. Esa vez sí que aparecieron. Tuvimos contratada a La Unión y tampoco aparecieron. También fue un buen follón. También estuvieron Twenty Four Seven, un grupo internacional que tenía mucho éxito en esos años. Luego había eventos de todo tipo, como Miss Estrada. Hasta tirolinas llegamos a montar dentro de la discoteca. El caso era buscar eventos que dinamizasen la noche, para que no fuese siempre lo mismo.

-¿Cómo hacían para contratar a esos grupos?

-Por medio de Gonzalo Carballeda, uno de los socios. Él estaba muy metido en ese mundo, porque también tenían otra discoteca en Carballiño. Él era el gran dinamizador de la sala, un hombre que tenía mucha labia. Estaba también metido en el mundo del motor, en la federación gallega. Gracias a ello se organizaron en el aparcamiento de la Lennon varios Slaloms que eran puntuables para el Campeonato Gallego. También hicimos varias concentraciones moteras. Hacíamos de todo. Éramos mucho más que una sala de fiestas. Hacíamos actividades que traían gente joven. Una que tenía mucho éxito eran los sorteos de coches. A veces se sorteaba un Peugeot y en otras un Renault R5 Turbo. Era bestial, especialmente el R5, que era un coche potente que les gustaba mucho a los jóvenes. Recuerdo que en una ocasión le tocó a unos chavales que habían mezclado las rifas. Al final le compramos nosotros el coche para que repartiesen el dinero y lo volvimos a sortear otro día. Los carnavales también eran tremendos. Siempre hacíamos sábado de piñata y venía gente de todos lados, incluso de Portugal,. Venían grandes disfraces porque dábamos premios importantes todos los años.

-¿Cuál era su competencia?

-Estaba Dona Dana, Chanteclair... En los tiempos del señor Ramiro también estaba La Condesa, en la recta de la Anllada, que ahora está en ruinas., pero no duró mucho

-¿Cuánta gente podía entrar en la discoteca Lennon?

-Un sábado normal teníamos a unas 2.200 personas. Ese era un buen día, en el que no había espacios huecos. Los días que más metimos fue en las actuaciones de Camela y Juan Pardo. Eses días llegamos hasta los 5.000. La capacidad realmente no era para eso. En los primeros años también teníamos muchos problemas con una pandilla de Cacheiras que siempre venían a montar lío. Los de Carballiño decidieron incluso contratar seguridad privada. Tiempo después se encargaba de la seguridad gente del pueblo con buena planta. Al final los de Cacheiras empezaron a sacar novia y fueron dejando los follones.

-¿Cuándo llegó el punto final de la Lennon?

-Sobre el año 96 o 97. Debió de durar unos 17 años. En los últimos yo ya compaginaba la Lennon con Viceversa, haciendo de gerente en ambos lados. Viceversa se abrió sobre el 95, así que coincidieron unos años. De aquella los horarios no eran como ahora. La fiesta en Lennon empezaba sobre las nueve y acababa sobre las tres de la mañana, cuando marchaban los autobuses. Había buses hacia Campo Lameiro, Cuntis, Forcarei, Santiago y Silleda. Viceversa era más de última hora mientras estaba la Lennon. Luego ya se fue metiendo también hacia primera hora.

-¿Viceversa también era un proyecto del mismo grupo de Carballiño?

-Sí, fue un gran proyecto. Aquel bajo estaba en tierra. No había nada salvo columnas. Para crear la discoteca vino una empresa de León, que se encargó de hacer la insonorización con planchas de plomo. Hay que tener en cuenta que era una discoteca en el centro del pueblo, en un edificio de vecinos. Aquello quedó perfecto. Recuerdo que teníamos un aparato para medir el sonido en el primer piso y no se escuchaba nada. Se oía más el paso de las motos por la calle que la discoteca.

-Viceversa ya fue un proyecto menos multitudinario

-Sí, era un espacio más reducido, aunque llegó un momento que los viernes tenía que salir gente para poder entrar otra. Hacíamos muchas fiestas patrocinadas por bebidas y también fiesta de la espuma y cosas así. La gente venía a ver qué le tocaba. Había cola por la calle abajo para entrar. Yo estuve en Viceversa hasta el año 2002, cuando me despidieron. Fue cuando hicieron reformas y le cambiaron el nombre. Luego duró sobre un año y medio más antes de ponerla en venta. En los últimos años la cogieron unos de Lalín pero tardó poco en cerrar definitivamente.

-Estamos hablando de tiempos en los que las discotecas eran las reinas de la movida en Galicia.

-Sí, eran macrodiscotecas en las que cabía mucha gente y funcionaban muy bien. Sin embargo, son bares muy grandes. Tienes que funcionar muy bien o te hundes. En Lennon, un día normal, trabajábamos 25 personas. Cuando eran días especiales subíamos a 30 o 32. Había que pagar esos salarios. Teníamos además un grupo de camareros impresionante. Algunos de ellos ahora tienen sus propios negocios, como Pedro el del Eureka, o Cepas o Carlos Gañete.

-Luego llegaría la época de los pubs.

-Sí, eso fue ya en la época de Viceversa. Ahí fue cuando las discotecas empezaron a ir para atrás y los horarios cambiaron. Se empezó a salir más tarde y a cerrar más tarde. Nosotros habríamos Viceversa a las doce pero no empezaba a llegar gente hasta la una y pico. Luego cerrábamos a las cinco.

-¿Le duele ver la Lennon ahora mismo?

-Sí, es una pena verla así toda llena de silvas y medio destrozada. No le veo además mucho futuro. Hubo gente interesada en ella pero aparecieron problemas. Eso necesita una reforma importante. Yo viví allí metido mi juventud. Empecé con 17 años en la Nicol´s pero desde que llegué a la Lennon en el año 81 ya solo me dedicaba a eso., aunque también hacía de todo. Cuando salí de Viceversa tenía 50 años. Después me dediqué a ser comercial hasta que me retiré.

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