Bodas de platino y más de ocho décadas juntos

El Restaurante Regenjo fue testigo ayer de la celebración entre Ignacio Porto Terceiro y Consuelo Brea Regenjo, que celebraron un hito que pocos logran alcanzar: 65 años de matrimonio, unas bodas de platino. Estas no solo reflejan un amor incondicional, sino también un compromiso inquebrantable y una vida dedicada a su familia.

Su historia comenzó mucho antes del «sí, quiero». Ignacio y Consuelo se conocen desde que tienen memoria, ya que vivían a apenas 50 metros el uno del otro en la pequeña aldea de Santa Cristina de Vea. De niños siempre jugaron juntos, y esa amistad temprana fue el primer capítulo de un amor que lleva más de ocho décadas cultivándose con esmero.

Hoy, Ignacio y Consuelo son el corazón de una gran familia. Tienen 9 hijos, 17 nietos y una bisnieta, pero su generosidad y sentido del deber van más allá. A lo largo de los años, también criaron a cuatro sobrinos pequeños tras el temprano fallecimiento de una hermana de Ignacio. Su hogar siempre ha sido un refugio de amor, unión y valores sólidos.

Una vida llena de recuerdos

Uno de los momentos más emotivos que la pareja recuerda es el nacimiento de su primer hijo, José María, que está hoy frente a ellos acompañándolos orgulloso. Este sufrió un problema cuando nació, y es que llegó al mundo sin la mano derecha. A pesar de las dificultades iniciales, su llegada marcó un momento especial que todavía recuerdan con cariño. Ignacio destaca, con cierto orgullo sobre su familia, que «todos nacieron en casa», una tradición que hoy parece lejana pero que era muy común en aquellos tiempos.

La celebración de este 65 aniversario fue un momento muy especial. Rodeados de un total de 42 familiares, entre hijos, nietos, sobrinos y demás allegados, Ignacio y Consuelo compartieron no solo su felicidad, sino también su deseo de que la familia siga tan unida como lo está hoy. Aunque suelen celebrar las Navidades por separado debido al gran número de miembros, esta ocasión consiguió reunir a todos para rendir homenaje a su historia.

Para Ignacio y Consuelo, el secreto de un matrimonio duradero radica en dos cosas esenciales: la paciencia y la salud. A lo largo de los años, han visto cómo cambian las costumbres en torno al matrimonio. «Ahora la gente se casa menos, porque es muy caro, y porque también se aguantan menos», reflexiona Ignacio con una mezcla de nostalgia y realismo. Sin embargo, Consuelo ofrece un sencillo pero profundo consejo para las parejas actuales: «Lo primero que necesitan es tener paciencia. Y también mucho diálogo».

La historia de Ignacio y Consuelo no es solo la de un matrimonio longevo, sino también la de un amor que ha sabido superar las pruebas del tiempo. Desde los juegos de infancia hasta criar a una familia numerosa, su vida juntos es un testimonio de que el amor verdadero no solo perdura, sino que se fortalece con cada desafío compartido.

Ellos, emocionados y agradecidos por la oportunidad de poder compartir este momento, expresaron su deseo de tener la salud suficiente para seguir celebrando eventos así con su familia por muchos años.

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