¿Qué ha sido de la Sobreira de Balboa?

Más de cinco años después de que la tormenta Fabien tumbase este ejemplar con más de 500 años de historia, y de que la corporación municipal de A Estrada acordase emplear su madera para un homenaje a esta joya del patrimonio natural, sigue sin haber noticias sobre los restos del secular árbol de Arnois

Las raíces del ejemplar tras ser tumbado por la tormenta Fabien.

Las raíces del ejemplar tras ser tumbado por la tormenta Fabien. / Bernabé

La publicación de FARO este martes sobre los once árboles o formaciones botánicas incluidas en el Catálogo de Árbores Senlleiras de Galicia ha sacado a colación de nuevo la pérdida de la Sobreira de Balboa de A Estrada, que hasta 2019, cuando fue arrasada por los vientos de la tormenta Fabien, contaba con aproximadamente unos 500 años de vida.

Como es lógico, este ejemplar está ahora descatalogado. Sin embargo, al echar la vista atrás y darse un paseo por la hemeroteca para saber qué ha sido de sus seculares ramas, nos encontramos un vacío. Pues si bien en la votación de una moción presentada por el BNG en febrero de 2020 la corporación municipal había acordado utilizar su madera para levantar algún tipo de elemento simbólico en referencia a esta joya del patrimonio natural, lo cierto es que no se conoce nada más al respecto y todo apunta a que ese elemento ni se llevó a cabo ni verá la luz en el futuro. Al menos, la corporación actual desconoce qué sucedió con ese compromiso ni el paradero de los restos de este alcornoque de cuya existencia ya hay registros en el siglo XVI como propiedad de la Casa da Vila dos Hórreos.

La furia del viento, desatada durante el paso de la borrasca Fabien en diciembre de 2019, acabó con este árbol ubicado en la parroquia de Arnois y considerado uno de los más majestuosos y longevos de Galicia. La Sobreira de Balboa se desplomó sobre la finca a la que había dado sombra durante más de cinco siglos.

Este alcornoque, que alcanzaba los 20,3 metros de altura, con un perímetro de casi 10 metros y una copa de 17,32 metros de diámetro, estaba catalogado como uno de los ejemplares más impresionantes del territorio español. Su inclusión en el Catálogo de Árbores Senlleiras de Galicia, así como en la guía de viaje editada por la Xunta, lo convertía en un símbolo natural de la comunidad, visitado por turistas que admiraban su grandeza desde detrás del vallado que protegía su entorno.

Sin embargo, su desplome dejó a A Estrada sin una de las siete maravillas naturales que figuraban en dicho catálogo. La noticia conmocionó a vecinos y autoridades, que comenzaron a plantearse cómo preservar el legado del alcornoque. En febrero de 2020, el BNG presentó una moción, defendida por su portavoz en aquel entonces, Susana Camba, que pedía dar «una segunda vida» al ejemplar. Según Camba, «500 años no pueden acabar en una hoguera», y propuso que se realizase un concurso de ideas entre los residentes para encontrar la mejor forma de convertir los restos del árbol en un elemento simbólico que perpetuase su memoria en el municipio.

La portavoz señaló además ejemplos de otros concellos, como Tomiño o Alsasua, donde árboles centenarios se transformaron en esculturas o elementos decorativos tras su caída, manteniendo vivo el vínculo emocional con la comunidad. Aunque la propuesta fue bien recibida y la corporación municipal mostró su disposición a preservar la madera para un homenaje, lo cierto es que los meses pasaron sin que se concretara ninguna acción.

El 15 de diciembre de 2020, FARO publicaba unas declaraciones del entonces concejal de Medio Ambiente de A Estrada, Juan Constenla, en las que admitía que todavía no se sabía qué hacer con los restos de la Sobreira. A pesar de las buenas intenciones iniciales, la falta de decisiones y de un proyecto claro hizo que el tiempo enterrara las expectativas de rendir un tributo a la que fue una de las joyas naturales más importantes de Galicia.

Hoy, en 2025, el recuerdo de la Sobreira de Balboa parece diluirse entre las páginas de la historia y las promesas incumplidas. Ni los restos de su madera se han utilizado para crear un símbolo perdurable, ni se ha dado respuesta a las inquietudes de los vecinos que pedían mantener vivo su legado. Lo que una vez fue un coloso natural que resistió siglos de cambios y adversidades se ha convertido en un símbolo de oportunidades perdidas para A Estrada, donde el patrimonio natural, que debería ser motivo de orgullo, languidece en el olvido.

Con la reaparición de este tema en la agenda pública, cabe preguntarse si aún es posible honrar la memoria de la Sobreira de Balboa. Tal vez ahora, más de cinco años después de su caída, sea el momento de retomar el debate y convertir la promesa en realidad.

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