Diez cámaras a las que nadie sonríe

Son las carreteras de las dos comarcas vigiladas por agentes de Tráfico mediante radares móviles | La N-640 es la vía que tiene más controles ante posibles excesos de velocidad

Un agente supervisa el funcionamiento de un radar móvil.

Un agente supervisa el funcionamiento de un radar móvil. / | Juan Varela

Junto con el alcohol y las drogas, la velocidad es una de las responsables de la siniestralidad viaria: está detrás de más del 30% de las colisiones y salidas de vía mortales ocurridas en las carreteras gallegas. Las secundarias, las más peligrosas: más del 90% de los siniestros mortales ocurridos en Galicia se producen en esas vías.

Para controlar el cumplimiento de los límites de velocidad en función de las características de la vía, la Dirección General de Tráfico tiene habilitados radares tanto fijos como móviles. El ministerio, a través de este organismo, publicita en su página web el censo de radares operativos en las carreteras españolas, además de otros equipos automáticos de detección de infracciones como, por ejemplo, los que controlan que los ocupantes de un vehículo lleven puesto el cinturón. En el listado no aparece ninguno en las vías de Deza y Tabeirós-Montes entre las siete de la provincia que sí existen.

Tampoco constan radares fijos, pero sí circulan por una decena de las carreteras de la zona, con la N-640 como la más vigilada. Se distribuyen en tramos de esta carretera a su paso por el Alto da Rocha, entre los límites territoriales de A Estrada y Silleda; en la bajada en dirección Chapa y en el acceso al núcleo urbano de la capital de Tabeirós desde Cuntis, a la altura de Matalobos.

En la N-525 los conductores que rebasen los límites de velocidad pueden ser cazados tanto en la zona de Catasós (Lalín) como en la bajada en dirección a Ponte Ulla, dentro del término municipal estradense. En otra nacional, la 541, Tráfico habilita un radar móvil en torno al punto kilométrico 51, en Cerdedo-Cotobade. En el municipio lalinense son tres las vías provinciales en las que operan estos mecanismos: en la PO-206 (entre el núcleo urbano y el municipio de Vila de Cruces); en la PO-533 (hasta el Alto do Faro, en el límite del ayuntamiento de Rodeiro) y en la PO-534, que parte del casco urbano en la zona de Donramiro y continúa hasta la parroquia silledense de Laro y desde ahí comunica ya con Forcarei. Por último, en la PO-841 también es posible toparse con un radar móvil entre los puntos kilométricos 11,710 y 22,150; en la carretera que conecta el concello coruñés de Teo con el de A Estrada.

La comunidad gallega se mantiene en el top de los territorios con más radares del mapa nacional. Los más de 200 cinemómetros con los que cuenta en la actualidad, entre móviles, fijos y de tramo, –57 en las carreteras de A Coruña, 55 en la de Lugo, 45 en la de Ourense y 50 en la de Pontevedra– representan el 10% de todo el mapa nacional, que suma 2.088. En la provincia de Pontevedra existen 610 kilómetros de vías identificados como de especial peligrosidad, según el análisis de los puntos y tramos de control de velocidad colgados en la web de la DGT.

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