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«Entonces en el ambulatorio no había urgencias, así que teníamos que estar localizados las 24 horas»

Luis González Taboada, Benedicto Rivas, José Calvo y Mauro Fernández, el día que comenzó a funcionar el ambulatorio.

Luis González Taboada, Benedicto Rivas, José Calvo y Mauro Fernández, el día que comenzó a funcionar el ambulatorio. / | Cedida

Alfonso Loño

Alfonso Loño

Lalín

El rodeirense José Calvo Calviño, afincado en Lalín desde hace más de medio siglo, fue uno de los profesionales sanitarios que vio nacer el ambulatorio de la cabecera comarcal dezana. La mayor parte de sus compañeros ya fallecieron y por tanto es de los pocos con capacidad para recordar aquellos primeros compases del centro de salud.

¿Por qué se demoró tanto la puesta en marcha del ambulatorio?

Pues creo que había celadores ahí desde un año antes, pero sí que tardó en funcionar. Pienso que se debió a cuestiones de índole organizativa, aunque no recuerdo qué fue lo que hizo la administración en ese caso, pues el centro pertenecía al INSS.

¿Recuerda la composición de la plantilla?

A ver.. Había tres de la APD y otros tres de las que entonces se llamaban plazas de zona. También dos ATS y creo que también cuatro enfermeras y dos auxiliares.

Y era un recurso exclusivo para el municipio…

Sí, funcionaba para Lalín y por ejemplo no había urgencias. Nosotros estábamos las 24 horas del día pendientes, había que estar localizado. Por ejemplo, si había un tratamiento cada 12 horas había que ir a administrarlo de noche.

¿Cómo se organizaba el funcionamiento?

Nosotros, los de APD, teníamos dos horas y media de presencia física, aunque a veces estabas trabajando tres o más, y después tenías que estar localizado, incluso los fines de semana. En mi caso, por ejemplo, estuve seis años en Agolada y estaba localizado 24 horas incluso los domingos. En los otros concellos de Deza había consultorios, pero no urgencias, así que el médico de cada ayuntamiento se encargaba de atenderlos. Después, progresivamente, ya se crearon las urgencias y las cosas fueron mejorando.

¿Cursaban visitas domiciliarias o, por ejemplo, la administración de tratamientos se hacía en los centros sanitarios?

Si el enfermo se podía desplazar, venía a mi consulta privada, o bien iba yo al ambulatorio a ponerle al tratamiento.

Porque hasta entonces lo que había eran consultas privadas.. .

Sí, consultas privadas y también los médicos atendían en sus casas consultas de la Seguridad Social. Estaban, como sabes, Licho [Luis González Taboada], Benedicto Rivas, Otero y Pájaro. Otero, además, era el jefe local de Sanidad. Luego estábamos Alfonselle y yo de ATS… También llegó al centro un tal Rodríguez de Piñor y Salgueiro de A Estrada, que también eran de APD. Pero claro, si estaban ellos, no podía estar yo, que no tenía plaza hasta que empezó el ambulatorio a funcionar.

¿Qué recuerda de aquella etapa?

De la harmonía que había entre nosotros, siempre fuimos una familia. Después ya empezaron las cosas a cambiar un poco y esa concordia ya no existía, aunque yo nunca tuve ningún problema. Entonces igual atendíamos a cuatro o cinco pacientes por la mañana, cuando ahora un profesional atiende a más de 40; la gente estaba habituada a acudir a la consulta privada, que poco a poco perdieron protagonismo. Después, recuerdo, también se incorporó Antonio Alfaya y otro de los que abrió el ambulatorio fue el pediatra Ángel Suárez Serrano.

Imagino que trabajarían con unos medios bastante limitados...

Había muy poca cosa, casi como en cualquier consulta privada. Podíamos hacer un electro, después comenzó radiología. Sí había laboratorio y los análisis se hacían aquí en Lalín, salvo pruebas especiales que se enviaban a Santiago.

Eran unos profesionales todoterreno, ¿no?

Creo que no hubo una noche en la que no tuviese que levantarme. Atender los accidentes de tráfico era lo que te quitaba las ganas de dormir, porque había que acudir al lugar del siniestro a atender a la gente. Íbamos un médico y un ATS, lo que luego se llamaron enfermeros.

Pasarían las guardias localizadas pegados al teléfono de casa...

Sí, claro. Recuerdo que en el año 1999 la Xunta me dio un teléfono móvil, porque si no teníamos que estar pegados al teléfono fijo de casa.

¿Cómo percibe la evolución de la sanidad?

Posiblemente hubiese mejor atención el paciente hace bastantes años que en la actualidad. Obviamente hoy el paciente dispone de otros recursos: las radiografías las informan desde Santiago, las analíticas están a los dos días listas para ser mostradas al paciente. Ahora tenemos unas listas de espera que entonces no existían… A mí me llegaba una persona para hacer una analítica y la atendías al momento, ahora para una consulta médica hay demoras de una semana o 15 días

¿A qué lo atribuye?

Pues no lo sé, imagino que el sistema estará más saturado, pero también hay que ponerle ganas e interés.

¿Estamos hablando de profesiones en las que la vocación es esencial, ¿es así?

Efectivamente, y si no es así, no te dediques a esto; esta es mi opinión. Por cierto, me gustaría decirle a los políticos, puesto que ya quedamos muy pocos, que lo normal sería que nos hubiesen invitado a la inauguración del CIS. Quedamos seis o siete de los de aquella época.

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