Las cuentas de la fusión en Deza: 7 millones más para personal en los últimos veinte años

Los ingresos por tributos y tasas aumentaron en casi 10 millones, cuantía insuficiente para hacer frente al alza del coste de bienes y servicios | La comarca perdió en este período la población equivalente a Vila de Cruces y Rodeiro

Sede de Expodeza, desmantelada hace años, y ahora cedida al Concello de Lalín.

Sede de Expodeza, desmantelada hace años, y ahora cedida al Concello de Lalín. / // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Hace unos días se conocían las conclusiones de un informe encargado por la Xunta sobre la fusión de municipios. Entre las propuestas aparecía la integración de los seis concellos dezanos en uno o bien una alianza entre Lalín, Rodeiro y Dozón. La concentración del territorio salta a la palestra algo más de dos décadas después de que el alcalde de Lalín, José Crespo, liderase una iniciativa que, quizá, como ahora, pretendía funcionar como un globo sonda, consciente de que el rechazo sería mayoritario.

En 2016 se materializaba la fusión de Cerdedo y Cotobade, dos municipios regidos por alcaldes del mismo signo político, que contaban con 6.160 habitantes. Ocho años después son 473 menos. Población, financiación y servicios eran y son las razones que defienden los defensores de unos procesos complejos desde el punto de vista sociopolítico. El informe encargado por el gobierno gallego concluía que el nuevo concello de Deza toda la población resultante pasaría a ponderar 1,3. Esto implicaría un incremento del 13% en la financiación para Silleda y Vila de Cruces y de un 30% para Rodeiro, Agolada y Dozón, además del 0,1 adicional por la fusión, entre otras ventajas. Teniendo en cuenta, conviene indicar, que, según los últimos datos oficiales, los seis concellos dezanos cuentan con 39.771 habitantes; 7.233 menos que en 2002. Es decir, en este período la comarca perdió tantos residentes como los censos de Vila de Cruces y Rodeiro juntos.

El informe tomaba como referencia datos estadísticos, sobre todo referidos a población y a parámetros económicos. Pues bien, si tomamos como referencia el año en el que Crespo y el actual conselleiro de Educación, Román Rodríguez, [entonces edil en Lalín] presentaron el estudio al expresidente de la Xunta Manuel Fraga, hay parámetros que llaman la atención. Con los datos oficiales de las liquidaciones presupuestarias de los seis ayuntamientos, una de las primeras cuestiones que llaman la atención es el incremento en el gasto de personal. Si en 2002 las seis administraciones municipales necesitaban algo más de 6,4 millones para pagar los salarios de sus empleados, diez años después es más del doble, situándose el capítulo 1 en 13,5 millones. El incremento más moderado se registró en Agolada (un 59,6), mientras que en Rodeiro estamos hablando del 193 y en Dozón de hasta el 219 por ciento a mayores. No conviene perder de vista que si los ayuntamientos con mayor capacidad presupuestaria no están sobrados de personal específico, en los más pequeños hay habilitados que realizan varias funciones a la vez y, precisamente por cuestiones económicas, no son capaces articular áreas como urbanismo o servicios sociales.

El personal les cuesta a los ayuntamientos 7 millones más en dos décadas y ¿cuánto han crecido sus ingresos por recaudación de impuestos y tasas municipales? Este parámetro, que determina el nivel de autosuficiencia económica de las seis administraciones locales, efectivamente aumentó, pero en ningún caso para absorber el impacto del alza del personal o, como indicaremos más adelante, los gastos en bienes corrientes y servicios. Los últimos balances indican que los ingresos por tributos y tasas ascendieron a poco más de 16 millones, que son 9,6 más que hace una década. En Lalín el balance pasó de 3.543.893 euros a 8.604.800 euros, por ejemplo, mientras que la presión fiscal que soportaban los vecinos de Dozón suponía 122.827 euros y ahora, poco más de 304.000.

El gasto en bienes y servicios creció un 182% y en este caso las medias están bastante ajustadas en los seis territorios dezanos. Si veinte años atrás el montante era de 6,2 millones, los datos de la liquidación presupuestaria de 2022 [la última que se puede consultar] son 17,7 millones.

Ayuntamientos en los que siete de cada diez viviendas ni siquiera disponen de servicio de alcantarillado

La dotación de los servicios básicos a los ciudadanos en una comarca que supera los 1.000 kilómetros cuadrados de superficie es, en términos económicos, una tarea compleja. Estamos hablando de que Deza supone el 22% de la extensión de toda la provincia de Pontevedra y por ejemplo la dotación de servicios de alcantarillado o abastecimiento de agua en un concello costero medio [alguno con solo un par de parroquias] es lógicamente más asequible. La Secretaría de Estado de Política Territorial elabora con una periodicidad anual lo que técnicamente denomina Encuesta de Infraestructura y Equipamientos Locales, una aproximación a la realidad de los ayuntamientos en lo que atañe a la prestación de servicios, infraestructuras o incluso bienes que atesoran, un instrumento de análisis cuantitativo y cualitativo de los servicios de competencia municipal. Uno de los parámetros que estudia es el servicio de alcantarillado, uno de los esenciales. Así, desglosa los datos de núcleos, viviendas y habitantes que disponen o no de red de saneamiento. En Vila de Cruces el ministerio concluye [el informe fue generado en 2003, con datos de 2021] que solo el 36,8% de las viviendas del término municipal están enganchadas al la red de saneamiento y que este servicio llega al 12% de los núcleos. En Lalín, con una densidad de población de 62 habitantes por kilómetro cuadrado, [en Rodeiro, Agolada y Dozón está en torno al 15] los hogares con alcantarillado aumentan hasta el 74,2% y la cobertura de este servicio llega al 24 por ciento de sus núcleos de población. En el caso de Agolada son el 18% de los lugares y el cuatro de cada diez viviendas, dos puntos menos que en Dozón, ayuntamiento que cuenta con red de alcantarillado en el 34% de sus núcleos de población. En lo que respecta a Rodeiro, están saneadas el 22 por ciento de sus núcleos y la red alcanza menos de la mitad de sus hogares. Por último, el informe ministerial concreta que en Silleda cerca de la mitad de los hogares de su término municipal dispone de alcantarillado, pero solo el 6% de sus núcleos.

Traídas de agua

Públicas o vecinales, las traídas de agua abastecen a la mayor parte de la población, algo que parece elemental en pleno siglo XXI. El informe de equipamientos municipales indica que en Agolada son solamente el 21% de las viviendas, casi el 78 en Dozón, el 93 en Lalín, seis de cada diez en Rodeiro y casi siete de cada diez en Silleda. En Vila de Cruces la red de abastecimiento alcanza el 68% de los hogares.

Un más que esperado rechazo frontal

Como todas, la fusión de Cerdedo y Cotobade generó controversia e incluso se llegó a articular una plataforma contraria a la culminación de un proceso que no acaba de materializarse. No tanto por una ya asumida administración única, sino porque en cierto modo este territorio se despegó de la comarca de Terra de Montes para acercarse a la de Pontevedra, de hecho pertenece al partido judicial de la capital provincial. Con ese acuerdo, el alcalde de Cotobade, Jorge Cubela, se mantuvo al frente del concello fusionado y el de Cerdedo, José Balseiros, [ambos del PP] ocupó un escaño en el Parlamento de Galicia y luego le fue encomendado un puesto de relevancia en el gobierno gallego. Hace 20 años la comarca dezana era, políticamente, monocolor, pero entonces ya fusión tampoco cuajó. Ahora, con más fragmentación, la integración voluntaria es una fantasía. “Silleda nunca pagará las ansias de entregarnos a Lalín”. Así resumió la alcaldesa socialista de Silleda, Paula Fernández Pena, al informe de la Xunta. Adolfo Campos, regidor popular de Dozón, declaró: “Somos un municipio que no necesita ningún expediente de fusión”. El trabajo tampoco persuadió a los gobiernos de Vila de Cruces, Rodeiro y Agolada y solo Crespo lo valoró.

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