‘Sí a un rural vivo’ alerta del impacto de los pesticidas en las dolencias cardiovasculares

Organiza una jornada en Gres sobre los efectos de las macroplantaciones de viñedos en la biodiversidad y en la salud humana | Demuestra cómo el policultivo favorece el comercio de cercanía y fija población en el rural

Natalí González Cacho, con Jesús Santamarina y Rosendo Estévez al fondo, durante su charla en Gres.

Natalí González Cacho, con Jesús Santamarina y Rosendo Estévez al fondo, durante su charla en Gres. / Bernabé/Lucía Abeledo

Salomé Soutelo

Salomé Soutelo

Una plantación de árboles puede reducir la temperatura ambiental entre 8 y 10 grados, gracias a su sombra. Quienes conocemos bien la ribera del Ulla admiramos además el paisaje que crean, una estampa que de proseguir los proyectos de macroplantaciones de albariño provocará que los “baños de bosque terminen siendo paseos por el sulfato”, como vaticinó ayer Natalí González Cacho durante la jornada O monocultivo intensivo de viñedos no val do Ulla. ¿Onde nos leva?

La sesión tuvo lugar en el auditorio de Gres, de la mano del colectivo ‘Sí a un rural vivo’ y analizó el impacto de este monocultivo en la salud humana, de la mano de esta enfermera de Boqueixón, así como sus efectos en la biodiversidad, con el biólogo Jesús Santamarina, y qué alternativas existen, explicadas por Rosendo Luis Estévez, cofundador de Trasdeza Natur.

Es evidente que las macroplantaciones de viñedos o cualquier otra agricultura intensiva y sus aplicaciones de fertilizantes y fitosanitarios no son las únicas responsables de la contaminación ambiental, pero “tienen su responsabilidad”, recalcó en varias ocasiones González Cacho. Para su ponencia, echó mano de las investigaciones de distintos organismos, y todos coinciden en los efectos de los plaguicidas en la salud: cáncer, incremento de la mortalidad por enfermedades cardiacas y daños hasta en el bebé mientras está creciendo dentro del útero. Un estudio realizado en un hospital de Granada entre los años 2000 y 2002 recogió muestras de 668 madres, y en todas las placentas había restos de pesticidas.

"Un estudio en un hospital de Granada recogió muestras de 668 madres, y había restos de plaguicidas en todas las placentas"

Su impacto perdura durante años

¿Cómo es posible esto? La respuesta la dio Jesús Santamarina, y se llama bioacumulación. Los pesticidas a gran escala afectan al suelo: los metales pesados se van almacenando aquí, pero también en los organismos que viven en él y que permiten convertir los residuos de la vegetación en materia orgánica y, de forma indirecta, en el resto de la cadena trófica. Así, el ave rapaz que come un pájaro que a su vez se ha alimentado de un insecto que devoró un gusano contaminado por sulfato también tendrá restos de pesticida. O peor aún: el huevo de la gallina alimentada con berzas muy sulfatadas corre la misma tesitura.

Jesús Santamarina, durante un momento de su ponencia.

Jesús Santamarina, abordó el impacto en el medio ambiente. / Bernabé/Lucía Abeledo

El impacto ambiental de los fitosanitarios en macroplantaciones perdura durante años. Santamarina apuntó que “a nivel político, hay un debate para tener normativas y sacar esos productos del mercado, pero entran otros nuevos que siguen teniendo efectos”.

Para esperar a esos efecto, no hace falta que la ribera del Ulla se transforme en un viñedo gigante: décadas de uso de fitosanitarios acabaron ya, por ejemplo, con los últimos ejemplares de paspallás en la zona de Camanzo, y ya se hace raro escuchar el canto de las ranas en las charcas. “Yo comparo el cuerpo humano con un ecosistema: nosotros tenemos células que se agrupan y ejercen distintas funciones, como la digestión o el sistema inmunitario”, explica Jesús Santamarina. “Si una de estas funciones no está bien, impacta en nuestra salud. Esto pasa en los ecosistemas: hay plantas y seres vivos que controlan la polinización, las plagas o el almacenamiento de carbono, así que si dejan de funcionar porque desaparecen, habrá aguas contaminadas y más inundaciones, temperaturas más extremas, más pestes agrícolas y más especies invasoras”.

"Habrá más aguas contaminadas, más inundaciones, temperaturas más extremas, más pestes agrícolas y más especies invasoras"

Es el legado que tenemos tras renunciar a una agricultura extensiva y respetuosa con el entorno para producir a escala industrial, sin respetar el ciclo de los cultivos y eliminando bichos o malas hierbas. Ahora, como inculcó Rosendo Estévez, estamos en un momento en que parece que hay que demostrar que los normal sería eso, realizar cero emisiones contaminantes. Y es complicado porque según la Organización Mundial de la Salud, el sector agrario, sin tener en cuenta las emisiones de la maquinaria, fue en 2020 la principal fuente de gases acidificantes, con un 59% de las emisiones totales.

Moratoria del glifosato en España

Desde el Convenio de Estocolmo se señala que los contaminantes orgánicos persistentes, que son sustancias químicas presentes en plaguicidas y procesos industriales, están activos durante años, bioacumulándose. Natalí González Cacho recordó que hay dos pactos para reducir el uso de pesticidas al 50% en el horizonte de 2030, dentro de solo seis años. Pero resulta que España solicitó una moratoria para seguir usando glifosato, como apostilló Rosendo Estévez, mientras que en otros países ya está prohibido. Y no es para menos: pueden alterar las hormonas o actuar sobre órganos que las fabriquen, como el páncreas, que genera insulina. Además, afectan al sistema neurológico y a las vías respiratorias, pudiendo incluso pasar al torrente sanguíneo.

Al final, como indicó Jesús Santamarina, las personas que estén pensando en alquilar sus tierras en esta vorágine de macroplantaciones de viñedo pueden echar mano de una balanza y ver de qué lado se inclina: si del de obtener unos ingresos por ese arrendamiento o del de cuanto tendrá que pagar al quedarse sin agua libre de contaminantes “ y sin todos los servicios que nos da gratis nuestro medio”.

Rosendo Estévez, durante su intervención.

Rosendo Estévez, durante su intervención. / Bernabé/Lucía Abeledo

“Sin tierra no hay ciudad, ni industria, ni comercio”

A Rosendo Estévez le tocó “la parte más bonita”, como él mismo dijo, de la jornada de ayer en Gres. Explicó a los presentes cómo es posible vivir hoy en día de la agricultura que practicaban nuestros abuelos pero aplicándoles nuevos conocimientos. Cofundó Trasdeza Natur echando mano de las tierras que habían trabajado sus suegros con sulfatos.

"En una manzana Golden del súper se encontraron 23 fitosanitarios"

La empresa lleva unos 12 años con cultivos ecológicos, y ya ni siquiera es necesario aplicar productos caseros como purín de ortigas para controlar plagas: la naturaleza ha vuelto a autorregularse en esta finca de casi una hectárea, y han regresado ranas, gusanos y pájaros. “Aprovechamos todo, o bien para comer o bien para abonar”, explica. El agua con espadanas y sus productos se deshidratan con el sol. Rosendo Estévez, más allá de Trasdeza Natur, también explicó que es posible tener viñedos ecológicos, o echar mano de sistemas agroforestales como los que ya funcionan en Francia, en las que conviven plantaciones de cipreses con viñas, lavanda y otras plantas de flor que favorecen la polinización.

También en Francia varios agricultores en extensivo cuentan con una red de compradores en el entorno. “Tenemos que estar orgullosos de trabajar el campo. La tierra lo es todo, porque sin tierra no hay ciudad, ni industria, ni comercio”. Lo normal,explicó, sería este tipo de agricultura, y no manzanas de súper “como una Golden en la que se encontraron 23 fitosanitarios distintos, o un helado de fresa con 16 componentes que no sabemos qué son”.

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