Existe la creencia de que en los concellos de Deza y Tabeirós-Montes, por ser mayoritariamente rurales, la calidad del aire es superior a la de grandes ciudades como Vigo, Santiago o A Coruña. Sin embargo, son muchos los factores que pueden afectar a los niveles de contaminación en atmósfera y según los datos publicados por el medio británico The Guardian, ilustrados en un mapa interactivo que puede consultarse en su página web, los habitantes de la totalidad de los municipios de la zona respiran aire contaminado, por encima de los niveles recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Siendo A Estrada y Cerdedo loa que más partículas nocivas acumulan.
The Guardian realizó un estudio con mediciones de PM2,5 (del inglés Particulate Matter) e estaciones de monitoreo terrestre de todo Europa. El PM2,5 se refiere a pequeñas partículas en el aire de 2,5 micrómetros de diámetro, que están compuestas metales pesados, compuestos orgánicos y otros sustancias nocivas para el organismo.
Así pues, en lo que concierte a los concellos de las comarcas, el mapa digital muestra los siguientes niveles para: A Estrada y Cerdedo-Cotobade y Vila de Cruces estarían a la cabeza con un ratio de 8,5 a 10 microgramos de PM2,5 por metro cúbico (g/m3) (rojo). Los seguirían Silleda, Lalín, Agolada y Forcarei con niveles de 7,5 a 8,5 (naranja oscuro). Y finalmente, los menos contaminados serían Rodeiro y Dozón con un rango de 6 a 7,5 (naranja claro). Datos que hay que poner en contraste con los índices recomendados por la OMS, que establecen que no deben superarse los 5 microgramos por metro cúbico.
De este modo, puede comprobarse que en el mejor de los casos, los concellos que más se aproximan a esta cifra son Rodeiro y Agolada, que aún así la superan en 1 o 2,5 puntos. Mientras que los que peor están– A Estrada, Cerdedo-Cotobade y Vila de Cruces– la superarían de entre 3,5 a 5 puntos. Es decir, podrían llegar a duplicarla.
Estos datos resultan llamativos por otra cuestión, y es que si bien cabe esperar que concellos como Rodeiro o Agolada se salven, al ser de menor tamaño y como se mencionaba antes, mayoritariamente rurales, existen opuestos difíciles de comprender como es la situación de Vila de Cruces y Cerdedo. Cabe preguntarse, pues, a qué se debe que dos localidades que no llegan a los 6.000 habitantes y que no destacan por su elevada actividad industrial pueden generar esos niveles de contaminación atmosférica.
Incluso la puesta en relación entre Lalín y A Estrada parece contradictoria, pues la capital dezana cuenta con un tejido industrial más extenso que la localidad estradense. Con todo, si se observa el mapa general de Galicia, puede comprobarse que la zona del litoral reúne una mayor concentración de PM 2,5, que se va rebajando a medida que se adentra en el interior. De hecho, todos los concellos conforman las Rías Altas, la Cosa da Morte y las Rías Bajas muestran unas ratios de 10 a 14 microgramos por metro cúbico, las mismas que registran en Madrid o Barcelona.
Por otra parte, en un estudio más pormenorizado del mapa de The Guardian, la revista científica GCiencia ha comprobado que en Galicia, tan solo cinco lugares de Ourense se mantienen dentro de los límites de la OMS: Calvos de Randín, A Mezquita y Lubián, así como las parroquias de Porto y Pías.
Finalmente, cabe destacar los efectos que la elevada presencia de estas partículas en el aire puede tener sobre nuestra salud, con numerosos estudios que demuestran que aumenta los índices de mortandad, afectando principalmente a los sistemas respiratorios y cardiovasculares.
La ironía de un pasado como “Villa Airista”
Puede que A Estrada lidere ahora la lista de concellos con mayor contaminación atmosférica de las comarcas, pero en el pasado llegó a ser conocida tanto en Galicia como a nivel nacional por la calidad de su aire, haciéndose con el título de “Villa Airista”. De hecho, uno de los edificios más emblemáticos de la periferia del casco urbano, conocido como Las Colonias, fue construido en 1917 por Fernando Conde Domínguez para llevar a los hijos de familias necesitadas de Vigo a “tomar los aires” durante la época estival, según recogía una investigación de Ricardo Terceiro y Marisé García, quienes también señalaban a la ausencia de casos de tuberculosis en el 1918 como motivo de la buena fama del aire estradense.