“Lo que debía ser un lugar con la nobleza, representatividad y prestancia que debe tener una casa consistorial, es decir, una casa del pueblo, donde se expresa el carácter democrático de la representación popular, se ha convertido en un lugar ramplón que parece más bien una residencia de mayores de tercera categoría donde uno jamás alojaría con gusto a un familiar suyo”. Así se manifiesta Abraham Castro Neira respecto a las modificaciones realizadas en el nuevo concello de Silleda respecto al proyecto de ejecución, del que es autor. “Y sin querer entrar en la mezquindad que supuso la elección de la dirección de obra basada exclusivamente en la baja económica de honorarios que no alcanzaba los dos mil euros”, apostilla.
Como autor del proyecto, fue consultado acerca del modificado elaborado por Estudio Arquilom y firmado por Lola Miñarro Gaitán, aprobado por el pleno municipal el pasado lunes. Una vez visitada la obra, Abraham Castro lamenta “la baja calidad arquitectónica resultante”, pues, en sus palabras, “lo ejecutado se queda muy lejos de lo que el proyecto presentado proponía, una verdadera pena, una ocasión perdida para que la ciudadanía de Silleda pudiese disfrutar de la casa consistorial que, sin duda, se merecía”.
En su alegación, Castro aduce que las causas del modificado “no vienen suficientemente justificadas”, sino que presentan “una indefinición y ausencia total de la documentación necesaria para apoyar los razonamientos” que avalen “los muchos cambios realizados con respecto al proyecto licitado”. Exige que se concrete qué partidas o elementos incumplen y qué normativa. Tampoco comulga con el argumento de que hay materiales inexistentes o de difícil consecución, en algunos casos sin detallar cuáles son. “Si me hubiesen consultado durante la ejecución de la obra podría haberles sugerido varios proveedores de la zona encantados de servirles”, dice.
Con respecto a la estructura, el proyecto modificado “no incorpora ningún tipo de documentación gráfica, es decir, planos, donde se reflejen los cambios”. Echa en falta “un razonamiento objetivo y científico que determine que la estructura de proyecto era inviable”. Castro muestra dudas sobre las visitas a la obra para acometer los cambios y cómo se dieron las órdenes a la contrata: si es que las hubo y si realmente fueron dadas en obra o solo por teléfono o videoconferencia.
Asimismo, el modificado no justifica los cambios de geometría, tipos de acabados, carpinterías o armarios, según el arquitecto silledense. Otra crítica se refiere a las variaciones en la planta tercera, donde “el salón de plenos ejecutado apenas recuerda al proyectado”. También las instalaciones adolecen de la documentación que corrobore las afirmaciones realizadas en el modificado que han llevado a “los importantes y significativos” cambios con respecto al proyecto de ejecución licitado.
Abraham Castro insiste en que, para analizar “tantos y tan significativos cambios”, debe presentarse toda la documentación, así como “los informes realizados por la dirección de obra en sus visitas y las comunicaciones a la contrata”. “Es de esperar que toda esta documentación exista y sea presentada en fecha y plazo que no cause perjuicio a la buena marcha de la obra”, concluye. En todo caso, considera que es su “deber profesional” advertir de que, “si no se producen modificaciones antes de la finalización de la obra, el estado actual de la edificación incumple condiciones relativas a la seguridad de las personas y la protección contraincendios”.