Una década se cumple de la inauguración oficial de una de las infraestructuras más representativas de Lalín. El corte de cinta de la casa del pueblo se celebró el 20 de septiembre de 2013 coincidiendo con el chupinazo de las fiestas patronales, aunque el consistorio ya funcionaba a pleno rendimiento desde un par de años antes.
El Castro Tecnolóxico supuso para José Crespo uno de los momentos más delicados de su carrera política por varias cuestiones, pero sobre todo por el coste del edificio –finalmente su coste se fue hasta los 14,4 millones de euros con mobiliario y equipamiento– aunque también por el escepticismo que se había asentado entre parte de la población, que no entendía como Lalín podía aspirar a un edificio de esta dimensión.
Si el coste político que debió soportar el gobierno por su decisión se antojaba importante, cuando finalmente el proyecto comenzó a andar, las obras permanecieron paralizadas durante casi un año por la quiebra de una de las compañías que habían, en UTE, ganado el concurso público.
En julio de 2006 entraban las máquinas en una parcela de la urbanización de O Regueiriño, espacio logrado por el ayuntamiento mediante gestión urbanística al desarrollar el que ahora es el centro administrativo de la villa. El objetivo marcado, según la propia adjudicación, era que en 26 meses el consistorio estuviese listo para su inauguración coincidiendo con As Dores de 2008, pero no fue posible.
A comienzos de 2011 empezaba el traslado de los servicios municipales que estaban repartidos en bajos en régimen de alquiler con el propósito de ahorrar unos 70.000 euros anuales en arrendamientos. Además de todas las oficinas y departamentos municipales, a los bajos exteriores del edificio se trasladaría la oficina comarcal tributaria de la Diputación o, años después, la sede de Castrodeza, también del organismo provincial, además de otros servicios nuevos como las dependencias de expedición de DNI y pasaporte de la Policía Nacional.
El proyecto de Emilio Tuñón y Luis Moreno Mansilla –este último fallecido 19 meses antes del acto inaugural– no se llevó a cabo en su totalidad pues preveía, además del edificio circular que en su conjunto rebasa los 8.400 metros cuadrados, una torre de 12 pisos que finalmente fue aparcada. Delante del Castro Tecnolóxico se habilitó un espacio público de unos 8.000 metros, luego bautizado como Praza de Galicia.
Aquel 20 de septiembre de 2013 Crespo, que vestía traje y pajarita como cuando aprobó el Plan Xeral en 1999, recibía al entonces presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y en el vestíbulo del edificio separaban la cuerda que soportaba la bandera de Galicia para descubrir la placa conmemorativa.
En la gestión del proyecto tuvo que ver la labor del actual conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, que dirigió durante años el departamento municipal de Urbanismo. En su intervención, Feijóo abogaba “abandonar el minifundismo” para lograr concellos “más fuertes y sólidos”, mientras que el alcalde recordaba, ante un majestuoso cuadro del artista Antón Lamazares, la cronología de este proyecto.
Emilio Tuñón aprovechó el atril para recordar sus raíces gallegas, a su malogrado socio y para defender que “la arquitectura está más ligada al tiempo que al espacio porque el tiempo se nos escapa de las manos”, proclamó. El obispo de Lugo, Alfonso Carrasco Rouco, bendijo las instalaciones.
El protagonismo musical recayó en la banda de gaitas de la Diputación –interpretó el Himno de Galicia– y el cantautor berciano Amancio Prada ofreció un breve recital, tras el que actuó el grupo de baile A Carballeira de Cercio y Odaiko Percusión. Con un espectáculo de luz, sonido y fuegos artificiales concluyó un acto que dio paso a otro: el chupinazo y cinco días de festejos.
El diseño
Los arquitectos Emilio Tuñón y Luis Mansilla ganaban el concurso lanzado por el Concello. Su obra, el Castro Tecnolóxico, suscitó dudas entre la población por su singularidad. La maqueta puede verse ahora en el vestíbulo de la sede municipal lalinense.
Visicitudes
El proyecto fue adjudicado a la UTE formada por FCC y Proinsa, pero la quiebra de esta última sociedad provocó la paralización durante meses de las obras. En la imagen, el edificio en pleno proceso constructivo visto desde la calle Habana.
Traslado
A mediados de 2011 comenzaba el traslado de las dependencias municipales al nuevo edificio, en O Regueiriño. El despacho de la Alcaldía fue el último en instalarse en el edificio, pues se esperó hasta después de las elecciones locales de ese año.