Manuel Cuiña: “Si el escollo soy yo, presentaré mi dimisión. Pero no voy a aceptar chantajes”

El alcalde renunciará después del pleno convocado para el próximo miércoles si la oposición vuelve a bloquear las dedicaciones exclusivas | Afirma que no existen razones económicas que justifiquen “la cerrazón” del BNG

Manuel Cuiña Fernández compareció ayer en la sala de juntas municipal arropado por los concejales Paula Fernández Pena, Jesús Taboada Lázara y Antonio Ferro Losada.

Manuel Cuiña Fernández compareció ayer en la sala de juntas municipal arropado por los concejales Paula Fernández Pena, Jesús Taboada Lázara y Antonio Ferro Losada. / Bernabé/Javier Lalín

Xan Salgueiro

Xan Salgueiro

Silleda

Manuel Cuiña Fernández dimitirá como alcalde de Silleda el próximo miércoles nada más terminar el pleno extraordinario –convocado ayer mismo– si no logra sacar adelante las tres dedicaciones exclusivas. Considera que es víctima de un “chantaje” por parte del BNG, al votar sistemáticamente en contra de sus sueldos después de haber rechazado todas sus ofertas para entrar a formar parte del gobierno. “Buscan que este alcalde caiga y, si le hago caso a mis compañeros, seguiría. Pero si el escollo soy yo, por mi no se va a ver afectada la gobernabilidad de Silleda”, dice.

El regidor compareció ayer para realizar “aclaraciones” sobre las “medias verdades”, a su juicio, vertidas por los dos ediles del BNG, Erea Rey Presas y Xerardo Díaz Casal, en un vídeo grabado tras el pleno del martes, en el que sus votos volvieron a ser decisivos para tumbar los salarios del ejecutivo. Hizo un repaso por las negociaciones habidas entre ambas formaciones después de las elecciones municipales del 28 de mayo. Los nacionalistas plantearon un documento político de seis puntos, que “es lo más importante para ellos” y que los socialistas aceptaron en su totalidad, cambiando incluso de postura en algún asunto, como en el parque eólico de Monte Festeiros. “Luchamos para que la línea de evacuación de la energía eléctrica vaya para Beariz y no para Carboeiro. Pero, por lo demás, creemos que no es un parque dañino para Silleda. Aún así, cedimos y presentamos recurso de alzada, como ellos pedían”, indica Cuiña.

También comulgaron con los plenos ordinarios a las 18 horas los últimos jueves de los meses impares. El incremento de las asignaciones por asistencias a plenos (de 90 a 150 euros), a juntas de gobierno (de 140 a 150) y a comisiones informativas (de 70 a 90) salieron adelante con la abstención del Bloque. No así la retribución a los partidos políticos, pese a aumentar en 1.000 euros la que corresponde al BNG –a raíz de su petición para primar la asignación por grupos en vez de por ediles, desveló Cuiña–, de modo que quedarían en 4.500 (PSOE), 3.800 (PP) y 1.700 (BNG), respectivamente.

Tope de 90.000 euros

Pero el escollo está en los sueldos. Los nacionalistas fijan el tope en 90.000 euros y “deciden cómo se reparten por concejalías”, señala Cuiña, que considera “inaceptable” que pretendan asumir una competencia propia de la alcaldía, sin ni siquiera entrar en el gobierno, y reitera su ofrecimiento a “negociar el total, pero no el reparto”. De 156.000 euros, el PSOE bajó a 134.000 euros, repartiendo el sueldo que tenía Pilar Peón (26.040 euros brutos) entre Mónica González Conde (teniente de alcalde y responsable de Gestión y Cultura) y Ángela Troitiño Gil (Bienestar Social), y amortizando el que en su día tenía Klaus Brey (21.362). La asamblea del BNG no lo aceptó. Así que el PSOE hizo otra propuesta: 121.240 euros. Tampoco, 90.000 euros, y de ahí no sube.

En esto surgió la necesidad de convocar otro pleno de organización, puesto que en el anterior no se habían constituido las comisiones informativas ni decidido las representaciones en órganos colegiados. Así que Cuiña contactó con Rey para llevar de nuevo las dedicaciones, “porque es mucho tiempo sin cobrar”. Les reiteraron que debían reducir algo y el PSOE propuso dejar el gasto total en 108.000 euros, es decir, amortizar por completo los salarios que tenían Brey y Peón en el anterior mandato. De este modo, Cuiña, González y Troitiño seguirían con los mismos sueldos que hasta ahora: 51.821, 30.280 y 26.040 euros brutos al año. Pero el BNG compara los salarios con los aprobados en 2019, al inicio del mandato, e insiste en que hay una subida del 2%.

Negociación por WhatsApp y memes

El contacto siguió entre Cuiña y Rey el martes 4 de julio para fijar el pleno del día 11 a través de WhatsApp, mensajes que “son públicos, porque forman parte de la negociación”. “Cuándo puedas, hablamos, tiene que ser antes de la una”, le mandó el regidor hacia las nueve de la mañana del miércoles 5. Minutos antes de las 13 horas, Rey le llamó para repetirle su desacuerdo con los salarios. Sin apenas margen, Cuiña convocó el pleno con la propuesta de amortizar el sueldo de Peón. Al día siguiente, la portavoz nacionalista le respondió que estaban revisando la propuesta y que esperaban sentarse a consensuarla. “Hasta el momento, no solo consensuamos, sino que hemos aceptado todas vuestras propuestas, si eso no es ceder, mal vamos”, le replicó el alcalde por WhatsApp, convencido de que iban a aceptar.

Durante las fiestas de Silleda aparecieron memes en redes sociales en los que se decía que los socialistas estaba “muy nerviosos” y que se iban “a enterar”, lo que fue interpretado como otra negativa del BNG. Así que el lunes 10, Cuiña envió a su interlocutora otro mensaje en el que le expresaba que tenía dudas de que quisieran negociar. Ya no obtuvo más respuesta.

“No es cierto que no hiciéramos una propuesta”, sostiene Cuiña, al tiempo que habla de “chantaje directo al alcalde que ganó las elecciones tres veces y dos de ellas con mayoría absoluta”, con 2.357 votos el pasado 28-M, por los 2.065 del PP y los 714 del BNG. “Quizás eso sea lo que duele y quizás de ahí venga el chantaje. Desde que soy alcalde han venido a intentar chantajearme más de una vez, desde dentro y desde fuera, y nunca he aceptado, ni lo voy a hacer”, proclamó Cuiña, en una comparecencia flanqueado por Paula Fernández Pena, Jesús Taboada Lázara y Antonio Ferro Losada.

Por eso, Cuiña decidió convocar ayer mismo el pleno extraordinario para el próximo miércoles, día 19, a las 11 horas. Lo hace por la mañana por “el simple motivo” de que, si las dedicaciones exclusivas no salen adelante, “ese mismo día presentaré mi dimisión de inmediato”, sentenció.

“La mejor gestión económica del Concello en democracia”

Manuel Cuiña tira de datos para presumir de “la mejor gestión económica del Concello en la democracia”. Si en 2013 el presupuesto apenas rebasaba los 4 millones de euros, el de 2022 empezó en 10,3 millones y se liquidó en 12,7. La deuda a 31 de diciembre era de 1,2 millones de euros –un millón para el nuevo concello, pues el resto procede de subvenciones, y 250.000 euros pendientes de un crédito del PP en 2005–, frente a los 12 millones que se encontró el PSOE en 2007. El arqueo previo a la elección del alcalde arroja 3,2 millones de euros de liquidez. “Además de conseguir el PXOM o la RPT y de ser el único concello de la categoría con crecimiento demográfico”, apostilla.

“Llegar a negociar con una cantidad fija, sin moverse después de hacer nosotros tres ofertas, me parece un chantaje a este alcalde”, insiste Cuiña. Alude a los 440.000 euros de gastos de gobierno del Concello de Lalín o los 285.000 de A Estrada, “concellos que no tienen la progresión económica de Silleda”. Por eso, entiende que 108.000 euros y la contratación de una persona de confianza como eventual –había dos antes de estar limitado por ley– “es de extrema necesidad”. Refiere que la carga salarial del Concello de Silleda es del 25% del presupuesto inicial –20,9% del final–, muy por debajo del 45% que establecía el plan de ajuste y del 65% que había en 2007. Así las cosas, cree que las decisiones de la oposición no tienen nada que ver con los datos económicos, sino con “un chantaje directo al alcalde”.

Cuiña no da por muertas las negociaciones, pero alega que corresponde al BNG mover ficha. Mantiene que existe “una mayoría amplísima” de las fuerzas progresistas y cuestiona “la cerrazón” del Bloque, al que le ofreció un área amplia –la que gestiona Mónica González– y servicios sociales. “No encontramos un precedente de un grupo que, queriendo estar en la oposición, pretenda decir quién tiene que cobrar y cuánto”, declara. Preguntado por si puede haber resentimiento o desconfianza tras la experiencia del bipartito de 2011 que terminó con la expulsión del BNG en 2013, responde: “Doce años después, sería revanchismo”.

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