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Exámenes entre biberones

El Sergas habilitó una sala de lactancia para cien madres en las oposiciones de Silleda

Una opositora de Viveiro da el pecho a su bebé. BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Hay momentos en nuestra vida diaria que no podemos renunciar a compromisos o responsabilidades aunque a priori parezcan incompatibles.

En esta situación se encontraban ayer un centenar de mujeres citadas en el recinto ferial de Silleda por el Sergas para las oposiciones de Enfermería que habían sido madres recientemente. Lo que podría ser un problema –realizar las pruebas y al mismo tiempo estar pendiente del reloj para saber a qué hora le toca la siguiente toma a tu bebé– fue gestionado con diligencia y sensibilidad desde la consellería, que habilitó una sala de lactancia en el propio recinto para que las madres pudiesen salir un instante del examen y dar de comer a sus retoños. Esta escena se repitió en numerosas ocasiones. Con las parejas de las opositoras atentas a las señales de alerta de los lactantes en sus carritos, cuando aparecían los primeros sollozos el personal de organización se encargaba de acceder al recinto para avisar a las madres. En la sala de lactancia podían amamantar a sus hijos las veces que fuese necesario.

Padres con carritos esperando a las afueras del recinto BERNABE/JAVIER LALIN

Sandra Álvarez, opositora de la localidad lucense de Viveiro, fue una del centenar de madres que utilizó este recurso en el día de ayer y se mostraba encantada con la iniciativa del Sergas. “Teníamos comida y bebida y aseos cerca, la verdad es que estuvo muy bien montado”, comenta al término de los exámenes mientras toma un café en un restaurante. Sandra tiene dos hijos, una niña mayor que quedó en compañía de familiares, y el pequeño Mauro, de solo un mes y medio. “Sí, solo tuve que salir una vez, aunque mi pareja avisó más tarde para una segunda toma, pero ya estaba a punto de salir del examen”, confiesa. Confía en obtener un buen resultado en la prueba de ayer, pues ya había aprobado un primer ejercicio del proceso de la oposición.

Por otro lado, otras 14 mujeres realizaron estos ejercicios para estas plazas de la administración en el hospital, donde estaban ingresadas porque habían dado a luz estos días o estaban a punto de ser madres.

Hasta Silleda acudieron 8.700 personas de las 10.101 que estaban inscritas para aspirar a las 1.556 plazas de enfermería ofertadas en esta convocatoria de empleo público. 

El “baby boom” de la pandemia echa el freno: los nacimientos descienden un 13 %

En marzo de 2020 el planeta entraba en pánico por una crisis sanitaria sin precedentes y todos comenzamos a familiarizarnos con el término SARS-CoV-2. La pandemia provocada por este coronavirus forzó un cambio en nuestros hábitos sociales e incluso nos encerró en casa durante meses. El baby boom del Covid-19 comenzó a emerger como un fenómeno posible impulsado por el refuerzo de las relaciones de pareja en momentos de dificultades y el propio confinamiento.

En las dos comarcas se registraron el pasado año 317 bebés, medio centenar menos que durante 2020

En el año previo a la pandemia nacieron en Galicia 15.718 bebés, en 2020 fueron 471 menos, pero doce meses después –período que puede coincidir en casos con el de un embarazo– la cifra ascendió hasta los 14.787. La realidad de las comarcas es semejante, aunque no muestra una gráfica idéntica a la que representa el contexto autonómico. Durante 2019 el número de partos se situó en 358, mientras que en el primer año de la crisis sanitaria la natalidad aumentó hasta los 366 casos y en los dos últimos ejercicios los nacimientos continuaron cayendo, con 341 en 2021 y 317 el pasado año. Así, si comparamos los registros de 2020 con los de dos años después la natalidad bajó un 13 por ciento.

Ahora vamos a observar la evolución de los nacimientos por municipios en los dos últimos cursos y para ello tomaremos como referencia los registros que acaba de difundir el Instituto Galego de Estatística (IGE). En primer lugar llama la atención que Lalín y A Estrada, si bien son villas muy semejantes en estructura social y población, casi calcan los datos de alumbramientos durante el pasado año, con 113 en la capital dezana y 112 en la de Tabeirós. En una comparativa anual, Lalín recorta en cinco sus bebés, mientras que en A Estrada son nueve más en comparación con doce meses antes.

Silleda muestra una importante caída en la natalidad, con 35 niños el año pasado, frente a 53 en 2021 o incluso 67 en 2020. En Vila de Cruces fueron exactamente 22, cuatro menos que en el transcurso del ejercicio 2021, cuando en Rodeiro nacieron 18 bebés, balance que quedó en una docena el pasado año. En Agolada se registraron 11 nacimientos, uno menos que doce meses antes, y en Dozón fueron tres, los mismos que hubo en 2021. Finalmente, en el término municipal de Forcarei los censos estadísticos indican que se produjeron nueve nacimientos, uno menos que el año precedente.

La natalidad es fundamental para que los municipios de las comarcas puedan mantener su población, pero si observamos los datos de mortalidad nos topamos con la realidad: por cada niño que nace, fallecen casi tres personas, un saldo vegetativo que continúa en picado. Las cifras de decesos por concellos durante el pasado año es la siguiente: Lalín (260), Silleda (129),. Vila de Cruces (98), Rodeiro (55), Agolada (51), Dozón (16), A Estrada (296) y Forcarei (76).

Bodas

Los análisis estadísticos también nos muestran el número de uniones matrimoniales, que durante el pasado ejercicio ascendieron a 182, cinco menos que en 2021 y 70 más que en el primer año de la pandemia. A Estrada aglutinó 64, tres más que las bodas celebradas en Lalín y en Dozón no hubo ninguna.

Hay momentos en nuestra vida diaria que no podemos renunciar a compromisos o responsabilidades aunque a priori parezcan incompatibles.

En esta situación se encontraban ayer un centenar de mujeres citadas en el recinto ferial de Silleda por el Sergas para las oposiciones de Enfermería que habían sido madres recientemente. Lo que podría ser un problema –realizar las pruebas y al mismo tiempo estar pendiente del reloj para saber a qué hora le toca la siguiente toma a tu bebé– fue gestionado con diligencia y sensibilidad desde la consellería, que habilitó una sala de lactancia en el propio recinto para que las madres pudiesen salir un instante del examen y dar de comer a sus retoños. Esta escena se repitió en numerosas ocasiones. Con las parejas de las opositoras atentas a las señales de alerta de los lactantes en sus carritos, cuando aparecían los primeros sollozos el personal de organización se encargaba de acceder al recinto para avisar a las madres. En la sala de lactancia podían amamantar a sus hijos las veces que fuese necesario.

Sandra Álvarez, opositora de la localidad lucense de Viveiro, fue una del centenar de madres que utilizó este recurso en el día de ayer y se mostraba encantada con la iniciativa del Sergas. “Teníamos comida y bebida y aseos cerca, la verdad es que estuvo muy bien montado”, comenta al término de los exámenes mientras toma un café en un restaurante. Sandra tiene dos hijos, una niña mayor que quedó en compañía de familiares, y el pequeño Mauro, de solo un mes y medio. “Sí, solo tuve que salir una vez, aunque mi pareja avisó más tarde para una segunda toma, pero ya estaba a punto de salir del examen”, confiesa. Confía en obtener un buen resultado en la prueba de ayer, pues ya había aprobado un primer ejercicio del proceso de la oposición.

Por otro lado, otras 14 mujeres realizaron estos ejercicios para estas plazas de la administración en el hospital, donde estaban ingresadas porque habían dado a luz estos días o estaban a punto de ser madres.

Hasta Silleda acudieron 8.700 personas de las 10.101 que estaban inscritas para aspirar a las 1.556 plazas de enfermería ofertadas en esta convocatoria de empleo público.

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