Operación bikini...¿Sí o no?

Nutricionistas y gimnasios de la zona registran un repunte en la demanda de cara al verano y alertan de la importancia de mantener buenos hábitos durante todo el año

Gente haciendo ejercicio en el gimnasio Absolute de A Estrada.   | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Gente haciendo ejercicio en el gimnasio Absolute de A Estrada. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN / nerea couceiro

Hay dos épocas al año en las que las personas deciden cambiar sus hábitos y empezar un nuevo ciclo: enero y mayo. Cuánto serán capaces de mantener esos propósitos es un misterio, pero la iniciativa tiene más peso que en cualquier otro momento. Si en enero las razones para mudar costumbres están asociadas con el final de un año y el comienzo de otro nuevo, así como esa frase de “año nuevo, vida nueva”, en mayo la motivación está clara y se reduce a la famosa “operación bikini”.

Es el momento de intentar compensar por un invierno letárgico, sedentario y en el que quizás no se cuidó mucho la alimentación ni se hizo mucho deporte. Puede decirse que es incluso la repesca de los fallidos propósitos de año nuevo. La finalidad es, en última instancia, mejorar el aspecto físico y mostrar la mejor versión en la playa.

En este sentido, hay dos tipos de negocios que notan este repentino interés por querer “ser saludable”: los gimnasios y las consultas de nutricionistas. En A Estrada, Sofía Mosteiro del gimnasio Absolute, ha visto desde abril como se han incrementado las matrículas en sus instalaciones pero observa que la tendencia está cambiando desde hace unos años a esta parte: “antes había mucha más gente que llegado enero o esta época se apuntaban al gimnasio y empezaban a hacer ejercicio para dejarlo al poco tiempo, ahora veo que desde la pandemia las personas son más constantes, no hay esos picos de matriculación asociados a la operación bikini porque la mayoría ya intenta hacer ejercicio de forma regular durante todo el año”.

Mosteiro entiende que “la gente quiere gustar, quiere sentirse bien consigo misma y eso está muy ligado al físico, pero el objetivo no debe ser perder peso de forma rápida, sino estar sanos”. “Para ello es indispensable combinar el ejercicio, mínimo tres veces a la semana, con una dieta saludable”.

Vanessa Taboada es nutricionista y regenta una clínica en Lalín. En ella estos dos meses el volumen de trabajo ha aumentado considerablemente: “siempre viene gente en abril y mayo que quiere empezar a cuidarse de cara al verano, yo tengo la agenda del día llena y estoy cerrando a las diez de la noche”.

Ella, al igual que Mosteiro, quiere subrayar que perder peso “es una carrera de fondo”, que “no existen las pastillas ni los polvos milagrosos” y que las dietas extremas lo único que hacen es ponernos “en el camino de ganar peso de nuevo y muy probablemente más que antes”.

Efectivamente, una de las cosas que más se asocia a la “operación bikini” son las dietas extremas, muchas basadas en comer un único alimento, como la piña o la alcachofa, durante varias semanas, con la finalidad de perder quilos de forma rápida. A este nivel, Taboada aclara: “si se hace esto estás perdiendo masas muscular, no quemando grasa, lo que no se va a ver reflejado en un mejor aspecto físico”. “Es más, las personas que siguen estas dietas pueden desarrollar efectos negativos que van más allá del llamado ‘efecto rebote’, como es el mal humor, el bajo estado de ánimo, dificultades para concentrarse, desajustes hormonales, fallos renales...es peligroso”.

Por todo ello, la nutricionista defiende que “hay que adelgazar con salud”, para lo que recomienda seguir cinco conceptos clave: motivación, realismo, consciencia, adherencia y flexibilidad”. Esto significa que uno no debe “obsesionarse con alimentos buenos o alimentos malos, las dietas deben ser constructivas y no restrictivas”.

Así pues, el consejo de los expertos está claro, no hay que pensar en tener “un cuerpazo” en dos semanas, sino en mantenerse saludable durante todo el año. De modo que está bien empezar a cuidarse, siempre y cuando este propósito se lleve a cabo. Pero siempre cabe destacar que perseguir un cierto tipo de físico puede ser perjudicial no solo para el cuerpo, sino también para la mente. Lo que fácilmente podría resumirse en que “la belleza no lo es todo”.

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Una práctica que está muy de moda últimamente para perder peso es el ayuno intermitente, término que ha ido cogiendo fuerza a través de las redes sociales, a las que muchos se remiten para buscar una guía sobre cómo vivir. No obstante cabe preguntarse lo siguiente: ¿funciona o es simplemente un bulo más de internet? Los expertos, como Vanessa Taboada o Massimo Gioiello afirman que sí, siempre y cuando se haga de la forma correcta. Al parecer esta es una técnica nutricional con la misma eficiencia que seguir una dieta hipocalórica, con beneficios como favorecer la renovación celular, mejorar la calidad del sueño, crear sensación de saciedad, o mejorar el metabolismo. No obstante, como todo, debe hacerse bien pues de lo contrario podría ser perjudicial. El método más eficaz es el hacer ayuno durante 18 horas y comer 6, que se reducen a dos comidas en las que deben incorporarse todos los nutrientes.

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