El pasado fin de semana la 38ª Mostra Galega de Apicultura de Arzúa incluyó una conferencia del ingeniero agrónomo belga Étienne Bruneau, especializado en apicultura desde hace más de 30 años. En Arzúa abordó las consecuencias del cambio climático en el sector y presidió una mesa redonda sobre otra de sus amenazas: la nueva directiva europea y futuras medidas que limitarán la adulteración de la miel. Bruneau aprovechó su estancia en Galicia para visitar las alvarizas de la Serra do Candán, donde se recuperarán varias construcción para un proyecto de apiturismo.
–¿Qué tienen de particular las alvarizas de O Candán en contraste con otras construcciones españolas o europeas?
–La comunidad gallega tiene más puntos en común con el resto de Europa que con el resto de España. Por ejemplo, mezcla cuestiones de la apicultura española y de la francesa. Además, estamos en una zona atlántica, mientras que el resto de España es de clima mediterráneo. El entorno de la Serra do Candán es muy natural, y a nivel de flora estamos muy próximos a un país como Eslovenia. Tenéis aquí una apicultura de pequeñas dimensiones, muy sedentaria, con apiarios fijos, características más típicas del centro y norte de Europa que de otras zonas del sur de Europa.
–¿Deberíamos cambiar, entonces, la forma de producir miel y cera aquí, moviendo las colmenas para asegurarnos la producción?
–Estamos en uno de los paisajes más preservados de España, así que vamos a sufrir el choque del cambio climático de una forma más baja que en otros lugares, pero el problema al que vamos a enfrentarnos es que, al estar en una zona desde el punto apícola muy interesante, con el tiempo va a haber apicultores españoles que hagan trashumancia hacia estas tierras para salvar sus colmenas. Es un verdadero desafío para el futuro próximo.
–¿Podría aguantar la Serra do Candán una apicultura a gran escala, entonces?
–No, ningún paisaje puede soportar una carga excesiva de colmenas, sería irrealizable. Hay que reflexionar y montar un plan con posibilidades de aportaciones de otras colmenas, pero con un límite.
"Va a haber trashumancia de apicultores españolas hacia estas tierras, para salvar sus colmenas"
–Desde la Xunta se convocan ayudas a la apicultura, para mejorar su producción y comercialización. ¿Podemos correr el riesgo de que se pongan en marcha colmenas para acceder a las ayudas y que después queden abandonadas?
–La cuestión no son las ayudas a la apicultura, sino la actividad y los efectos de las abejas en el territorio. Por eso es mucho más interesante enriquecer la flora melífera que darles primas a los apicultores. Por ejemplo, cuando se plantan eucaliptos, hay que plantar variedades que floreen, que den néctar, y las plantaciones de hoy en día no tienen un aporte positivo. El problema que ya tenemos son los incendios forestales: lo que ocurre en Portugal en estos últimos años vamos a padecerlo en Galicia debido al cambio climático en cinco o diez años.
–Es evidente que la Vespa velutina es una amenaza más, junto al cese de la actividad agraria, el aumento de la biomasa y los incendios.
–La avispa asiática en un futuro va a ser un pequeño problema, porque el cambio climático afectará a los apicultores pero también al sector forestal.
–¿La política de ayudas frente a plantaciones de flora melífera se da también en el resto de Europa?
–No hay una política europea específica. Los apicultores europeos demandan que cuando se establezcan nuevos cultivos se tengan en cuenta el mundo de las abejas y su actividad en ese entorno, porque con el choque térmico que ya tenemos por el cambio climático muchos polinizadores van a desaparecer. Por eso, las abejas cada vez tendrán un papel aún más importante en la naturaleza. Hoy en día no se tiene en cuenta ese rol.
–¿Por qué?
–Porque en el aspecto económico es un sector marginal. Y eso que el valor de la polinización representa el 15% de la producción agrícola, que son cantidades enormes de euros. Y podemos llegar al extremo de que, si faltan abejas, desaparezcan cultivos. Hay una polinización salvaje, que se realiza de forma natural, y esto puede cambiar en el día de mañana en todos los lugares del planeta por los incendios, temperaturas extremas prolongadas, sequías extremas. Los polinizadores salvajes, que son las abejas solitarias, no van a soportar esta situación. Además, algunas especies de abejas tropicales van a ascender a nuestro hemisferio, serán solo el 5 ó 10% de las abejas presentes hoy en día. Y los abejorros, que son unos polinizadores por excelencia, van a desaparecer, por la sequía y el calor extremos. Va a ser imposible salvarlos.
“La producción española ya bajó a la mitad”
–¿Algún país tomó medidas preventivas hace tiempo?
–Las zonas tropicales son distintas, pero el contorno mediterráneo es el más afectado por el cambio climático, y tres cuartas partes de España pertenecen a la zona mediterránea. España es uno de los países más importantes en el mundo apícola, pero su producción ya bajó a la mitad.
–¿No hay otra alternativa de alimento para las colmenas ante el desastre que nos espera?
–Podemos alimentar las colonias de abejas de forma artificial, con pienso, pero eso costará mucho dinero. Hoy en día el medio ambiente ofrece ese alimento gratis a los insectos, y el día de mañana no podrá hacerlo.
–¿Nos dimos cuenta demasiado tarde del impacto del cambio climático?
–Los modelos están claros, pero no hay actitudes ni reacción. Hace diez años que estamos avisando de esto en Europa. Solo cuando la gente se ve directamente afectada es cuando toma conciencia. Las personas creen que no es nada que la temperatura global suba medio grado, pero esto implica que la frecuencia e intensidad de los acontecimientos meteorológicos extremos va a aumentar: vamos a tener temperaturas máximas por encima de los 45 ºC y sequías muy extremas incluso aquí en Galicia. Si seguimos con este rumbo, un 50% de las especies de plantas van a desaparecer, y va a a pasar rápido, no vamos a esperar 30 años para verlo.
–Mencionaba la caída de la producción de miel en España. ¿Hubo algún país que dejase de elaborar este alimento por el cambio climático?
–En Marruecos, por ejemplo, su producción de miel cayó un 30% el año pasado y hubo una enorme cantidad de muertes en sus colmenas, por la sequía extrema.
"Si seguimos con este rumbo, un 50% de las plantas va a desaparecer"
–El año pasado, los fuegos de la comarca ourensana de Valdeorras arrasaron con colmenas. ¿Cuánto tiempo ha de pasar para que una colonia vuelve a tener plantas de las que alimentarse?
–En fuegos forestales, los bomberos deben tener en cuenta las crías de todo tipo de ganado, pero se les da una relevancia mínima, porque los apiarios se están quemando igual que los montes. Cuando arde el monte, tiene que pasar un tiempo para que haya pasto.
–¿Ayudará el apiturismo a la concienciación?
–La apicultura tiene que diversificar los sectores a los que puede fornecer, y en este aspecto, el apiturismo, sobre todo aquí en la Serra do Candán, es un tema sumamente importante.