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El frustrado testamento del Estado

Edificio del antiguo ambulatorio de A Estrada. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Preservar el patrimonio es una de las obligaciones de las administraciones públicas, sobre todo si se trata de inmuebles con un valor histórico-artístico relevante, pero tampoco está de más tratar de mantener aquellos edificios que forman parte de la memoria colectiva de los ciudadanos. Un cambio de uso es otra de las razones por las que aprovechar estas infraestructuras para, en vez de levantar otras nuevas, darles contenido con servicios a los administrados. Este es el caso de dos edificaciones que, sin tener un valor arquitectónico importante, sí pueden ser recicladas por los concellos de A Estrada y Lalín: sus ambulatorios; ambos construidos a finales de los años 70 del siglo pasado.

Estructura de seguridad en la fachada trasera del centro de salud de Lalín. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

El ayuntamiento de Tabeirós, ya con su nuevo centro de salud en funcionamiento, fue el primero que contactó con el Estado para reclamar la cesión de este edificio y la respuesta fue negativa. El de Lalín, apuntalado y con medidor de grietas desde finales de 2020, dejará de atender pacientes cuando –todavía no hay fecha estimada– abra el Centro Integral de Saúde (CIS) en el Alto de Vales. Todo apunta que el ministerio mostrará el mismo camino al concello dezano y tampoco firmará un simbólico testamento con el que le concede la propiedad. Porque hace cuatro años ya hubo promesas electorales para rehabilitar este edificio para poner en marcha servicios de carácter social, pero la promesa se quedó en eso.

El Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones comunicó a mediados del pasado mes de enero al Concello de A Estrada que no tenía intención de acceder a la solicitud de reversión cursada por la administración local, tanto por el terreno como por el edificio en ellos emplazado. Fue en una sesión plenaria de septiembre de 1973 cuando el Concello toma el acuerdo de ceder gratuitamente, al entonces Instituto Nacional de Previsión del Ministerio de Trabajo, un solar de más de 2.000 metros cuadrados situado en la Avenida de Santiago, al objeto de que en él se construyese un ambulatorio de la Seguridad Social. La oficina de este último departamento sí continúa en el mismo inmueble. El ministerio no ofreció al ayuntamiento otra alternativa ante esta negativa a la reversión.

Las cuatro fuerzas políticas estradenses confían en un cambio de postura o al menos así se entiende si echamos un vistazo a los programas electorales, donde todos tienen propuestas para recuperar el viejo ambulatorio. Un centro integral socio-asistencial, llevar allí el departamento municipal de Servicios Sociales, una residencia de mayores o un centro de día son algunas de las promesas.

El ambulatorio de Lalín, ampliado en la década de los años 90 del siglo pasado, fue construido en 1978 y su estado es deplorable, hasta el punto que la Xunta tuvo que instalar una estructura de seguridad en su fachada posterior ante el riesgo de desplome del edificio. Se da la paradoja, como en el anterior caso, de que la competencia de Sanidad recae en la comunidad autónoma, pero las edificaciones son propiedad del Estado. Desde hace aproximadamente 30 meses no se puede estacionar en el único aparcamiento del centro de salud, cerrado, precisamente por seguridad al estar en la parte trasera del edificio.

Ambos concellos tienen un as bajo la manga y en Lalín, su gobierno, ya deslizó la que podría ser su estrategia para lograr la cesión del inmueble. O bien el ministerio accede al traspaso del mismo o, dado su deficiente estado de conservación, la administración local hará valer sus competencias para exigir al ministerio que mantenga el centro de salud en perfecto estado. Es decir, si lo arregla el Concello, se lo queda, y en caso contrario, será el ministerio el que deba acometer las obras de conservación a la fuerza.

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