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La senda de Asunción Arias contra todas las barreras

La presidenta de la Asociación Camiño de Inverno por Valdeorras recala en Lalín tras cumplir su sueño de realizar la ruta jacobea

Asunción Arias, ayer, en Palmaz junto a sus compañeros de ruta jacobea. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

La presidenta de la Asociación Camiño de Inverno por Valdeorras. Asunción Arias, está realizando el Camino de Inverno desde Ponferrada en un triciclo adaptado. Cinco personas en total forman la expedición, “tres que van siempre conmigo y otra más que nos alimenta, que se llama José Luis, nuestro cocinero”, explicaba ayer Arias tras llegar a Palmaz y desplazarse hasta Lalín para reponer fuerzas y descansar. Hoy tienen pensado salir con destino a A Bandeira porque la intención es llegar al Obradoiro este domingo en torno a las 10.30 horas.

La singular peregrina recuerda que “esto surgió en un congreso organizado en Tui por una asociación del Camino Portugués. El año pasado dos invitados en él nos impactaron, un maestro cuya escuela rural estaba en el Camino Portugués donde los niños recibían a los peregrinos de todos los países, y una persona que hizo el Camino con los miembros de DisCamino, que era una mujer con un problema de cuando tienes un accidente”. Asunción Arias explica que “Javier Pitillas, de DisCamino, me preguntó si yo había hecho alguna vez el Camino. Le dije que en los trece años que llevaba pues casi siempre de apoyo pero que realmente en la ruta jacobea nunca había estado. Me preguntó si me gustaría y le comenté que para mi sería un sueño poder realizarlo. Entonces, fue cuando me animó a acercarme a Vigo para ver las bicicletas que tenían”.

Fue entonces cuando esta decidida mujer se puso manos a la obra para afrontar su reto personal: “Reflexioné y me decidí por ir a Vigo para empezar a probar bicicletas. A partir de ahí, estuve yendo cada mes a Vigo para entrenar. Es un triciclo al que le vas poniendo los piñones pero tengo que decir que no es nada sencillo manejarlos porque tan pronto saltas como vuelcas. Tienes que tener un equilibrio muy grande con esto”. En este sentido, aclara que “les pedí un triciclo y estuve con él durante casi dos meses entrenando todos los días unos 13 kilómetros de distancia durante dos horas o más”.

Asunción Arias no está sola en su nueva aventura que ayer la trajo hasta Lalín y que hoy le llevará a Silleda siempre con la vista puesta en la catedral de Santiago de Compostela. “Llevamos una furgoneta de apoyo que es la que recoge el triciclo y desde ella nos aportan todo lo que necesitamos, como agua y demás”, explica la presidenta de la Asociación Camiño de Inverno por Valdeorras. Arias también recalca que “lo que estoy tratando de hacer a nivel particular es que pensemos en los otros, los que tienen diferentes discapacidades. Yo no estoy diciendo que hagan el Camino Arriano, si no destacar a personas y asociaciones como DisCamino, que hacen una labor voluntaria y plenamente desinteresada, que nos tratan de una manera humana impresionante, haciendo posible que tengamos la oportunidad de hacer algo tan maravilloso y de gran valor que tenemos en Galicia como es el impresionante Camino de Santiago”.

Y en cuanto al trayecto que está llevando a cabo por vez primera en su vida asegura que se trata de “un Camino de toda la humanidad, donde en su interior no hay culturas ni razas, sólo una cosa que se llama humanidad. Somos de este planeta, los que yo llamo los terráqueos, los que viven en la Tierra y que todos juntos hacemos una cadena dorada y hermosa porque somos los auténticos hijos de las estrellas. El Camino lo que hace es unirnos desde el corazón”. Asunción Arias está muy agradecida por el recibimiento que está teniendo en los distintos lugares por los que pasa. Ayer quiso mostrar su agradecimiento en especial a Daniel Antelo, del colectivo Peregrinus Dezae, y a Moncho Villanueva por su hospitalidad.

Por otro lado, cabe recordar que la historia de DisCamino, la asociación viguesa que ayuda a Asunción Arias a cumplir con su sueño de llegar a Compostela, empieza en agosto de 2009 cuando Gerardo, un muchacho sordo-ciego de la ciudad olívica, hizo su primer Camino de Santiago pedaleando sobre un “copilot”, triciclo tándem de origen holandés que un alma caritativa decidió donar para que pudiera cumplir su sueño, tal y como indican en su página web. En ella también señalan que DisCamino se convirtió “en nuestra herramienta para poder lograr que cualquier persona discapacitada pueda disfrutar de todo lo que la peregrinación ofrece a cualquier otro peregrino del Camino de Santiago”.

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