El candidato de Compromiso, Rafael Cuíña, defendió ayer en el mitin central “un Lalín de libertad e igualdad de oportunidades para todos”. Con el auditorio lleno, arrancó su discurso con la confianza de alcanzar el apoyo del electorado para volver a ser alcalde, “el pueblo por el que mi padre tanto luchó”. “Aprendí de mi padre a que cada problema de un vecino, por pequeño que sea, es el problema más importante del mundo para él”, proclamó, recordando la figura de su progenitor, Xosé Cuíña.
Dijo que, contra lo que pensó alguna gente, “que tras perder por 86 votos iba a renunciar, estuve todas las mañanas en el concello, como nunca hizo un jefe de la oposición y desde el primer día empecé a ver cosas que no me gustaban”. Mencionó la “caída en desgracia” de los trabajadores municipales que fueron independientes durante su mandato o los contratos a afines al ejecutivo actual. “Les quedan 72 horas para que acabe esta situación”, advirtió. También lamentó la “marginación” de muchos vecinos por no pronunciarse a favor del gobierno o por no salir en fotos apoyando al PP, en las que aparecieron personas que llevan pocos meses trabajando en el ayuntamiento. “El Lalín del caciquismo debe finalizar este domingo”, remarcó antes de proclamar que “yo tengo un concepto muy diferente para el Lalín que quiero para vuestros hijos, para mis hijos, para vuestros nietos...”.
En esta línea reivindicó que “los tiempos oscuros actuales tienen que mudar en un Lalín de libertades en el que cada vecino diga el que considere sin represalias, en el que haya empresarios en igualdad de condiciones para ofertar por los contratos públicos, y en el que para acceder a empleos municipales no haya que ser servil con un alcalde o con un concejal”.
En el campo económico, recordó que dejó un ayuntamiento sin deudas y con unas arcas públicas con dinero para hacer proyectos o los 5 millones para reformar los núcleos de Doramiro, Lalín de Arriba, las calles Principal y Loriga o la Avenida Cuíña. Y puso en valor que los pedáneos fuesen elegidos por sus vecinos. Criticó que el PP deje una deuda de 11,5 millones de euros y que esté inmerso en una vorágine de compra de casas millonarias, con proyectos como la Gran Praza, mientras las parroquias llevan 30 años sin servicios. “Es una vergüenza democrática” a la que se suman anuncios a dos días de ir a las urnas, “colgándose medallas sobre obras que le negaron a nuestro rural durante tres décadas”. Alertó de unos “datos de empleo preocupantes”, una ampliación del polígono “vetada por la Xunta durante 14 años” o un CIS que acumula cuatro años de retraso sobre la fecha de finalización prevista en el convenio firmado por él. Abogó por “un Lalín atrayente para la gente” con la humanización de calles, duplicar las ayudas a deportes o becas para estudiar idiomas en el extranjero, medidas que comparó con el modelo del PP de gastar 100.000 euros en orquestas. Y refexionó sobre las potencialidades de Lalín más allá del Cocido, con el turismo como eje fundamental, y para eso garantizó la construcción de un albergue de peregrinos. En paralelo, destacó la responsabilidad institucional de Compromiso en su labor de oposición al pactar la Agenda Urbana.
“Quiero que mis hijos, aquí presentes, tomen nota para cuando sean mayores, que su padre fue hombre honesto, que en lugar de decidir una vida más cómoda, dio un paso al frente para trabajar con modestia por su pueblo, y siempre tuvo claro que era su humilde servidor, y que hasta el último día de su vida llevará como Xosé Cuiña en el corazón, a Galicia Nai e Señora”, proclamó en un acto en el que también intervinieron los candidatos Teresa Varela, Iria Fernández, José Luis Abeledo y Rubén Díaz.