Los vecinos y vecinas de las parroquias de Oca, Loimil, Orazo, San Miguel de Castro, Riobó y Remesar despedían ayer con un cálido homenaje al que ha sido su médico de familia del centro de salud de Oca durante nada más y nada menos que 25 años. Manuel Fernández Areán, natural de Chantada, llegó hace un cuarto de siglo a la parroquia para atender a más de 1.200 pacientes y muchos de ellos quisieron arroparlo ayer en este final de etapa para demostrarle su agradecimiento y su cariño después de que este les anunciara su jubilación.
El acto tuvo lugar en el pabellón deportivo del CEIP de Oca y constó de una comida en la que participaron cerca de 130 personas y de la entrega de un detalle al Areán, quien reconoció sentirse “tremendamente orgulloso y emocionado por todas las muestras de cariño que he recibido”. Desde las 14.30 horas, que empezaron a llegar los comensales, hasta bien entradas las siete de la tarde, pacientes y facultativo compartieron una peculiar jornada del 17 de mayo, en la que el protagonista era únicamente este entregado profesional.
Después de tantos años, Areán confiesa que ha visto como Oca ha ido cambiando, aunque puntualiz a: “sorprendentemente, a nivel poblacional no ha bajado mucho, desde que entré yo nuestro cupo habrá bajado en 100 o 200 pacientes”. Actualmente, el centro da servicio a 1.100, según compartía el facultativo. Él reconoce que “la relación médico-paciente que se establece en un centro rural es totalmente distinta a la que se da en centros de ciudades o pueblos más grandes, es más personal e íntima”. “Lo sé porque yo trabajé en ambas y no hay comparación” declara.
De hecho, pese a que su residencia permanente está más próxima a Santiago que a Oca y a haber contado con varias oportunidades para cambiar su destino de trabajo, Manuel señala que no quiso irse: “estaba muy cómodo aquí, con mis pacientes, mis compañeros y el centro en general”. Su fidelidad a la parroquia no ha pasado inadvertida y los vecinos así quisieron demostrárselo en un gesto que, como apunta el facultativo: “hoy día no es muy común, pero tampoco lo es que un médico dure 25 años en un centro rural, la gente ahora se mueve más”.
Tras finalizar esta larga etapa de su vida, llevándose numerosas anécdotas, Manuel se va con una reflexión que se centra en la importancia de mantener este tipo de servicios en el rural “siempre que el cupo sea lo bastante amplio, con menos de 400 pacientes no tiene sentido hacerlo”. En el caso de Oca son 1.100, a los que considera “puede dársele el mismo servicio que en un centro de pueblo” y que facilita la vida a los vecinos pues: “ la distancia al pueblo es de 15 kilómetros y aquí hay mucha población envejecida”.