Los restos mortales de Roberto José Rivas Martínez descansan desde ayer en el cementerio del Santuario de A Saleta, fundado por su bisabuelo en Siador. Más de dos centenares de personas asistieron a las exequias por el aristócrata, abogado y filántropo abarrotando tanto la capilla del Pazo de Sestelo, donde fue velado el cadáver, como en el posterior solemne funeral y entierro en el camposanto silledense. Entre ellas se pudo ver al alcalde de Silleda, Manuel Cuíña, y a la concejala Paula Fernández, dándole el pésame a la viuda de Rivas, María Eugenia Espinosa de los Monteros Ortiz de Zeballos.
El solemne funeral tuvo lugar en la iglesia de San Miguel de Siador y contó con la presencia de una docena de clérigos, que ayudaron a oficiar la eucaristía presidida por José Criado, rector del santuario de O Corpiño. Cabe destacar que antes del oficio religioso tomó la palabra el padre Amador, de la comunidad saletina, para destacar y agradecer la colaboración prestada por Roberto Rivas con el santuario y el profundo cariño que el difunto le tenía. Además, el obispo de Lugo, Alfonso Carrasco Rouco, trasladó a la familia por escrito sus condolencias excusando su presencia.
Por otro lado, el colectivo Amigos da Ponte, de Ponte Ledesma, también quiso unirse ayer a las condolencias por el fallecimiento de Roberto Rivas, agradeciendo la donación del monolito en recuerdo de la batalla contra los franceses y destacando el interés mostrado siempre por su conservación.