Bendoiro, el tesoro que esquivó al AVE sale por fin a la luz

Los restos arqueológicos del castriño recalarán en el Pazo de Liñares tras haber sido analizados por el CSIC

Hace más de tres lustros la comarca se subía al tren de la alta velocidad y, aunque los ciudadanos no disponen de una parada para tomar el convoy, Deza se acercaba más a la meseta con el Tren de Alta Velocidad (TAV). Cuando las obras llegaron al tramo lalinense se toparon con la existencia de una fortificación: el Castriño de Bendoiro, que podría ser arrasado. La tenacidad de personas como el geógrafo Antonio Presas fue fundamental para, después con el respaldo de las administraciones públicas, salvar el castro y forzar al ministerio a modificar la traza de la vía.

El yacimiento fue descubierto en 2006 y poco después comenzaron los trabajos de intervención para determinar el alcance de los vestigios. De estas labores se encargó una empresa que, contratada por el ministerio, excavó la fortificación, donde aparecieron alrededor de alrededor de 30.000 fragmentos, parte de ellos cerámicos. Pasaron los años y nada se sabía del resultado de la investigación científica y tampoco del estado de las piezas, si habían sido catalogadas, e incluso sobre su paradero. Fue a finales de 2020 cuando, tras varias indagaciones, FARO desveló que la empresa que había asumido la intervención no estaba por la labor de completar su trabajo por razones económicas, pues Doa (Desenrolo e Obras de Arqueoloxía SC) adujo que los fondos que le había asignado el ministerio eran insuficientes.

Meses después, tras la intervención de la Dirección Xeral de Patrimonio, se alcanzó un acuerdo y el legado del Castriño de Bendoiro fue depositado en cajas en el Museo de Pontevedra. A partir de ahí la institución provincial vio en este legado una oportunidad para la realización de un estudio y que estos vestigios fuesen, primero analizados, y después fuesen exhibidos en el Centro de Xestión do Coñecemento Arqueolóxico (CXCA) del Pazo de Liñares, cerca de donde habían aparecido.

Revisión pormenorizada

La institución presidida por Carmela Silva firmó un convenio con el Instituto de Ciencias del Patrimonio (Incipit) en el que esta entidad, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas llevó a cabo una valoración preliminar de los materiales metálicos y líticos de las campañas arqueológicas de los años 2006 y 2007. De 27 piezas seleccionadas, trece fueron analizadas de forma no invasiva. El proyecto fue dirigido por Xosé Lois Armada y César Parcero Oubiña, con María G. Faro y Pau Sureda en el equipo técnico.

El informe refleja algunas consideraciones a tener en cuenta. Así, los científicos subrayan que inventario de los materiales líticos y metálicos elaborado por la directora de la excavación es claro, completo y constituye un buen punto de partida para los trabajos que se realicen posteriormente en torno a estos materiales. Que el material cerámico requiere una revisión pormenorizada, sin embargo, algunas cajas contienen vasijas aparentemente remontables que, restauradas, podrían formar parte de una exposición. Que es necesaria una intervención de limpieza, estabilización y reembalaje de parte de los materiales, en particular de los metálicos y sobre todo de los hierros, por parte de profesionales de la restauración y conservación pues si no se realiza este trabajo la preservación de algunos de los hierros puede verse seriamente comprometida.

Pero, ¿qué contiene el tesoro de Bendoiro que ahora ve la luz después de años de ostracismo? En Liñares se podrán ver alambres de oro, molinos, piedras de afilar, fíbulas, una punta de lanza, placas de enganche, alisadores para tareas domésticas y bastantes objetos de bisutería de la época.

Una ‘perra chica’

Bajo la tierra de la fortificación lalinense también aparecieron monedas y en este trabajo fueron catalogadas al menos un par de ellas. Una se trata de una caetra de bronce en cuyo anverso se puede distinguir la cabeza del emperador romano Augusto (63 a.C-14 d.C) que tiene un peso de 8,8 gramos. Muchos años después fue acuñada otra moneda, en este caso la conocida como perra chica que, según los investigadores, fue puesta en circulación durante la Primera República española. Hay piezas que llaman poderosamente la atención como una cuenta de collar realizada en pasta vítrea y con su interior relleno de oro. Este legado podrá ser contemplado en el Pazo de Liñares, donde se exhibirá una parte de la historia de los que poblaban las tierras lalinenses hace unos 3.000 años.

Suscríbete para seguir leyendo