Con el viento en contra

Patrimonio como el recinto fortificado de Castro Valente o la Rapa das Bestas podrían quedar a la sombra de gigantes molinos de viento

Joaquín Diéguez y un amigo, en la fuente de Castro Valente.

Joaquín Diéguez y un amigo, en la fuente de Castro Valente. / Ana Cela

Ana Cela

Ana Cela

Tengo recorrido toda la muralla. La Fonte de San Xoán estaba justo al borde, en una de las entradas. Tenía al lado un ciprés y allí comíamos cuando íbamos de caza. Bordeabas caminando todo el castro”. El recuerdo de aquellos días con hermanos y amigos al aire libre en lo alto del Monte Castro Valente continúa intacto en la memoria de Ignacio Diéguez, cesureño de nacimiento y vecino de A Estrada desde hace décadas. A él no le hacen falta fotografías realizadas con un dron para saber por dónde discurría la muralla de 1,2 kilómetros que encerraba un recinto de unas 11 hectáreas, un yacimiento arqueológico que se apuesta por estudiar en mayor profundidad y al que podrían dar sombra gigantes molinos de viento pertenecientes a un parque eólico.

Los aerogeneradores son un nuevo colonizador para este singular montículo, como en su día lo fueron las plantaciones de pinos, modificando una cumbre que –se estima– pudo ser allanada hace siglos para la construcción del recinto fortificado. “De aquella no había tanta plantación de pinos. Era todo monte raso; había algún pino, pero no la repoblación que hay ahora. Eso lo hicieron después, me acuerdo perfectamente”, rememora Ignacio. Comparte que, tanto para él como para algunos de sus hermanos, aquel era un sitio muy especial, no solo por lo que representa desde el punto de vista patrimonial, sino por las estampas que recuerdan unas vivencias de total felicidad.

Castro Valente está, de nuevo de actualidad, a raíz de que el equipo de arqueólogos que realizaron una expedición en la zona en 2020 –como en su día recogió FARO DE VIGO– hayan publicado ahora los resultados de un trabajo para el que se aguarda continuidad, a fin de seguir conociendo lo mucho que aun se ignora de un yacimiento que podría estar a caballo entre el fin del Imperio Romano y la Alta Edad Media y en el que se estima la existencia de al menos 30 torreones, configurando una estructura planificada de muralla que guarda similitudes con la de Lugo.

Eólico

En la cima de Castro Valente se proyecta un parque eólico que toma prestado su mismo nombre y que afectaría a los municipios de Pontecesures, Valga, A Estrada y Padrón. La instalación aguarda una producción neta de 63.457 MWh/año, después de realizar una inversión que, sin IVA, se calcula en 14,7 millones de euros. No se trata solo de instalar los aerogeneradores –tres– sino de toda la infraestructura que requiere un parque eólico, un proyecto al que se suma el paso de una línea de alta tensión. No hay muros que impidan apreciar el impacto. Si otrora la construcción de cortafuegos supuso una huella en este patrimonio, ahora Castro Valente parece tener el viento en su contra.

Tampoco lo tiene a su favor la Rapa das Bestas, al menos de momento. Este patrimonio, vivo en los montes que circundan la parroquia estradense de Sabucedo, también teme la instalación de un parque eólico justo en la zona de campeo de las manadas de O Santo, los célebres caballos a los que se conoce –paradójicamente– con el nombre de Fillos do vento. En este caso es el eólico Campo das Rosas el que tiene puestos los ojos en estos terrenos para la instalación de molinos e infraestructura precisa.

BIC

No deja de resultar curioso que tanto en Castro Valente como en Sabucedo se proyecten parques eólicos en un momento en el que también se lucha por la consecución de este patrimonio como Bien de Interés Cultural (BIC). En 2021 el PSdeG-PSOE presentó una proposición no de ley en el Parlamento de Galicia para que Castro Valente obtuviese esta protección. Los socialistas apuntaron entonces a las posibles repercusiones negativas que podrían tener los eólicos que prevén instalarse en la zona, instando a que se proteja el yacimiento. Lo calificaron entonces como “uno de los mayores recintos fortificados de Galicia”, que “solo es comparable morfológicamente a la muralla de Lugo”. En ese momento, el PP rechazó la propuesta señalando que Castro Valente está incluido en el Catálogo del Patrimonio Cultural de Galicia y “goza de un nivel de protección muy elevado”. Con independencia de las consideraciones políticas, nadie puede poner en duda que Castro Valente es un tesoro y que, si se construyó para servir de protección, no se ha de bajar la guardia si precisa auxilio.

La Rapa das Bestas lucha por su consideración como BIC de carácter inmaterial. Este reconocimiento conlleva una protección, una red de seguridad que ha de lanzarse sobre los caballos que se encargan de perpetuar una tradición ancestral, propietarios sin título desde hace siglos del que es su hábitat y que desean seguir corriendo con el viento a favor.

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