Techos caídos, paredes desconchadas y goteras en los pasillos e incluso en algunas aulas forman parte del día a día de otra comunidad educativa dezana. El CEIP Plurilingüe de Silleda no es el único de la comarca que presenta un estado tan lamentable que pone en peligro la integridad física de alumnos, docentes y demás personal. Lo mismo sucede en el colegio de Agolada, construido también en la década de 1970 y que, como su gemelo trasdezano, clama a gritos por una reforma integral.
Charcos en los pasillos
“¡Hasta los libros y el material están húmedos ya en alguna clase”, proclama Mónica Negro, presidenta de la ANPA Aquam Lata, que lleva un año denunciando la situación sin respuesta efectiva por parte de la Consellería de Educación. El agua se cuela hasta la segunda de las tres plantas del edificio, en donde han tenido que retirar varias planchas del falso techo por la cantidad de goteras que había. Allí, en el rellano de las aulas de 5º y 6º, pueden verse hasta cinco cubos y tinajas para recoger el agua, aunque alguna siempre se escapa y termina formando charcos. “Es un peligro, porque los niños bajan corriendo y pueden resbalar”, advierten desde la asociación de progenitores. Las goteras llegan a la planta baja, por ejemplo, al aula utilizada para el servicio de conciliación, estrenado este curso, un espacio en donde, además, los niños se quejan de que pasan frío.
Son solo algunas de las deficiencias más graves y que, por tanto, precisan un arreglo inmediato. Así se lo ha comunicado la ANPA a través de correos electrónicos y cartas a Educación, a su jefatura territorial y al propio conselleiro, Román Rodríguez, esta última por registro de entrada en la Xunta. Tras esta última misiva les dijeron que se pondrían en contacto con ellos, pero “seguimos esperando y la situación va cada vez a peor”. El colectivo, igual que la dirección, ha informado de todo al Concello de Agolada, responsable del mantenimiento.
Gimnasio
Pero no son las únicas deficiencias del CEIP de Agolada. El gimnasio, construido también hace cinco décadas en ladrillo, presenta humedades en sus paredes y el suelo levantado. No cumple la normativa de accesibilidad –una alumna en silla de ruedas que estuvo en el centro hasta el curso pasado nunca pudo ir con sus compañeros– y ni siquiera tiene baño, lo que obliga a los niños a tener que cruzar el patio en caso de necesidad y, a los más pequeños, a tener que ir acompañados de su maestra. “A veces cuando vuelven al gimnasio para dar la clase ya toca el timbre”, refieren. Desde Aquam Lata creen que la solución pasa por construir un nuevo gimnasio.
Antiguas viviendas
Las antiguas viviendas de maestros, pegadas al patio escolar, corren peligro de derribo y la única protección es un muro de alambres con una base de bloques. “Eso se mueve todo”, alerta Negro. Inestable es también el murete que jalona la pasarela de acceso al gimnasio, como advierte la cinta colocada por Protección Civil.
El único “compromiso” que la asociación ha podido arrancar a Educación, en una reunión con su junta territorial, es el de cambiar las ventanas en mayo de este año. Y en noviembre pasado les arreglaron la calefacción y el tejado plano que hay en la parte de la biblioteca, “que también estaba llena de goteras”, apunta Negro.
