El guardián entre el centeno de Quireza

La parroquia cerdedense de San Tomé de Quireza cuenta con su propio Holden, y su nombre es José Bugallo. Aunque fallecido desde hace años, la bondad de este vecino ha quedado impresa en la memoria de aquellos que tuvieron la suerte de cruzar sus caminos con el. Por ello, los niños a los que, durante los 80 y los 90, este hombre salvó de caer en el precipicio, al igual que el protagonista de la novela de J.D. Salinger, El guardián entre el centeno, soñaba con hacer, le rindieron ayer homenaje ante la puerta de su vivienda.

El acto, que comenzaba a las 13.00 horas, consistió en el descubrimiento de una placa con su nombre en la fachada del inmueble que Bugallo solía habitar, pronunciando allí unas palabras de agradecimiento a su persona. Posteriormente, todos los asistentes disfrutaron de una comida que sirvió para que muchos de ellos se reuniesen de nuevo, reviviendo la feliz infancia.

Según cuentan los organizadores, José, que trabaja como cobrador de Fenosa y reparando averías, renunciaba a su propio tiempo para ayudar a los demás. A los jóvenes de la zona les inculcó la pasión por el deporte, comprándoles camisetas del Barça, su equipo, y balones para que pudiesen jugar al fútbol. Su mayor preocupación era que estos chicos estuviesen entretenidos en tareas sanas, que les ayudasen a desarrollar sus habilidades tanto físicas, como sociales, y les enseñasen a perseverar. Bugallo echaba una mano también a los mayores, con averías, papeleo o cargando pesos. Era, en definitiva, la personificación de altruismo.

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