Los últimos cafés de Lola y Pana

El matrimonio que regenta el Bar Parque desde hace 32 años cede el testigo por jubilación y organiza una fiesta de despedida el 22

Pepe y Lola, con su hija, 
María Elena, ayer, en la terraza 
del Parque.   | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Pepe y Lola, con su hija, María Elena, ayer, en la terraza del Parque. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN / Ángel graña

Todo el mundo en Silleda conoce el Café Bar Parque y también todos saben quienes son Lola y Pana, sus máximos responsables durante más de tres décadas.Una vez cumplidos los 65 años de edad, Lola Vázquez Vera y José Cibeira Blanco se jubilan y su única hija, María Elena, no asumirá el relevo, pues ya regenta otro bar junto a su marido en la misma localidad, el Maril.

Lola derrocha simpatía, incluso en la hora de la despedida. “Han sido 32 años trabajando todos los días, así que son muchas horas detrás de la barra”, asegura. Además, goza de una excelente memoria para relatar unos inicios que sobre el papel pintaban bastos: “Empezamos el 14 de septiembre de 1990. Al principio no fue fácil salir adelante. Tanto es así que no pensaba estar aquí más que unos meses, pero después fue todo muy bien. Pillamos muchas crisis y de todo pero, después, tenemos que decir que tuvimos muy buenos clientes. Además, toda la juventud de Silleda respondió fenomenal, sobre todo cuando abrimos la terraza. Ahora, todos están muy apenados por nuestra marcha”, explica.

Antes de que el Parque se convirtiera en un lugar de obligado paso en Trasdeza, esta cordial pareja cruzó el charco como muchos otros en busca de fortuna. “Nos fuimos a Venezuela, donde nuestra hija cumplió los 4 años. Allí mi marido trabajaba en la hostelería y yo me quedaba en casa, cosía y arreglaba ropa”. Llegados a este punto hay que dejar claro que el apelativo de Pana significa “amigo” en la patria de Bolívar, y se usa generalmente en sentido apelativo, esto es, para llamar la atención de alguien a quien se tiene confianza. Lo cierto es que ambos, en especial el marido, regresaron de su aventura caribeña cargados de experiencia e ilusión cuando apareció la opción de hacerse con el bar en régimen de alquiler junto con la vivienda que hay encima, donde residen.

A pesar de que a aquel Parque de la primera época le costó arrancar hasta llegar a ser lo que es hoy en día, la tenacidad de esta pareja pronto lo puso en el punto de mira de una variopinta clientela. En este sentido, Lola Vázquez considera clave de este éxito la buena aceptación que enseguida tuvieron en la localidad. “Tengo que reconocer que tenemos una clientela muy fiel, muy fija y muy buena. Gracias a ellos estamos aquí durante tantos años. Además, estamos cerca de la parada de taxis, lo que ayuda a la hora de contar con clientes de todo tipo”. Al hilo de esto, subraya la importancia de acostumbrar a los clientes en lo que a las franjas horarias se refiere, indicando que “en tantos años hubo de todo y la pandemia también nos afectó. Salimos como pudimos de todas ellas, aguantando. Nosotros siempre tuvimos los mismos horarios, abriendo a las siete y media de la mañana y Pepe siempre se quedaba hasta las tantas. Hasta las cuatro o cinco de la mañana no se acostaba”.

Preguntada por cómo afrontará su jubilación, Lola reconoce que no lo tiene nada claro y duda de que a Pana le vaya bien tanto tiempo libre: “Yo espero tener tranquilidad pero no sé aún qué voy a hacer. Veremos si Pepe se acostumbra porque él es muy de este oficio. A mi marido este trabajo se le dio siempre muy bien. Tenemos una terraza muy grande y él trabaja que es una pasada. Mi marido es muy de esta profesión. Eso es cierto”. Porque la terraza es una de las zonas más concurridas del Parque desde que se abrió al público. “Lo de la terraza es alucinante. Este año casi no dábamos hecho con tanta gente. Nos pasó lo mismo el año pasado. Entre los dos había días en que pensábamos que no podríamos atenderla por la cantidad de gente que venía. Yo creo que si tuviéramos más espacio, meteríamos a muchos más clientes. Fíjate cómo será que se dieron casos de gente esperando a que se vaciase alguna mesa para poder llegar a cogerla”.

Reapertura en 2023

En cuanto al futuro del establecimiento, la numerosa clientela del Parque puede respirar tranquila porque con el nuevo año el bar reabrirá, eso sí, con nueva gerencia. Lola desvela que “el local lo va a coger una gente que empieza en enero. Va a seguir con el mismo nombre de Parque porque será así toda la vida”. Los dueños del inmueble son los propietarios de otro bar, A Pedra, pero a los que tomarán su testigo casi no les conocen. “Sé que son argentinos y poco más”, dice Lola, que se congratula de que el bar vaya a seguir abierto. “Creo que tienen pensado abrir el 2 de enero. Nosotros tenemos que cerrar con tiempo para poder dejarles todo limpio y que puedan entrar en buenas condiciones”.

Y, como siempre que toca despedirse, los recuerdos se amontonan en una mujer que apuesta por mantener vivo el afecto recibido: “Me llevo de recuerdo, sobre todo, el cariño que nos tiene la gente en Silleda y alrededores. Yo soy de Laro y pudimos comprobar que nos quiere todo el mundo. La verdad es que somos muy afortunados, porque es lo mejor que hay y no hay dinero que lo pague. Tengo que decir con la boca llena que en ese sentido somos muy felices”.

A la fiesta de despedida del jueves 22 de diciembre está invitado todo el mundo. Habrá pinchos y bebidas gratis, “aunque sea hasta bien entrada la mañana”, apostilla Lola. Está convencida de que será muy entrañable, sobre todo el compartirlo con quienes durante 32 años les han sido incondicionales.

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