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A Estrada explora la vivienda rural colaborativa

El Concello estudia aplicar los modelos de “coliving” y “cohousing”, este último destinado a mayores de 55 años y respaldado por la reciente normativa de la Xunta | Localizaciones “las hay”, aunque todavía se reservan

Un ejemplo de vivienda colaborativa, con apartamentos privados y servicios comunes. | // FDV

Vivir en un ámbito rural y con todos los servicios urbanos al alcance. Estar en el campo y tener una estación del AVE o un aeropuerto a unos 15 minutos en coche. A Estrada tiene que jugar sus bazas para superar el reto demográfico y no bajar de los 20.000 habitantes si quiere conservar su categoría municipal. A ello se encaminan políticas aplicadas en el ámbito de la conciliación de la vida laboral y familiar, así como de atención a los mayores. El gobierno que encabeza José López Campos tiene ahora sobre la mesa un proyecto de vivienda rural del que todavía no quiere aportar detalles, pero en el que ya se está trabajando. La idea gira en torno a la creación de un parque público de vivienda en el rural del municipio, una iniciativa que encontraría encaje en los conceptos de coliving y cohousing que comienzan a popularizarse.

“El Concello podría iniciar esa experiencia”, apuntó el regidor, que reconoció que se trata de una puerta que puede abrirse con la colaboración de esfuerzo público y privado. De este modo, podría apostarse por una gestión mixta de este tipo de parques de viviendas en determinadas parroquias en las que existan inmuebles que permitan una rehabilitación o reconstrucción. Las fórmulas posibles son muchas, desde una línea de subvenciones para rehabilitar vivienda privada o aprovechar las ayudas que se avecinan para proyectos sostenibles.

El concepto coliving emana de una extensión del coworking al ámbito de la vivienda. En relación a este concepto, López indicó que se trataría de ofrecer viviendas particulares con zonas comunes para compartir cuestiones como un salón de actos, espacio deportivo o servicios como el de lavandería.

Normativa autonómica

Por otra parte, el alcalde recordó que Galicia aprobó en octubre la primera normativa gallega de las también llamadas viviendas colaborativas. Este modelo de convivencia denominado cohousing tiene ya soporte en unas directrices autonómicas que regulan y definen las condiciones materiales, arquitectónicas y de personal de un recurso que permitiría a un grupo de personas mayores vivir en un mismo lugar de manera autónoma, pero compartiendo servicios.

La idea no es nueva y cuenta ya con una amplia trayectoria en algunos países, caso de los nórdicos. La regulación que aprobó la Xunta busca dar respuesta a la demanda social de un nuevo modelo de cuidados, en el que los mayores puedan tener una vida completamente autónoma y libre. La norma establece una serie de condiciones, como que las instalaciones alberguen un máximo de 150 personas con una edad igual o superior a los 55 años. Los espacios privados están también definidos en la normativa, de modo que cada usuario tenga una zona de uso exclusivo que incorpore una habitación, un baño, cocina, salón y trastero. Al margen de estas dotaciones estarían las zonas comunes, caso de una sala o espacio de atención sociosanitaria. Estos centros tendrán que contar también con un plan de organización de servicios comunes, como podría ser el caso de un programa de actividades en común. En refuerzo de este modelo, la Xunta apuesta por servicios de cercanías que permitan a los mayores decidir dónde y cómo quieren vivir esta etapa de sus vidas.

Búsqueda de entornos ya avanzada

A Estrada tiene que buscar ahora en qué entornos podría aplicarse estos modelos de convivencia, tanto para mayores como para otras personas que puedan estar interesadas en un alquiler para este tipo de vivienda en el ámbito rural. “Los hay. No vamos a dar nombres y apellidos todavía, pero los hay”, dijo el alcalde, dejando ver a las claras que el gobierno ya está haciendo los deberes en esta materia.

La medida sería también una aliada a la hora de intentar superar la sangría demográfica y comenzar a ganar población. Con un carácter eminentemente rural, A Estrada buscaría hacer de este atributo una gran virtud. “No podemos pescar todos en el mismo mar”, opinó el dirigente estradense.

Iniciativas como esta pasarían por intentar aprovechar las posibilidades que ofrecen aldeas con múltiples construcciones abandonadas o en ruinas, tratando de acertar con la fórmula que permita su recuperación para, después, aplicar un sistema de arrendamiento que haga que el proyecto sea sostenible en el tiempo. Tu propio espacio, tu propio huerto y zonas en las que aprovechar la cooperación y las ventajas que implica vivir en comunidad, en un entorno medioambiental inmejorable y con la proximidad de una amplia cartera de servicios urbanos.

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